co-director de Comunidades
La desaparición de Yasser Arafat del comlejo escenario del Medio Oriente abrió una ventana de expectativas que no debiera cerrarse. En el seno de los palestinos con un nuevo liderazgo, parece haberse tomado conciencia de que la paz y no el terrorismo serán la clave para la prosperidad y el mejoramiento en el nivel de vida de ellos en la región. Desde el lado israelí, el primer ministro israelí, ha hecho esfuerzos significativos y costosos para generar condiciones para un renovado diálogo con los palestinos y su controvertido plan de desconexión unilateral ha tensado a la sociedad israelí como pocas veces lo que puede implicar que Israel pagaría un alto precio para obtener una paz con seguridad. Los palestinos torpemente se quejan del plan de Sharón pero este plan es consecuencia de la política extorsiva, mendaz y terrorista del desaparecido Arafat. Ya en las históricas negociaciones de Camp David, en julio del 2000, las más cercanas a un acuerdo de paz entre palestinos e israelíes,estos últimos se dieron cuenta de la falta de voluntad palestina para la firma de un acuerdo en serio.A pesar de la magnitud del renunciamiento territorial israelí, los palestinos, que no pierden la oportunidad de perder una oportunidad,se rigidizaron en exigir que Israel ceda la zona del Monte del Templo y que se permita el retorno de los refugiados palestinos a los límites del 48 como exigencias irrenunciables, algo a todas luces imposible de cumplir por Israel. Un retorno de los refugiados implicaría el fin del estado judío desde el punto de vista demográfico.
Luego de mucho tiempo,revuelta terrorista por medio,la comunidad internacional comprendio la política aviesa y ambivalente del "premio Nobel de la Paz" y por ello aceptó que EE.UU. e Israel aislaran al líder terrorista.En los últimos cuatro años este optó por una guerra de baja intensidad y por una lacrimogena campaña de desprestigio de Israel , que en la Argentina lidera Suhail Akel,, como alternativa a un acuerdo posible o realista. Arafat apostó al factor tiempo para debilitar económica, social y moralmente a Israel y se desentendió del daño tremendo que como un boomerang tal política generó en su pueblo.
Los palestinos, gracias a su miserable liderazgo,viven hoy en anarquía con una economía caótica; un pueblo pobre con líderes sospechosamente ricos. Toda esta política desastroza llevó a que Israel maximice las medidas defensivas, como la eliminación selectiva o cerca defensiva, lo que le valió la condena hipócrita de la comunidad internacional. Muchas decisiones y actitudes d e Israel fueron malinterpretadas por la comunidad internacional y sólo el paso del tiempo permitió la comprensión de antipáticas medidas que tomó el estado judío como la destrucción del reactor iraquí en 1981.
Nadie debería dudar que la pacificación entre palestinos e israelíes redundarán en beneficio de una distensión regional y mundial y sería una derrota para el extremismo islámico. Por ello es que para impulsar el proceso de paz , en estas horas decisivas, es la comunidad internacional la que debiera inducir a los palestinos a terminar con sus reclamos políticos por medio del terror. Esperemos que la nueva conducción nacional palestina así lo entienda.
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