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Periódico Judío Independiente
Newsweek, Amnesty y unas retracciones
Por Julián Schvindlerman
Especial para Comunidades

La denominada “Teoría del Caos” postula que el leve aleteo de una mariposa en algún rincón remoto de África puede generar una secuencia de eventos naturales que culminen con un terremoto devastador en California. O a la inversa. Digamos, que un artículo periodístico irresponsable en Norteamérica puede propiciar una reacción en cadena que resulte en manifestaciones, profanaciones y la muerte de 17 personas en el mundo islámico.

Tal fue el tristemente célebre caso del scoop de Newsweek que falsamente acusó al ejército estadounidense de profanar el Corán con el objeto de intimidar a los musulmanes detenidos en Guantánamo, Cuba. Posteriormente, los editores de la revista se retractaron y se disculparon, pero el daño –a la imagen de EE.UU. en el mundo musulmán principalmente- ya estaba hecho, y los muchos propagandistas en su núcleo podrán de ahora en más explotar el mito creado –“los yanquis imperialistas profanan el Islam”- por un largo tiempo en una zona del planeta altamente inclinada a la teoría conspirativa y la demonización colectiva.

Tal como Charles Krauthammer ha indicado en el Washington Post, dichos informes de abusos en Guantánamo emanan primordialmente de las investigaciones internas que el propio Pentágono lleva adelante. De 13 casos en estudio sobre posible manipulación del Corán, el ejército norteamericano ha confirmado cinco instancias, de las cuáles dos fueron consideradas accidentales. Según las reglas del Departamento de Defensa norteamericano, el Corán debe ser transportado por ambas manos de los soldados, los que deben además usar guantes durante el acto. Conforme a directivas militares, los prisioneros musulmanes deben tener acceso a su texto sagrado, a gozar de tiempo para rezar y se les debe respetar sus leyes alimenticias religiosas. Que una publicación reputada y bien informada como Newsweek cediera a la tentación de publicar una noticia tan incendiaria basándose exclusivamente en una sola fuente, encima anónima, y sin presentar ningún tipo de documentación respaldatoria, más aún cuando el acto estaría en contradicción con la política oficial del ejército respecto al trato de detenidos foráneos, constituye no solo un acto de irresponsabilidad periodística, sino –y de manera más relevante aún- se erige como un ejemplo más de la penosa tendenciosidad ideológica que satura a los medios masivos de comunicación internacionales.

Errar es humano, pecar también. Pero cuando los errores y los pecados son recurrentes, entonces advertimos que estamos frente a un problema más profundo que el del simple error bienintencionado. Newsweek es parte y parcela del establishment mediático liberal (léase progresista) norteamericano, ese segmento intelectual profundamente desconfiado de las políticas del gobierno, siempre sospechoso de las prácticas del ejército, y, puntualmente, muy escéptico de los motivos de la intervención en Irak. Es decir, parte de una prensa condicionada por su propia naturaleza ideológica a creer más en los alegatos de los detenidos musulmanes que en las versiones de sus propios generales. Por definición, la prensa ha de ser desconfiada...pero no selectivamente desconfiada. Debería cuestionar tanto las afirmaciones de los políticos locales como las aseveraciones de los enemigos externos. En tiempos de guerra, uno supondría que de existir un desbalance, éste sería a favor de los responsables de la defensa nacional. Que, contrariamente, el desajuste favorezca a los enemigos del estado, es un claro indicador de hasta que niveles la prensa liberal norteamericana está alienada del sentir popular y, de hecho, del sentido común más elemental.

Como producto de esta obsesión progresista con todos los males norteamericanos, señala Claudia Rosett del Wall Street Journal, el mundo está muy familiarizado con los nombres de Guantánamo y Abu Ghraib, a pesar de que en sus celdas los abusos a los derechos humanos sean pocos y excepcionales. En contraste, difícilmente alguien en Occidente conozca el nombre de una prisión en las naciones islámicas. Esto es -para expresarlo caritativamente- llamativo, dado que es en países musulmanes donde se encuentran la mayor cantidad de regímenes despóticos del globo, en cuyas tierras se llevan a cabo el 80% de las ejecuciones mundiales, cuyas cárceles encierran a 2/3 de todos los prisioneros políticos del planeta, y donde las violaciones a los derechos humanos -dentro y fuera de las prisiones- son habituales y graves. ¿Puede alguien dar el nombre de una cárcel en Sudán, donde se practica la amputación cruzada (p/ej: mano derecha y pie izquierdo)? ¿O en Arabia Saudita, donde acontecen decapitaciones? ¿O en Nigeria, donde las mujeres adúlteras son lapidadas a muerte? ¿O en la Autoridad Palestina, donde se fusila sin juicio previo a sospechosos de colaborar con Israel?

En el Irak de hoy en día, las mezquitas (y con ellas los varios Coranes que están adentro) estallan en mil pedazos en medio de una cruenta lucha entre musulmanes shiítas y sunnitas, y apenas si oímos una protesta por ello en Occidente. En reacción a la noticia escandalosa divulgada por Newsweek, musulmanes salieron a las calles, se mataron entre sí y quemaron mezquitas en Afganistán, y tampoco oímos una queja por aquí. El mismo día, un terrorista-suicida hizo explotar un santuario islámico en Pakistán, y en Occidente no se oyó ni una sola lamentación sobre la profanación del Islam. Naturalmente, nada de esto excusa los abusos reales que han acontecido o pudieran acontecer a futuro en prisiones norteamericanas. Tan solo brinda un poco de perspectiva para que puedan dotarse de mejor juicio quienes se rehúsan a distinguir, en las aptas palabras de Natán Sharansky, “entre las democracias donde a veces hay serias violaciones a los derechos humanos y las dictaduras donde los derechos humanos son inexistentes”.

A propósito, hablando del sentido de la proporción. ¿Sabe como definió al centro de detención de Guantánamo la secretaria-general de Amnesty International al presentar en conferencia de prensa el nuevo reporte de la organización sobre el estado de los derechos humanos en el mundo? Como el “gulag de nuestros tiempos”. Recordemos que por los miles de campamentos de concentración que conformaron el gulag soviético pasaron más de veinte millones de prisioneros políticos condenados a trabajos forzosos. Eso si, menos de dos semanas después, Amnesty se retractó.

Junio de 2005
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