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Especial para Comunidades
Acerca de ese Gran País al Sudoeste de Israel

Por Julián Schvindlerman
No le tomó mucho tiempo al gobierno egipcio en capitalizar la inesperada "rendición preventiva" libia (tal como la denominó William Safire del New York Times). No bien habían anunciado el Presidente Bush y el Primer Ministro Blair la disposición de Muammar Qaddafi de poner fin al programa de armas de destrucción masivas de su país, que los tres líderes top de Egipto -el Presidente Hosni Mubarak, el Ministro de Relaciones Exteriores Ahmed Maher, y el Titular de la Liga Árabe Amr Moussa- públicamente instaron a Israel a desprenderse de sus propias armas nucleares.

Al margen de la línea oficial israelí -que no será la primera nación en procurar armamento nuclear en el Medio Oriente- se supone que el país ya posee capacidad nuclear. Dada la inferioridad cuantitativa vis-à-vis el mundo árabe -tanto en población (una tasa de uno en cincuenta) como en territorio (una tasa de uno en quinientos)- los israelíes comprendieron tempranamente que para garantizar la supervivencia de su pequeño país debían tener un margen cualitativo. Han logrado generar uno, y eso altera profundamente a los egipcios que se ven a sí mismos como los dueños de la región.

Dado su propio récord militar, la exigencia egipcia suena curiosa. Egipto fue el primer país en el Medio Oriente en desarrollar y usar armas químicas (contra Yemen durante la guerra de 1962-67) y se estima que posee en la actualidad un arsenal de gas mostaza, sarín y VX. Desde 1979, Egipto ha recibido más de u$s 30 mil millones en asistencia militar de Norteamérica. Hoy consume ¼ de su Producto Bruto Interno en el área militar.

Llamativamente, Egipto casi ha alcanzado paridad operativa con la Fuerza Aérea israelí: posee los mismos aviones F-16 construidos en EE.UU. y aproximadamente el mismo número (240). Además, tiene los mismos helicópteros Apache y tanques modernos Abrams que son paralelos a los tanques Merkava israelíes. Parece también tener colaboración en el área de misiles balísticos con Corea del Norte y Libia, y ha habido recientemente una intensificación en la cooperación con las fuerzas aéreas sauditas. Durante las pasadas dos décadas, científicos egipcios participaron en el programa nuclear de Saddam Hussein y, según la columnista del Jerusalem Post Caroline Glick, en el período previo a la intervención angloamericana en Iraq, las autoridades egipcias rehusaron que esos científicos fueran interrogados por los norteamericanos e ingleses.

Es cierto que también el presupuesto militar israelí demanda un alto porcentaje de su PBI, que Israel ha desarrollado armamento sofisticado, y que ha recibido al menos tanto en asistencia militar por parte de Norteamérica como Egipto ha recibido. Pero, tal como señala el Dr. Yuval Steinitiz, Presidente del Comité de Defensa y Asuntos Exteriores de la Knesset, mucho fue gastado en guerras: contra el terrorismo palestino, contra Hizbullah en El Líbano, contra misiles Scud iraquíes, y en otros frentes. Israel aún permanece técnicamente en estado de guerra con varias naciones árabes.

Steinitz correctamente observa que la creciente fuerza militar egipcia es preocupante porque -al contrario de Israel- Egipto no enfrenta desafíos militares o amenazas existenciales de ninguno de sus vecinos a lo largo de sus fronteras. Sudán y Libia no son oponentes creíbles al poder egipcio, y, teorías conspirativas al margen, Israel no posee un plan siniestro para conquistar el Nilo.

¿Entonces contra quién se está armando Egipto? Acá va una pista: desde 1996, los "ejercicios Badar", la simulación bélica más grande del ejército egipcio, se han centrado en "un pequeño país al noreste de Egipto". Acá va otra pista: ese país no es Gaza. Recientemente, EE.UU. congeló la provisión de jets F1-5 de avanzada a El Cairo luego de haber visto informes de inteligencia en los que Israel aparecía como "el enemigo" en todos los juegos de guerra egipcios.

Más evidencia de que Egipto considera a Israel un enemigo emergió luego de que Israel detectara avionetas espías sobre una planta nuclear y una zona de testeo de misiles. (Sí, Israel tiene su satélite espía Ofek-5 que monitorea cada centímetro de territorio egipcio, pero una vez más, lo hace por razones defensivas).

Y luego está el asunto de los túneles en Rafia, Gaza, en la frontera egipcio-israelí. Los movimientos fundamentalistas como Hamás y Jihad Islámica contrabandean la mayor parte de sus explosivos y armas a través de esos túneles que Egipto, salvando un par de excepciones, ha sistemáticamente fracasado en detectar. Intentos similares por parte de agrupaciones terroristas de cruzar munición al Margen Occidental vía Jordania han fallado debido a la predisposición jordana a la acción. Algunos analistas ven esto como un apoyo implícito por parte de Egipto hacia la guerra terrorista palestina contra Israel.

Al observar el cuadro general, podemos razonablemente concluir que los llamamientos egipcios en pos de una región libre de armamento nuclear tienen poco que ver con una genuina preocupación por un Medio Oriente pacífico y todo que ver con una agenda ambiciosa de este estado totalitario.


3 de Enero  de 2004 - 8 de Tevet de 5764
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