Los celos podrían intentar definirse como un estado emotivo – ansioso – angustiante que comienza a sentir una persona, en la cual aparece un miedo intenso ante la posibilidad o la idea de perder lo que posee ( amor de pareja, prestigio profesional, poder, amistad, amor de los padres, etc. ).
Los celos generan siempre, aunque en distintos grados, desconfianza y sospechas, que terminan indefectiblemente perjudicando la relación con la persona involucrada.
Me concentraré específicamente en los celos en la pareja, es decir en los llamados celos sexuales. Si bien la Psicología Evolutiva intenta explicar que los celos funcionan como un mecanismo de defensa, para garantizar las relaciones monogámicas, yo no concuerdo con tal postulado y sostengo que la naturaleza y función de los celos en la pareja es solamente destructiva y no cumplen ninguna función beneficiosa.
Cualquier tipo de “sociedad” entre personas tiene como pilar fundamental la confianza, la sociedad que conforma una pareja incluye tácitamente un contrato de exclusividad, lo cual es imprescindible para sostener la relación libremente. Los celos introducen en alguna medida un elemento que atenta contra la continuidad del vínculo y que a partir de esa falla va a hacer en algún momento no viable esa relación, o va a continuar la misma de manera no placentera o no sana.
Tampoco concuerdo con Freud, quien clasificaba a los celos en normales, neuróticos y psicóticos. Los normales para él serían los mínimos, que se pueden reprimir. Los neuróticos serían más fuertes, sin fundamentos, basados en la culpa y la proyección y los celos psicóticos serían los delirantes y netamente patológico ( Delirio Celotípico).
Cuando el padre del psicoanálisis habla de los celos normales, considero que justifica los propios, ya que es conocida su reacción de celos en su noviazgo con su esposa Martha por la relación de amistad que mantenía con un joven artista, llamado
Fritz Wahle. Para Freud esa relación fue angustiante y violenta. Como escribe textualmente “ cuando recuerdo su carta a Fritz ( la de Martha ) pierdo el control de mí mismo y tengo fuerza para destruir el mundo entero, incluido nosotros; si sucediera de nuevo, aún a riesgo de desaparecer Martha y yo, lo haría sin vacilación”.
En definitiva, al hablar de la capa de celos normales Freud se estaba protegiendo a sí mismo de sus celos neuróticos.
Coincido sí con Melanie Klein en que el punto de partido de la envidia es la precariedad de la autoestima del propio sujeto, pero considero que lo mismo se da en el caso de los celos; la base no podemos atribuirla fantasiosamente a la rivalidad edípica, sino simple y claramente a la desvalorización del individuo.
La observación de Melanie Klein, que los celos pueden ser una defensa en contra de la envidia, ya que los celos se racionalizan como prueba de amor y la envidia resulta más repudiable ( como dice en su libro el psicoanalista Hugo Bleichmar) me parece interesante.
Pero la realidad es que el amor de pareja sano se construye indefectiblemente en la confianza , lo cual está basado en la seguridad de amar a una persona y ser amado (simetría).
Los celos dentro del amor sano son siempre insanos y deben ser tomados como un
síntoma que comenzó a conspirar contra dicho amor.
La conocida frase “ te celo porque te amo” debería ser “te celo porque nuestro amor comenzó a fallar”.
Dr. Saúl F. Salischiker
Médico Psiquiatra y Psicoterapeuta
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