A 13 años de la voladura de la embajada de Israel en nuestro país; a 11 años de la masacre de la AMIA; a casi 4 de las Torres Gemelas, a un año y medio de Madrid, a semanas de Londres, a días de Egipto, y sin haber nombrado la infinidad de atentados del extremismo islámico que se materializaron desde 1989, el ingenuo mundo occidental comienza a darse cuenta que su civilización, su estilo de vida y su seguridad se encuentran bajo el asedio de poderosos grupos de extremistas islámicos, con intereses particulares, pero que convergen en la lucha contra Occidente y en el secuestro del Islam, religión por la que matan y mueren.
Resulta bastante tentador y simplificador decir que Atocha o Londres son consecuencia de la intervención anglo-norteamericana a Irak. Sin embargo ello es verdad a medias( y por ende con algo de mentira) dado que Londres es sólo un capítulo más en la larga lucha del terror islámico contra Occidente.No faltan aquellos analistas de política internacional que también apuntan a la mortandad de irakíes a manos de EE.UU. para sacar a Saddam del poder a la vez que obvian que Saddam en 30 años eliminó a más de 100.000 irakíes sin que recibiera el repudio del mundo islámico o que los actuales "resistentes" irakíes para matar a un soldado americano no vacilan en eliminar a 30 chicos irakíes.Por otro lado EE.UU. salvó a miles de musulmanes en los conflictos de Bosnia y Kosovo cuando Europa arrojaba la toalla.
La guerra del extremismo islámista contra Occidente, en la que Irak es tan sólo el campo de batalla más revitalizado, no comenzó en el 2003 con la caída del gobierno de Saddam. De hecho las Torres Gemelas volaron antes de dicha acción y ya habían sido atacadas en 1993.
La Jihad contra Occidente nace de la corriente islámica wahabita de Arabia (hoy Saudita) en el siglo XIX, continua con la aparición en Egipto( en 1928) de la Hermandad Musulmana y se consolida con la llegada al poder del Ayatollah Komeini, líder del primer estado revolucionario islámico exportador del odio a Occidente. La misma revuelta iraní engendró al Hizbollah (chiitas) que ya en la década del 80 impondría el sistema de camiones bomba contra norteamericanos, franceses e israelíes en el Líbano. La versión sunnita del Islam generaría al Hamas Islamico (heredero de la Hermandad Musulmana) y a los extremistas argelinos y egipcios que en el 97 mataran casi 100 turistas en Luxor, Egipto( y la misma organización que en 1981 eliminara a Anuar Sadat).
Los terroristas británicos que se inmolaron en Londres estudiaron en escuelas coránicas de Afghanistan y Pakistan, institutos creados y sostenidos por los saudíes "aliados"de Occidente.
La ferocidad del extremismo islámico se alimenta del hecho que luego de la derrota de la URSS en Afghanistan y el colapso del regimen comunista soviético, el islamismo extremo se instaló como la única fuerza capaz de enfrentar a la democracia imperial norteamericana y su unilateralismo. De manera tal que a la globalización económica( de Occidente) se le opondría la globalización religiosa( de Oriente).
La Jihad no es entonces una respuesta exclusiva a la guerra en Irak sino una guerra religiosa y de fines políticos con terroristas entrenados en Sudán, Somalía, Irán, Afghanistan, Gaza y Pakistan.
Dado que la Jihad no tiene que ver sólo con Irak, esta no se detendrá por una eventual retirada americana de Irak o Afghanistan ni de una retirada israelí en Gaza. Por el contrario veran en esos hechos un triunfo por la debilidad Occidental. Guste o no hay que admitir que el extremismo islámico desarrolla una guerra asimétrica contra las democracias occidentales, Oriente Medio (Israel, Turquía, Egipto) y no hay forma de salir de la guerra sino triunfando.
Los atentados de Londres demuestran que el progresismo de buenas intenciones y tolerancia hacia el enemigo mimetizado entre inocentes musulmanes,no persuade a los terroristas. En mezquitas de odio de Pakistan y Gran Bretaña se incubaron terroristas cobijados por benignas leyes que dicho sea de paso permitieron el amparo del ex embajador de Irán en la Argentina, Hadi Suleimanpoor(vinculado a los ataques contra la embajada y la AMIA) que se escudara en ellas evitando su extradición a la Argentina.
Lo sucedido en Londres debe implicar tomar en serio al terror islámico.Los imanes que envenenaron la mente de centenas de jóvenes británicos lo hicieron al amparo de las leyes británicas de protección a refugiados y no atacaron por Irak sino porque odian al Occidente secular, cristiano y judío, basandose en la ideología de Dar el Jareb (reino de la guerra para infieles) y Dar el Islam( sometimiento de los infieles en una sociedad islámica).
El extremismo islámico amenaza con desatar la Cuarta Guerra Mundial (la tercera fue la Guerra Fría) planteando una guerra incierta, sin límites ( ni físicos ni morales). Se extiende por el mundo y no hay neutralidad posible. Para lograr sus objetivos no le importa que entre la víctimas hayan musulmanes. Devastar, matar, generar temor y dividir a Occidente. Todo indica que lo estan logrando.
Estos atentados empiezan con la incitación, continuan con la ejecución e inconcientemente son justificados en Occidente por una ciega izquierda antinorteamericana a ultranza. Como bien lo expresara Marcos Aguinis en un artículo publicado en La Nación "las autoinculpaciones, el por algo lo hacen( la pobreza) o "son producto de errores e injusticias de Occidente genera que a estos criminales suicidas se los llame Kamikazes o "militantes"(La Nación del 15-07-05).
Al Queda abrió con Atocha y Londres un nuevo frente de batalla en Europa mientras el mayor frente lo desarrolla en Irak(atención a Egipto y Turquía). El atentado de Londres es parte de un plan concebido y difundido por Al Queda en 2003. El plan titulado El Irak de la Guerra Santa, esperanzas y peligros, delineó una estrategia que incluye apartar y aislar a EE.UU. del resto de la coalición. Hasta ahora el éxito les sonríe.
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