La Voz Judía


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“Para la Torá tengo fuerzas” (Rabino Shmuel Birenbaum)

Sucedió durante el último año de vida del Rosh Ieshivá de la Mirrer Ieshivá, Rabino Shmuel Birenbaum Z`L.
El había sido diagnosticado con un cáncer terminal y estaba atravesando unos tratamientos muy difíciles y dolorosos. Cuando fue dado de alta del hospital, el alumno más cercano y admirador del Rav Shmuel, Reb Rubén Schron, envió un automóvil para trasladar a Rav Shmuel desde el hospital hasta Flatbush. Se esperaba que el Rosh Ieshivá estuviera de regreso en Flatbush alrededor de las 12.30, y entonces el chofer iría a buscar al Sr. Schron para que tuvieran ambos un encuentro.
Rav Shmuel le pidió al chofer que se detuviera en la ieshivá por un minuto y que lo esperara mientras él entraba. El chofer aceptó. Pero después de que Rav Shmuel entrara a la ieshivá, el chofer esperó…y esperó…y esperó…
¿Qué había sucedido? ¿Por qué tenía que estar esperándolo el chofer, y dónde había ido el Rabino Shmuel? ¿Cómo se pudo haber perdido dentro de la ieshivá? Reb Schron contó después que “Cuando vi que mi chofer no regresaba lo llamé para ver qué había pasado. Y mi chofer me dijo ‘yo no se nada. Yo recogí al Rabino del hospital, y me detuve cuando llegamos a la ieshivá donde se suponía que el Rabino iba a entrar por un minuto nada más. Pero él todavía no ha regresado’.
“Inmediatamente llamé por teléfono a la ieshivá, y me encontré con que cuando Rav Shmuel había entrado a la ieshivá había preguntado qué hora era. Cuando le dijeron que era la 1.00, él dijo: ‘Oy! Es hora de dar el shiur!’.
Entonces él entró corriendo a la ieshivá y empezó a dar su shiur, olvidándose del chofer, de que recién había salido del hospital, de su debilidad y de su condición médica de gravedad. Incluso se había olvidado su talit y sus tefilin dentro del auto. El tan sólo sabía que tenía que dar su shiur.
Su hijo le preguntó de dónde había sacado fuerzas para decir su shiur, cuando unas pocas horas antes ni siquiera tenía fuerzas para abrocharse solo la camisa.
Rav Shmuel le respondió con sencillez: “Para la Torá, yo tengo koaj”.
Durante el último período de su vida, mientras sufría tremendos dolores, un talmid le preguntó una vez a Rav Shmuel Birenbaum por qué no tomaba calmantes para el dolor. A lo que él le respondió: “Los calmantes atontan el cerebro de alguna manera y afectan mi capacidad para estudiar adecuadamente. Y si yo no puedo estudiar, ¿para qué tengo que vivir?”.
Con Rav Shmuel, la Torá era literalmente Torat Jaim!
Cierta vez Rav Birenbaum le hizo una visita a un hombre muy rico para pedirle dinero para la Mirrer Ieshivá. El empezó a hablar con esa persona y le transmitió la importancia de ayudar a la Torá. El hombre sacó su chequera y le extendió un cheque muy generoso para la ieshivá. Pero para el Rosh Ieshivá el encuentro no había concluido aún y le preguntó al hombre si él dedicaba un tiempo determinado para estudiar regularmente Torá. El hombre le respondió que no tenía tiempo para estudiar porque tenía que ganar suficiente dinero como para respaldar a las numerosas organizaciones de Torá que le pedían donaciones. Entonces Rav Shmuel le preguntó: “¿Cuánto tiempo le llevó ganar el dinero que donó para la Mirrer Ieshivá?”. A lo que el hombre le respondió: “Dos semanas!”. Mirándolo a los ojos el Rabino le dijo “¿Quién dijo que su estudio de Torá es menos importante en el Cielo que nuestro estudio de la Torá? Mire, tome su cheque de vuelta y tómese dos semanas sin trabajar para estudiar Torá!”.

 

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