Leímos en la última porción semanal de la Torá, el relato de los sueños del faraón en Egipto y su interpretación por parte de Iosef. Iosef, hijo de Iaacov Abinu, había sido vendido por sus hermanos como esclavo, y se encontraba preso en Egipto. El delito cometido había sido no ceder a la seducción de Potifar, mujer del faraón, quien por ende lo mandó a encarcelar. Luego de diez años, cuando se encontraba próximo a salir, Iosef requiere los servicios de una persona influyente para que se acuerde de él y logre su liberación. Como resultado, Iosef fue mantenido en prisión por dos años más. Es entonces que el faraón sueña que, estando cerca del río, observa cómo siete vacas gordas están comiendo, y aparecen siete vacas flacas y feas, como no se vieron en ningún lado, y se comen a las primeras. Y luego sueña que siete espigas crecen fuertes, mas otras siete delgadas aparecen y se devoran a las primeras. No habiendo encontrado a nadie en Egipto que interprete satisfactoriamente sus sueños, el faraón convoca a Iosef. Este le responde que no será él, sino Hashem, quien le explicará el contenido de aquellos, e inmediatamente le dice que vendrán siete años de abundancia en la tierra de Egipto, a los cuales seguirán siete años de hambre y sequía. Agrega que no hay tiempo para perder, que era imprescindible almacenar víveres durante los primeros siete años para poder luego subsistir durante los siete siguientes. Satisfecho el faraón con estas palabras, lo nombra a Iosef para que gobierne Egipto a su lado, y se ocupe de llevar adelante el plan para guardar y luego distribuir los alimentos.
Iosef estuvo preso durante diez años, uno por cada uno de sus hermanos. Recordemos que Iosef, antes que aquellos lo arrojaran a un pozo y luego lo vendieran como esclavo, había despertado su malestar al haberles revelado sus propios sueños, en los cuales sus hermanos se postraban frente a él para rendirle honores. Así es como entendemos que Potifar no fue sino un instrumento de Hashem para encarcelar a Iosef, y así cumplir Su voluntad. ¿Por qué finalmente se prolonga la detención por dos años más? Porque Iosef requirió a una persona para que asegure su liberación, olvidando que ésta dependía de DÕos. ¿Cómo es que luego Iosef alcanza el más alto cargo en Egipto? Porque frente al pedido del faraón que interprete sus sueños, aquél responde con humildad que esa facultad que le permite conocer el futuro no dependía de él sino de DÕos. Con esta respuesta Iosef se arriesgaba, frente a un rey extranjero, a ser nuevamente encarcelado. Sin embargo, lejos de eso, el faraón reconoció la supremacía divina y llevó a Iosef a la más alta jerarquía de mando.
En el fondo, lo que deducimos de este relato es que Iosef nunca perdió su fe en DÕos, ni cuando estaba muy mal, ni cuando luego estuvo tan bien. Ello permitió luego la re-unión de él con sus hermanos -cuando éstos fueron a buscar alimentos a Egipto, y terminaron posternándose sin saberlo frente al propio Iosef-. Además, de los hijos de Iaacov salieron ni más ni menos que las tribus de Israel.
Mientras transcurre esta lectura de la Torá, leemos en los diarios que un otrora destacado dirigente comunitario, el Dr. Ruben Beraja, es encarcelado con el cargo de asociación ilícita, y que en la misma causa hay otras personas involucradas. Todos recordamos que el Dr. Beraja, siendo presidente del Banco Mayo, era requerido por numerosas instituciones comunitarias para ayuda. De este modo, muchas entidades armaron cómodamente su estructura financiera a través de su dependencia del Banco, y los dirigentes comunitarios le rendían honores al Dr. Beraja nombrándolo en los más altos cargos de las Comisiones Directivas.
Se pueden hacer aportes con fondos del propio bolsillo, o bien del bolsillo de los demás. Se pueden entregar donaciones, u otorgar créditos que luego deben ser cancelados. Las consecuencias son diferentes. Lo cierto es que, luego de la caída del Banco, aquellas instituciones sufrieron momentos críticos, padeciendo duramente los errores de administración que habían cometido. Al mismo tiempo, el Dr. Beraja, cuya figura se viera también opacada durante su actuación al frente de la DAIA por sus relaciones con el poder de turno, fue desapareciendo de la escena comunitaria, y hoy, un juez determina la privación de su libertad.
Como una parábola inversa del destino de Iosef.
Quien hoy está mal mañana puede estar bien, y quien hoy está en la gloria mañana puede caer en el abismo más profundo. Todo es según la voluntad de DÕos, y de acuerdo a nuestra conducta.
La diferencia radica en la fe en DÕos, en llevar una vida conforme nos enseña la Torá. Dicen nuestros sabios que quien se deja ganar por su instinto del mal, y sólo está preocupado por las cuestiones materiales, cuando tropieza ya no se vuelve a levantar. En cambio, como vemos a Iosef, quien mantiene inquebrantables sus convicciones, cada obstáculo le da más fuerza para salir adelante.
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