Día a día no dejan de aumentar en nuestro país los asaltos y ataques violentos contra ancianos para saquear las pocas pertenencias que tienen. Ataques que no conllevan sólo el miserable objetivo de robar unos pesos sino que vienen acompañados de agresiones físicas y morales violentas que no pocas veces han cobrado la vida de los gerontes.Sólo en 2005 hubo 40 muertos por estas agresiones.
En los últimos meses se han conjeturado muchas explicaciones para el fenómeno. Algunos hablan de un "contagio" colectivo que proviene de la cobertura de los medios de comunicación, abusos de droga en los delincuentes o exclusión social.
Uno de los elementos básicos sobre los que se ha construído nuestra civilización de raíz judía es la protección de los más vulnerables:ancianos, enfermos,desvalidos,huerfanos y viudas. Por lo tanto con los años se fue desarrollando un sistema de seguridad social para brindar la protección adecuada a estos sectores.
La agresión física y el maltrato a ancianos es una deformación moral y social intolerable porque ataca nuestros fundamentos como sociedad civilizada. Vivimos en una sociedad con riesgo de anomia social más allá de que las leyes sigan en vigencia, no se apliquen o se demoren en su aplicación. No creo exagerar al decir que lo que estamos viviendo es un síntoma más de disolución del tejido social. Se ha perdido el respeto por el padre o abuelo canoso como jefe de familia quizas también porque se perdió la noción de lo que es una familia. Hay que recuperar rápidamente el pacto social fundante de la sociedad moderna y formar frenos sociales,culturales y religiosos que eviten estos abusos indiscriminados.Sin embargo no debieramos espèrar todo de la sociedad y su gobierno. Hay mucho por hacer por los ancianos y entre esas cosas también se encuentra cuidarlos, mimarlos, ayudarlos,escucharlos. En ese sentido si bien en nuestra comunidad hay instituciones que trabajan mucho por los ancianos y desvalidos como Jabad, Emanuel, AMIA,Tzedaka, Joint, AFI, Hogar de Ancianos, Ben Sión Dover, falta incorporar el tema de las visitas personales a los ancianos combatiendo su soledad emocional.
En este sentido las fallas provienen tanto de los ámbitos educativos como de las sinagogas, sin distinción de corrientes religiosas, que no le prestan al tema la merecida atención.Muchas de nuestras escuelas no enseñan lo suficiente el amor y respeto al anciano como tal como ya esta prescripto en nuestras fuentes. En los púlpitos de las sinagogas liberales el tema no tiene la altura de la defensa de otros derechos humanos siempre invocados y en las sinagoga ortodoxas no pocas veces los rabinos prefieren cargar las tintas por quinquagesima vez en quien no observa al detalle los preceptos vinculados al Creador pero sin quererlo se desentienden de alentar en su feligresía el cuidado más estricto de los preceptos entre el hombre y el hombre,entre ellos el cuidado del anciano. Sería interesante que así como se se hacen campañas para combatir el Lashon Hara(maledicencia) y sus consecuencias, se le de prioridad a la visita del anciano internado en un geriátrico, hogar o domicilio.Ello también hace a la formación de un mejor judío y un mejor ser humano.
La consigna entonces no es esperar que la sociedad, un gobierno o institución resuelva los problemas sino generar un anillo protector alrededor de los mayores que les recuerde lo mucho que los necesitamos haciendo que los últimos días de su vida física puedan ser vividos con el amor y la paz que tanto merecen.
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