Y vos… ¿Danzas conmigo? por Pablo Nachtigall


Y vos… ¿Danzas conmigo?
Por Pablo Nachtigall


En estos últimos años han aparecido una serie de películas referidas a la danza y sus efectos psico-energéticos en quienes las practican. Famosa es la película japonesa "Bailamos...? " cuya remake de Hollywood fue interpretada por Richard Gere y Jennifer Lopez.
Mismo en nuestro país , el programa con mas rating muestra una competencia de baile. Todas estas películas y programas, entre otras cosas, nos muestra el increíble poder que podemos generar si nos animamos a soltarnos a bailar nuestra danza interior. Habitualmente los judíos hemos sido educados desde una perspectiva racional con mucho énfasis en la mente. Somos conocidos como el pueblo del libro. Gracias a ello hemos obtenido logros impresionantes a lo largo de los siglos. Sin embargo, ello también ha conllevado a que pospongamos el placer de bailar en nuestra vida diaria. Tendemos a preferir lo intelectual a estar danzando libremente. Y ello nos ha quitado el vivenciar el vasto tesoro extático de soltar nuestro cuerpo-alma, liberándolo de nuestras ataduras a través del baile.


Todos los judíos, tenemos el potencial de soltarnos de nuestras rigideces y mecanismos neuróticos a través del baile. La danza ha constituido una de las primeras formas con las que la humanidad ha intentado acercarse a D-s a fin de vivenciar un estado energético más elevado. Los rituales de danzar en estado de trance han sido formas arquetípicas de conexión y liberación espirituales a lo largo de los siglos.
El Midrash nos cuenta que cuando el Aròn Hakodesh, que había sido capturado por los filisteos, fue recuperado por el rey David, éste se lanzó a danzar delante de todo el pueblo en estado de éxtasis, a modo de alabanza y agradecimiento a Dios.

Disponer de un espacio durante nuestra semana, para bailar pautada y/o libremente nos puede proporcionar altos niveles de placer, bienestar y energía.
Aquí van tres sugerencias para comenzar a vivir el potencial de la danza en nuestra vida diaria:

a) Aprendamos a bailar un ritmo:
El tango, el folclore, los rikudim o la salsa, son algunos de las muchas danzas que nos brindan oportunidades únicas de vivir y compartir con otras sensaciones muy placenteras; nos permiten experimentar energías variadas que inciden positivamente en nuestros estados emocionales. Por dar un ejemplo concreto, la salsa produce un aumento marcado en la sensualidad y energía de quién la practica. Y eso es visible sobretodo en las mujeres, quienes se vuelven mucho mas sexys.
b) Experimentemos la Danzaterapia:
Existe otra rama de la danza orientada a soltar nuestro cuerpo de las ataduras psico-corporales que la vida urbana nos impone. La danzaterapia abarca todas las formas de danza que nos pueden conducir hacia otros estados de conciencia elevada. Estas danzas no apuntan a esquemas técnicos; más bien están enfocadas en aflojar las rigideces de nuestro cuerpo y activar los centros energéticos que tenemos dentro de nosotros a fin que vivenciemos el placer de bailar libremente por la simple razón de hacerlo. La danza de los cinco ritmos, la gimnasia rítmica expresiva de Milderman o las meditaciones de Osho, son algunas de las danzaterapias que nos permiten liberar a pleno a nuestro Zorba interior.

c) Danzas Jasídicas:
El jasidismo, movimiento encabezado por el Baal Shem Tov, introdujo una nueva forma de servir a Dios: A través de la alegría. Y uno de los vehículos para servirlo, por excelencia, ha sido las danzas jasídicas. Desde hace algunos siglos, los jasidim acostumbran a entrar en estados de éxtasis y alegría como forma de conectarse y servir a D-s con más alegría. Actualmente, todos tenemos acceso a su legado por medio de los festivales de música jasídica que suelen organizar Jabad Lubavitch. Debo confesar que la energía y alegría que experimento cuando bailo estas danzas jasídicas es tal que por momentos puedo entender lo que se sentía ser un jasid en tiempos del Baal Shem Tov.

Bailar es vivir la vida intensamente. Muchas veces postergamos la danza debido a obligaciones, deberes y sobretodo resistencias mentales que cargamos en nuestro ser. Liberar a nuestro bailarín es sencillo, no es complicado. Permitir que aflore en nuestra vida, nos conecta con nuestros estados mas arcaicos y libres, trayendo a nuestra vida todo ese potencial de bienestar y vitalidad que escondíamos en alguna parte. Pero para poder hacerlo necesitamos volvernos humilde y simplemente danzar, tal como hizo el rey David, sin tanto temor al ridículo o a los prejuicios de los demás. Por ello las películas de danza, no son sólo lindos espectáculos, sino realidades que todos tenemos a nuestro alcance para vivir una vida de mayores niveles de energía, salud y excitación.
Sólo cuestión que experimentes…¿Te animás?


Lic. Pablo Nachtigall - Psicólogo y Terapeuta en Bioenergética Transpersonal
http://psicoholistica.tripod.com/psicologiaholistica/

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