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COMUNITARIAS
Propuesta para la educación judía



A fines de julio, el lunes 28 al anochecer más precisamente, se efectuó en el Salón Auditorio de la AMIA un acto, anunciado unos pocos días antes. El mismo consistía en la presentación de un documento elaborado por el Foro de Diseño Estratégico del Sistema de Educación Judío Argentino.

El acto, que contó con la presencia de gran cantidad de directores y directivos de escuelas judías; del presidente de la AMIA, Guillermo Borger; varios de los actuales miembros de la Comisión Directiva y algunos de los que la integraron en la cadencia que presidió Luis Grynwald, fue el marco elegido para dar a conocer, mejor dicho explicar y resumir el contenido del documento que el Foro había elaborado desde mediados de septiembre del 2007 y junio del corriente año.

Tanto en la exposición, como en el texto que se entregó a los presentes al finalizar el acto, se afirma que desde mediados del 2006 un grupo de directores generales de diversas escuelas judías comenzaron a reunirse para debatir temas relacionados con la educación judía, tanto en lo que tiene que ver con lo programático como con aspectos legales y de convivencia entre las distintas instituciones educativas. Los participantes de esas reuniones llegaron a mediados del año pasado a la conclusión de que era necesaria incluir a la AMIA en el debate y se acercaron a su conducción con ese fin. Paralelamente la conducción de AMIA estaba analizando el tema, por lo tanto considero conveniente involucrarse con los directores generales de las instituciones educativas en el estudio de la problemática, instaurándose un método de trabajo en común que fue coordinado por un “facilitador”, a cargo de una asesoría profesional externa contratada al efecto, a la vez que se le unió un comité de patrocinio integrado por presidentes de escuelas coordinado por el licenciado Raúl Stolarza que era el Protesorero de la AMIA y el directivo a cargo del Vaad Hajinuj, quienes luego de nueve meses de reuniones semanales elaboró un documento conteniendo sus propuestas.

De acuerdo a lo expuesto en el acto, el documento tiene como finalidad ser una propuesta superadora para elevar el nivel de la red escolar judía y se basa en cuatro ejes: a) inclusión en la diversidad, es decir que se debe aceptar las particularidades de cada una de las instituciones; b) la creación de un ente central que las agrupe, en este aspecto el “facilitador” en su informe dice “creación o recreación”; c) el fortalecimiento y jerarquización del docente; d) regulación de la actividad en base a un código de ética y un comité que lo aplique.

El documento describe la situación existente y elabora propuestas con la finalidad de mejorar y ordenar el sistema educativo judío generando un planeamiento integrado que permita la investigación y la innovación, para lo cual el ente central debe gobernar el sistema elaborando los planes de estudios de educación judía, canalizando los recursos que proveen las instituciones que lo apoyan, proveer docentes, personal de conducción (directores, responsables de áreas, etc.), representar a las instituciones ante las correspondientes autoridades, promover la instalación de instituciones educativas judías en lugares en las que no existen y son reclamados por la población judía, obtener recursos y subsidios, y lograr que las instituciones respeten un código de ética que regule, por ejemplo el pasaje de alumnos y docentes de una institución a otra y también la manera en que se realizan las campañas para la captación de alumnos, es decir que no intenten captar alumnos que ya concurren a una escuela judía.

La propuesta en sí es muy interesante y Guillermo Borger se comprometió a que durante su presidencia se tomará muy en cuenta las propuestas elaboradas. Pero existen algunos problemas.

El primero en que para que el sistema funcione las instituciones educativas tienen que comprometerse a integrarlo y respetar sus regulaciones, es decir que pueden existir instituciones educativas que no lo integren y por lo tanto no respeten el código de ética que se establezca.

Otro tiene que ver con el tipo de educación a brindarse, pues el documento habla de “excelencia educativa” en las materias judías en forma genérica sin especificar si deben incrementarse las horas de estudio destinadas, por ejemplo al estudio de la Torá o del idioma hebreo, pues para una escuela raigal lo primero es fundamental mientras que para una escuela de las que se denominan “laicas” puede serlo lo segundo.

El documento también habla de “definir el perfil del egresado” al que debe aspirarse, como también del moré. Aquí nuevamente nos encontramos con postulados que difieren según el tipo de institución educativa.

Estamos de acuerdo que la red escolar judía de la Argentina, o por lo menos de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, necesita cambios que aseguren que sus egresados no se asimilen, que la identidad judía que se les brindó sea lo suficientemente fuerte como para soportar los embates del posmodernismo, y el documento que estamos comentando es una propuesta que debería colaborar para que esto ocurra.

Pero creemos que es el Vaad Hajinuj, y la AMIA como su gestora y sustentadora, los que deben encontrar los mecanismos para que la red escolar judía sea el instrumento idóneo para asegurar la continuidad judía

 

La Voz Judía nro. 437

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