Comunidades


Periódico Judío Independiente
Especial para Comunidades
BARENBOIM: PREMIANDO LA OFENSA

Por Julián Schvindlerman
¿Que podemos decir de la última controversia disparada por Daniel Barenboim en Israel? ¿Que es un insolente, al deliberadamente insultar al país anfitrión que ha decidido premiarlo? ¿Que es un desubicado, al introducir temática política en medio de una ceremonia cultural? ¿Que es un insensible, al abofetear públicamente a sus hermanos tal como había ofendido a judíos sobrevivientes de la Shoa tiempo atrás con su decisión de tocar música del judeófobo Richard Wagner en el estado judío, cuando se le había solicitado que se abstuviera de hacerlo? ¿Que es un cobarde, puesto que jamás ha sorprendido a audiencias árabes con un repertorio anatema o las ha criticado siendo su invitado, tal como ha hecho con audiencias israelíes?

Esta última observación pertenece a Marcelo Birmajer, quien destacó poco tiempo atrás la cobardía de Barenboim al señalar que era inimaginable que él fuera a tocar música israelí (salvando las distancias) fuera de programa en algunos de sus recitales en las zonas autónomas palestinas, cosa que hizo con su performance de obras de Wagner en Israel. Y es igualmente inconcebible que Barenboim fuera a tener las agallas para criticar la política árabe o palestina en el marco de una ceremonia en alguna ciudad árabe o palestina, si es que alguna vez ellos eligieran premiar al músico judío.

Dejando de lado la improbable suposición de que ninguno de los miembros del comité elector pudo haber anticipado que el pianista guardaba alguna sorpresa desagradable en su galera, ya existía suficiente precedente como para cuestionar el otorgamiento del premio en primer lugar. Con lo que uno no puede menos que preguntarse acerca del motivo que lleva a oficiales israelíes a premiar a muchos de sus más ácidos críticos; a Yigal Tumarkin recientemente y a Daniel Barenboim ahora. La clásica advertencia en torno al imperativo de separar al artista de su obra es inadecuada, dado que ambos artistas han deliberadamente mezclado arte y política en sus pronunciamientos, incluso luego de hacerse público el anuncio de la distinción, y en el caso de Barenboim al menos en la mismísima ocasión.

Si el criterio de selección consistiera en separar al hombre de su creación, entonces José Saramago y el ahora difunto Edward Said podrían ser o haber sido dignos candidatos de honores israelíes. Saramago es un escritor universalmente aclamado y si la humanidad le ha conferido el premio Nobel de literatura, ciertamente Israel podría reconocer su excelencia literaria. Por su parte, el refinamiento cultural e intelectual de Said ha sido honrado mediante el premio Príncipe de las Asturias de España (compartido con Barenboim) y con una cátedra de literatura en la prestigiosa Universidad de Columbia.

Que el escritor portugués haya comparado a los israelíes con los nazis o que el académico egipcio/palestino haya negado el derecho a la existencia del estado judío son cuestiones puramente políticas, enteramente separadas de sus respectivas dotes artísticas. ¿Por que razón no se los ha premiado entonces? ¿Por que motivo –lo sabemos intuitivamente- prácticamente ningún israelí apoyaría tales distinciones? Porque ambos han cruzado una línea roja. Porque sus posturas políticas en torno al conflicto árabe-israelí son tan extremas que opacan cualesquiera sean sus contribuciones creativas universales y automáticamente los excluyen de la posibilidad de la distinción. Con lo cuál -sorpresa, sorpresa- resulta que existe cierto punto en el que el hombre y su arte son inseparables. La cuestión entonces es tener la sabiduría para poder determinar exactamente donde yace ese punto.

Israel ha premiado en el pasado al escritor peruano Mario Vargas Llosa y a la escritora norteamericana Susan Sontag, a pesar de ser ellos fieros críticos de la política israelí. El Estado de Israel, en tanto democracia pluralista, puede premiar a disidentes ideológicos, entre los que se cuenta al distinguido músico argentino/israelí. Lo que no debiera hacer Israel es honrar a ofensores a la sociedad y al estado.

Barenboim no debió haber sido premiado. No por su condena política de Israel, la que lo ubica más cerca de la crítica legítima (si bien disputable) de Vargas Llosa y Sontag que de la inmoral condena antiisraelí de Said y Saramago, sino por su notoria decisión del 2001 de forzar sobre oídos israelíes los acordes musicales del compositor predilecto del mayor genocida de los judíos en la historia. Eso lo posiciona como uno de los peores ofensores del pueblo de Israel, y como tal, desmerecedor de cualquier condecoración.


10 de Mayo de 2004 - 28 de Iyar de 5764
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

Comunidades
Periódico Judío Independiente

www.comunidades.delacole.com
E-mail: periodicocomunidades@gmail.com

Editores y Directores
Dr. Alberto J. Rotenberg - Prof. Natalio Steiner

Domicilio Postal
Casilla de correo Nro. 49 - (1872) Sarandí - Prov. de Bs. As

Teléfonos
4864-8738 (por la tarde)

Representantes en el Interior
Villa Angela (Chaco): Jacobo Garber - Moisés Ville (Santa Fe): Pedro Balhorn. Tel.: (03409) 42-0189.
Rosario: Saúl Bloj. Tel.: (0341) 433-1254. - Concordia: Batia Enguelberg. Tel.: (0345) 421-9822

Difundimos gratuitamente todas las actividades comunitarias.
Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de los artículos de este periódico sin mencionar su origen.
La notas firmadas no representan necesariamente el modo de pensar de los Directores.

Registro Propiedad Intelectual
Nro. 206.708