El mundo podría arder y no por el petróleo irakí o la energía nuclear desbordada de Corea del Norte o por la belicosidad norteamericana.
Paradójicamente la falta de agua potable en el planeta (3% de toda el agua del mundo) es la que plantea a corto plazo problemas de esta magnitud.
Uno de los puntos secos más críticos es el Medio Oriente abarcando a países como Israel, Jordania, Siria, Líbano como principales danmificados y contendientes a la vez.El tema no es nuevo.Basta releer algunos de los conocidos relatos bíblicos sobre Abraham, Itzjak, Yacoob y el propio Moises para observar que el problema llevó a nuestros ancestros a no pocas situaciones conflictivas no tan distantes de la de hoy. Con el retorno de los miles de colonos sionistas de 1881 a 1914 se agravarón las disputas individuales con campesinos y pastores árabe-palestinos y la disputa por el agua de los pozos se cobró no pocas vidas.
Sin embargo el antcedente más riesgoso de un conflicto directo lo encontramos en 1964 cuando Siria, violando acuerdos internacionales,construyó 23 represas en un pequeño río tributario del Jordán generando represalias israelíes en un conflicto que se dirimiría en 1967(guerra de los Seis Dias) cuando Israel quedó en completo acceso al Lago Tiberíades (tal como lo estipulaba la delimitación geográficad e la época).
El año pasado desde el Líbano se intentó el desvío de un riacho, afluente del Jordán, generándose un conflicto aún no resuelto. La sequedad y la necesidad de agua en Medio Oriente es tan acuciante que cada habitante de Israel consume sólo 350 m3 de agua al año siendo uno de los índices más bajos superado en algo por Jordania.
Israel tiene muy pocas fuentes vitales de agua. El 30% de sus reservas esta en el Golán, territorio reclamado por los sirios desde 1967.El lago Tiberíades o Kineret es la fuente más importante de Israel pero desde hace varios años su caudal esta en baja y sólo en invierno, con las lluvias y deshielo del Hermón mejora en algo aunque permanece a 5 metros por debajo de su nivel deseable. El río Jordan arrastra más historia que agua.
Legendario por haber sido cruzado por Josue y los hebreos o por el bautismo de Jesus,puede ser definido como no más que un arroyo caudaloso.Dos de sus tres nacientes se encuentran en Líbano y Siria. Ya en los acuerdos logrados en la conferencia de Madrid( 1991) se planteó una discusión multilateral por el uso de esas fuentes y los acuerdos de Oslo( 1993) con los palestinos ya plantea el tema de la distribución de aguas.Independientemente de los acuerdos que Israel llegue con sus vecinos para el uso racional de las escasas aguas, Israel ya desarrolla diversas estrategias para potencializar, cuidar, reservar, el consumo interno. En agosto 2002 se firmó un acuerdo para importar agua de Turquía. De esta forma, en 20 años, en barcos tanque, se importaría de dicho país 2 billones de metros cúbicos. A pesar de lo inédito de la gigantesca operación esto sólo mejoraría la provisión de agua fresca y natural en un 3%. Con Jordania, país al cual Israel le ha cedido aguas del rio Jordán( en 1994) hay un ambicioso proyecto conjunto:construir un canal en la frontera común entre el Mar Rojo y el Mar Muerto, llenar este último( se esta secando) y desalinizar parte de sus aguas. Israel tiene la tecnología para hacerlo pero falta financiación a la obra.
El tema de las lluvias es otro punto crítico en Israel. En el norte del país llueven 1000 m3 al año y en el sur(desierto del Neguev) sólo 31m3.Para corregir y fertilizar el sediento sur Israel construyó en la década del 50 el llamado Acueducto Nacional, un canal troncal con ramificaciones que a través de 6500 km de tubos lleva agua a todo el país.Israel ha comprobado que un 65% del agua de lluvia se evapora, un 5% llega al mar y un 30% se filtra a los acuíferos costeros que están ya muy desgastados por el constante bombeo. Para recoger en parte el agua de lluvia, Israel y el KKL han construído 120 lagos artificiales cuya agua se almacena y se destina a la agricultura.La reutilización de aguas residuales e industriales, la desalinización ( hay 30 plantas en Eilat que producen la mitad del consumo anual de dicha ciudad), la "siembra" de nubes( en las regiones "sembradas" la pluviosidad aumenta hasta un 15%) son caminos complementarios que ha encontrado Israel. De todas maneras el estado hebreo ha apostado sus fichas más a la conservación de las aguas y su uso restringido que a otros caminos alternativos. La irrigación por goteo, las microregadoras, el riego nocturno, el plantado de especies más resistentes a la sequedad son paliativos para una producción agrícola israelí que se ha duplicado desde 1948 hasta el día sin que como contrapartida haya aumentado el agua en la misma proporción.
Las aguas bajan turbias pero bajan. Israel en su lucha cotidiana por el agua tiene por delante un desafio vivencial no menos dramático que otros y que de no resolverse en forma regional podría llevar a un conflicto militar en la región que podría hacer empalidecer lo conocido hasta ahora.
Ni petróleo ni átomos. Sólo agua. Así de simple.
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