La Voz Judía


La Voz Judía
El Rabino Itzjak Kaduri ZT”L

El pasado 28 de enero, en Motzaei Shabat, luego de estar hospitalizado durante dos semanas en grave estado, falleció en Israel el Rabino Itzjak Kaduri, zt”l, reconocido como un verdadero tzadik, un hombre piadoso y caritativo, y un Gaón, un Sabio, por gente de los más diversos ámbitos. Si bien no es habitual en Ierushalaim postergar el entierro de un difunto, en este caso los grandes Rabinos decidieron hacer una excepción y demorarlo un día más a fin de permitir que se acercaran a darle la despedida miles de personas de todo el país. Se calcula que casi 300.000 personas participaron en la levaiá del Rav Kaduri, en una manifestación popular sin precedentes. Si bien el Rav tenía gran ascendiente por su origen en la comunidad Sefaradí, no hubo distinción entre Sefaradíes y Askenazíes en la multitud que acompañó sus restos. De igual modo participaron tanto religiosos como no religiosos, líderes de todas las corrientes religiosas, hombres, mujeres y niños.
El Rav Kaduri nació en Bagdad, Irak, en el año 1890. A una edad muy temprana fue descubierta su grandeza por los líderes de la Torá en Irak. Kaduri fue discípulo de Ben Ish Jai, uno de los “gigantes” de la Torá. Cuenta una leyenda que fue Ish Jai quien bendijo al Rav prediciéndole una muy larga vida. Se dice también que ya a los 17 años de edad, el Rav impartía sus enseñanzas ante muchos líderes de la Torá, quienes se sentían tan impresionados por la profundidad de sus conocimientos que le rogaban no exponerse en público para no provocar la envidia de los demás.
Ya en Bagdad él comenzó a suplementar sus estudios de Guemará y poskim con lecturas de Kabalá. No es mucho lo que se sabe de sus primeros años en Bagdad puesto que el Rav nunca hablaba de si mismo y todos sus contemporáneos fallecieron antes que él.
En el año 1913 llegó a Eretz Israel, y comenzó sus estudios en el Beit Knesset Bet El, de Jerusalem, con el Rabino Ovadya Hodaya. Posteriormente se trasladó a la Ieshivá Porat Iosef en la Ciudad Vieja de Jerusalem. Luego de que los árabes tomaran la Ciudad Vieja en el año 1948, la Ieshivá se trasladó a Gueulá, donde el Rav continuó estudiando y enseñando Torat Hanistar, convirtiéndose en un experto en los escritos de Arizal y kavanot del Rav Shalom Sharabi, al punto de que muchas personas iban a consultarle sobre comentarios oscuros de Arizal y él respondía sin vacilar.

Po’el Ieshuot

En el año 1970 comenzó a difundirse su reputación como po’el ieshuot, es decir, sus poderes para inducir cambios milagrosos, y desde entonces muchísima gente empezó a acercarse a su casa para recibir sus bendiciones. Algunas veces Rav Kaduri se quedaba hasta las once de la noche recibiendo gente para luego de un breve descanso levantarse muy temprano para rezar su tefilá matutina. Su familia tuvo que pedir a las personas, en más de una ocasión, que se retiraran a una hora decente por temor a que el Rabino enfermara por falta de descanso. El Rav jamás dejaba a nadie sin atender; él percibía el dolor de aquellos que llegaban hasta él hasta tal punto que el descanso era lo que menos le interesaba.
Entre las historias que se cuentan hay una de un mohel y de una circuncisión que realizó siendo el Rav el sandik. La madre del niño era una mujer no religiosa de Petaj Tikva que durante sus 17 años de matrimonio no había podido tener hijos, hasta que quedó embarazada pero perdió su embarazo al séptimo mes. Los médicos le ordenaron no volver a intentar tener niños, considerando que su salud enfrentaba serios riesgos si ello ocurría. La mujer, entonces, fue a ver al Rav Kaduri para consultarle qué hacer, y el Rav le dijo que siguiera intentando y que fuera a verlo si volvía a quedar embarazada. Cuando ello ocurrió, un estudio de ultrasonido detectó que eran trillizos. Los médicos insistieron en que abortara considerando que no había podido llegar a término ni siquiera con un solo bebé. Ella volvió a ver al Rav Kaduri y éste le escribió una kameiá y le dio instrucciones de usarlo las 24 horas. Sintiéndose a resguardo, la mujer dio a luz a dos niños y una niña. Su felicidad era tan grande que le pidió al Rav que fuera sandik (padrino)del brit milá (circuncisión) de uno de los varones . La familia se sintió tan conmovida por toda la experiencia que luego se volverían religiosos. El mohel lo explicaba diciendo “Ese era el verdadero poder del Rav; su amor por cada uno de los judíos era tan grande que él se las arreglaba para atraerlos de nuevo hacia el Judaísmo sin presionarlos”.
Otra gente se sintió sumamente impresionada por la piedad del Rav Kaduri y por su extrema habilidad para producir milagros. Se cuenta que el Rav Kaduri visitó una vez al Baba Sali zt”l, otro gran tzadik, y que cuando ingresó al recinto el Baba Sli se paró por respeto. Ambos tzadikim discutieron entonces cuál de los dos le daría la bendición, la brajá, al otro, acordando finalmente que cada uno bendeciría al otro simultáneamente.
Mucha gente le enviaba cartas desde todos los países del mundo pidiéndole que rogara por ellos, algunos por necesitar parnasá (sustento), otros por necesitar refuáh (salud), otros por no poder engendrar hijos…la lista era interminable. El Rav anotaba cuidadosamente el nombre de la persona y ayunaba por ella.
Hace algunos años el Rav Kaduri estuvo de visita en la Argentina, invitado por destacadas personalidades de la comunidad judía del pais, y recibió múltiples pedidos de bendiciones y de curaciones milagrosas.

 

Nro 385 Adar 5766 - Marzo de 2006

Redacción y Administración: Lavalle 2168 Of. 37 ( C.P. 1051) de 15.30 a 18.00 Hs.
Tel.: 4953-7132 / Telefax.: 4961-0954

Tribuna Judía
Una voz que ahonda en las raices judías

Aparece quincenalmente
Director: Prof. Pedro E. Berim
Diseño y Diagramación: Luminaria Design

Propietario
Unión de Israel en la argentina (U.D.I.)

Registro Nacional de la Propiedad Intelectual #187.257