La Voz Judía


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La parasha semana a semana
Behaaloteja

Por Rab. Iehuda Appel

A pesar de que al comienzo de parashat Masé, al final de nuestro libro, figuran en detalle todos los lugares donde acamparon los hijos de Israel durante su estadía en el desierto “grande y terrible”, en nuestra parashá encontramos el relato general de cómo fueron todos sus desplazamientos en su largo deambular. Tal vez no debería interesarnos demasiado cómo ellos viajaban, pero la verdad es que llama mucho la atención la repetición de ciertos detalles y la minuciosidad de los mismos. Veamos los versículos:
“Y de acuerdo al ascenso de la nube por encima de la Tienda, luego viajaban los hijos de Israel, y en el lugar donde reposaba allí la nube, allí acampaban los hijos de Israel. Acorde con la palabra de D’os viajaban los hijos de Israel y acorde con la palabra de D’os acampaban, todos los días que reposaba la nube sobre el Tabernáculo acampaban. Y si permanecía la nube sobre el Tabernáculo muchos días, cuidaban los hijos de Israel la observancia de D’os y no viajaban” (9:17-19).
“Y a veces la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días; acorde con la palabra de D’os acampaban y acorde con la palabra de D’os viajaban. Y a veces estaba la nube desde la noche hasta la mañana y ascendía la nube por la mañana y viajaban; o día y noche, y ascendía la nube y viajaban. O dos días o un mes o un año, cuando permanecía la nube sobre el Tabernáculo reposando allí, acampaban los hijos de Israel y no viajaban, y cuando ascendía viajaban. De acuerdo con la palabra de D’os acampaban y de acuerdo con la palabra de D’os viajaban, la observancia de D’os cuidaron, de acuerdo con la palabra de D’os a través de Moshé” (9:20-23).
Para un mejor entendimiento del texto que hemos traducido, hemos remarcado con distintos colores algunas de las expresiones similares que aparecen repetidas en él.
Existen diversas opiniones entre los comentaristas de la Torá en lo que se refiere a la interpretación precisa de estos versículos. Por ejemplo, Rabí Abraham Ibn Ezra (1102 - 1167) sugiere que hasta el versículo 19 que finaliza con las palabras: “…cuidaban los hijos de Israel la observancia de D’os y no viajaban” la Torá relató en forma general lo que frecuentemente ocurría con ellos, mientras que a partir del versículo 20: “Y a veces la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días…” se nos enseñan los detalles de sus travesías. (Tal vez él entendió esto pues la Torá remarca sólo dos veces el hecho de que los hijos de Israel cumplieron la observancia de D’os, la primera en el versículo 19: “cuidaban los hijos de Israel la observancia de D’os”, y la segunda vez en el versículo 23: “la observancia de D’os cuidaron”; y esto denotaría de alguna manera que aquí tenemos dos conclusiones en el relato).
Pero la impresión que queda al estudiar la mayoría de los comentaristas - entre otros el Rambán (Rabí Moshé Ben Najmán, 1194 - 1270) y Rabí Jaim Ben Atar (1696 - 1743) en su “Or Hajaim” - es que esta aparente repetición en la Torá viene a enfatizar lo bien que se comportó el pueblo de Israel en el desierto al viajar o acampar exactamente como D’os lo deseaba.
Y este tema fue brillantemente expuesto por Rabí Ovadiá Seforno (1475 - 1550) en su comentario a la Torá, donde nos muestra que en realidad en el texto bíblico no hay repetición alguna, sino un detallado relato del cual tenemos mucho para aprender. Transcribiremos sus palabras:
“‘Y de acuerdo al ascenso de la nube por encima de la Tienda, luego viajaban los hijos de Israel, y en el lugar donde reposaba allí la nube, allí acampaban los hijos de Israel. Acorde con la palabra de D’os viajaban los hijos de Israel y acorde con la palabra de D’os acampaban, todos los días que reposaba la nube sobre el Tabernáculo acampaban’ (vers. 17-18): La Torá contó el mérito que tuvo Israel al encaminarse detrás de Él por el desierto. Primero, contó que ellos permanecían acampando en el lugar donde reposaba allí la nube a pesar de que era un lugar inhóspito y desolado.
‘Y si permanecía la nube sobre el Tabernáculo muchos días, cuidaban los hijos de Israel la observancia de D’os…’ (vers. 19): En segundo lugar contó que esperaban a la nube por mucho tiempo a pesar de que el lugar era muy malo ‘…y no viajaban’ para buscar para ellos un lugar mejor para acampar.
‘Y a veces la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días…’ (vers. 20): En tercer lugar contó que a veces ellos acampaban en un lugar que era agradable para ellos y para su ganado pero allí reposaba la nube pocos días y de todas maneras ‘acorde con la palabra de D’os acampaban’ - no porque amaban ese lugar, ‘y acorde con la palabra de D’os viajaban’ - a pesar de que partían de aquel buen lugar.
‘Y a veces estaba la nube desde la noche hasta la mañana y ascendía la nube por la mañana y viajaban, o día y noche, y ascendía la nube y viajaban’ (vers. 21): En cuarto lugar contó que a veces la nube reposaba sin que ellos sepan por cuánto tiempo, ocurriendo incluso que por una noche solamente acampaban, siendo éste un lapso insuficiente para acampar y también para prepararse para volver a partir, pero de todas formas la Torá contó que ellos no comenzaban a viajar por las noches.
‘O dos días o un mes o un año, cuando permanecía la nube sobre el Tabernáculo reposando allí, acampaban los hijos de Israel y no viajaban, y cuando ascendía viajaban’ (vers. 22): En quinto lugar contó que a pesar de que en algunas ocasiones ellos no tenían tiempo para ocuparse de sus cosas o de las necesidades de su ganado, y en otras ocasiones ya se habían ocupado de ellas, ellos apresuradamente tomaban todas sus pertenencias y viajaban.
‘De acuerdo con la palabra de D’os acampaban’ (vers. 23): A pesar de que había transcurrido un corto lapso de tiempo como para que pudieran preparar todas sus cosas; ‘y de acuerdo con la palabra de D’os viajaban’ al ascender la nube, a pesar de que ya había pasado mucho tiempo desde que acamparon y tenían todas sus cosas arregladas allí, ‘la observancia de D’os cuidaron, de acuerdo con la palabra de D’os a través de Moshé’”.
Mediante este bello comentario, Rabí Ovadiá Seforno nos enseña que los hijos de Israel no le cuestionaban nada a D’os, sino que solamente hacían lo que Él quería aunque eso les provocaba determinadas “molestias”. Y ese fue su gran mérito, así como también lo expresó el profeta Irmiahu:
“Así dijo D’os: He recordado la benevolencia de tu juventud, el amor de tu compromiso, al encaminarte detrás de Mí por el desierto, por una tierra que no había sido sembrada” (Irmiahu - Jeremías - 2:2).

 

La tribuna Judía 47

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