¿De Qué Se Trata la Perfección? por Lic. Orit Vaisman


¿De Qué Se Trata la Perfección?
Por Lic. Orit Vaisman


Hace unos días estaba sentada en la mesa de Shabat, escuchando a un pariente relatar algunas historias contenidas dentro de un libro que había comprado recientemente en Israel. Una de ellas logró cautivarme profundamente e inspirarme a escribirles lo que hoy les quiero compartir.

La historia es esta: una mañana soleada y hermosa, en un pueblito chico de Europa, dos hermanas ortodoxas, la mayor de 9 años y la menor de 6 meses, se disponían a pasear por un parque hermoso cerca a su casa; la hermana mayor deseaba llevar a su hermanita en el coche a recorre este mágico lugar dotado de numerosos árboles frondosos y verdes y tomar un poco de aire libre.

Mientras caminaban rumo al parque, la hermana mayor notó a un grupo de jóvenes un poco mayores que ella que se acercaban más y más hacia su dirección gritando palabrotas y haciendo referencia a su condición religiosa; invadida de pánico decidió correr hacia un árbol y trepar hasta la cima del mismo; sin embargo al estar arriba notó el cochecito de su hermanita: la había dejado en el suelo; era tanto su temor que no había recordado que ella venía consigo y que ahora estaba indefensa y llorando a cántaros rodeada por estos malechores.

La hermana mayor sin saber que más hacer, comenzó a gritar con todas sus fuerzas, pidiendo que las dejaran en paz, pero todo era inútil; estos jóvenes movían las ramas para que ella cayera y continuaban gritando cosas espantosas sobre su religión; de pronto de la nada, vio correr hacia su dirección a un muchacho judío; éste comenzó a pedirle a los malechores que se alejaran de ellas; como consecuencia de ello las dos hermanas lograron escapar, pero la hermana mayor vio mientras se alejaba como golpeaban con un palo de madera  sin cesar a dicho joven.

Acongojada llegó a casa y le comentó a sus padres lo ocurrido, estaba devastada al no saber qué había ocurrido con dicho muchacho que tan valientemente había expuesto su vida por ellas; durante días y años ella lo buscó intentando saber acerca de su paradero, quería poder agradecerle por salvarles la vida! Sin embargo pasaron 13 años de este suceso y ella nunca pudo encontrarlo para agradecerle

Ahora tenía 22 años y sus padres consideraban que era momento de iniciar con los shidujim; estaba en edad de contraer matrimonio y deseaban presentarle a un buen muchacho; había salido con algunas personas pero no se había sentido completa con ninguna de ellas. Un día su padre recibió el llamado de un amigo; éste le comentaba conocer al candidato perfecto para su hija.  La hija y el nuevo pretendiente decidieron encontrarse en una cafetería; a ella le había parecido un chico encantador: tenía 25 años, era supremamente inteligente y con una personalidad avasallante; lo único que no lograba aceptar era una pequeña imperfección en su rostro, una especie de cicatriz que iba dese su ojo hasta su mentón.  Sin embargo le atraía tanto su personalidad que no quería dejar de velo por eso. Así transcurrieron 5 salidas más, hasta que finalmente él le propuso matrimonio, dijo estar convencido de que ella era la mujer perfecta para él; sin embargo del otro lado solo hubo un silencio…. El joven supo entenderlo, con voz cálida le dijo: Estoy acostumbrado a que las mujeres me dejen a causa de mi cicatriz, si ya no te acostumbrase a verla no creo que vayas a poder hacerlo más adelante. Fue un gusto conocerte.

Se estaban despidiendo, cuando ella decidió preguntarle: ¿Puedo saber que te ocurrió en el rostro? Si, dijo él… fue hace muchos años, yo tenía 12 para ese entonces, estaba saliendo de mi casa para ir a jugar donde un amigo y cuando atravesaba el parque vi  a dos hermanas siendo atacadas por un grupo de malechores, una estaba en lo alto del árbol a punto de caer a causa de las fuertes sacudidas que le provocaban dichos chicos y su hermanita estaba dentro de un coche en el suelo y lloraba sin cesar; decidí ayudarlas y recibí varios golpes con una tabla de madera; la misma tenía un clavo salido y me lastimé con eso el rostro.

Incrédula, ella lo miró, y llorando le dijo: Yo soy esa niña,  la niña del  árbol y agradezco a la vida tu cicatriz porque gracias a ella te encontré y tú me pudiste esperar, me quiero casar contigo! Ambos se casaron y hoy día tienen dos hijos.

Esta es una historia preciosa, nos enseña  no solo que nada sucede al azar, sino que lo que para una persona puede considerarse una “imperfección” para otra puede ser “la perfección” aquello que estaba buscando, lo que necesitaba encontrar.

Nos muestra que no debemos desanimarnos ante los sucesos que no entendemos en nuestras vidas, todo tiene finalmente una explicación y un  “para que” y un “por que”.

Es interesante observar que aquello que resultó siendo un obstáculo y una “imperfección” para algunas mujeres que le fueron presentadas a este chico, fue la clave de la felicidad y la “perfección”  para otra de ellas; así mismo nos sucede en la vida, a veces vemos personas pasar por nuestros caminos y nos sentimos mal porque se han ido, nos preguntamos ¿por qué nos dejaron? ¿Qué no les gustó de mí? ¿ ¿Qué debería cambiar para retenerlo/a? pero en esta historia encontramos que cada uno es PERFECTO para alguien que se encuentra en este mundo, que quizás lo que otras personas han considerado como “imperfecto” es lo que posiblemente otro ser humano vea como “perfecto” en nosotros.  No todos somos iguales ni esperamos lo mismo, y probablemente hay alguien afuera esperando hallar “nuestra imperfección”; lo importante es aceptarnos como somos.

Que esta historia nos sirva de inspiración para tener fe y confiar en que todo está perfectamente conectado, que cada suceso que transitamos y vivimos en nuestras vidas es para conducirnos hacia algún lugar, alguna persona, alguna situación, algún trabajo, alguna cosa.


Orit Vaisman
Psicóloga DelaCole
Especialista en psicología Clínica- Sistémica
E-Mail: consultorio@delacole.com

Ver otros Artículos de Nuestro Consultorio Psicológico


Planteale tus inquietudes o temas de interés a nuestro consultor psicológico,
escribiéndole a consultorio@delacole.com