La Voz Judía


La Voz Judía
Shabat Najamú
Por Rabino Efraím Dines

Consuelo y Redención
Consuélate, consuélate, pueblo mío
No anhelaron los sabios y los profetas los días del Mashiaj ni para dominar el mundo, ni para someter a los idólatras, ni para que nos enaltezcan los pueblos, ni para comer, beber y divertirnos, sino para estar libres y dedicarnos a la Torah y a su sabiduría sin que nadie nos oprima y nos distraiga...
Y en aquel tiempo no habrá ni hambre ni guerra, ni envidia ni competencia pues la bienaventuranza se prodigará a manos llenas y todos los deleites se encontrarán como el polvo y no habrá otra ocupación para todo el orbe que conocer a D»S. Por lo que los israelitas serán grandes sabios, conocedores de las cosas ocultas y concebirán el pensamiento del Creador hasta donde la capacidad humana lo permita, como está dicho: «pues se llenará la tierra con el conocimiento de D”s como las aguas que el mar cubren»
Maimónides Reyes XII - 4 y 5

No imaginemos que en los días del Mashiaj se anulará algo de la naturaleza del Universo.., sino que el Universo seguirá su curso normal.
Idem XII - 1

Y todos estos temas y los similares no sabrá hombre cómo serán hasta que sean. Pues son cosas ocultas aún de los profetas. Y ni los jajamim tienen una transmisión oral sobre el tenor, sino que entienden lo que parece ser el sentido de los versículos, de ahí que hayan discutido cómo interpretarlos. De todas maneras, ni el orden de los acontecimientos ni sus detalles son cosa fundamental en la Torah. Y jamás se ocupe el hombre en hagadot y se extienda en midrashim sobre el tema, ni los transforme en algo trascendental. Pues no llegará a través de ellos ni al temor ni al amor a D”s. Ni que pronostique fechas... sino que aguarde y espere su advenimiento.
Idem XII -2

Y aunque todos nosotros, hijos de Abraham, Itzjak y Iaacob fueron llamados “ungidos” (meshijim) y profetas de D”s, como expresamente reza el versículo: “¡No toquéis mis ungidos y no dañéis a mis profetas!” (DibréHaiamim 1-16-22)... de todas maneras jas vejalila y ni en suposición pretender para uno de nosotros el mesianismo que únicamente corresponde al verdadero redentor. Será aquel que diga el Creador “¡Este es!».... y nos lo envíe con una seguridad clara y absoluta... sin ninguna suspicacia de engaño o sospecha de impostura, ni duda ni titubeo ni reserva alguna> basta que todo el orbe lo acepte por propia evidencia de la verdad indiscutible.., sin que se repita el ridículo al que nos llevó la credulidad de las masas apresuradas que se dejaron seducir a veces por falsos Mesías...
Rabí Iaacob Emdin,
Sefer Hashimush 76-2

Tomar las raíces del shabat, con tallos de elogio y agradecimiento, más otras raíces de alegría y confianza, a las que se les quitó semillas de angustia y preocupación. Tomar también pimpollos de grandes de conocimiento y comprensión y alguna raíz de paciencia y conformidad. Moler todo junto en el mortero de la modestia y cocinar en una olla de humildad. Deshojar con dulzura de labios y mezclar todo en aguas de gracia y piedad. Dar de beber al enfermo de desesperación, dos cucharaditas por la mañana y antes de dormir, con tres gotitas de razón. Cuidar que los elementos estén totalmente refinados de todo enojo e irracionalidad y bien revuelto todo con una generosa dosis de aceptación de la Voluntad de D”s... y descansará el doliente y sanará.
Receta atribuida al Rambam Nishmat Abraham 227
Ioré Deá

Curiosa receta para un científico como Maimónides. Y ¿en qué farmacia preparan semejante elixir?
El shabat del consuelo luego de las desgracias del nueve de Ab. ¿Cómo consolar a nuestro pueblo, curtido en males y dolores, perseguido en cada esquina, acorralado ante el paredón de la humana insensibilidad de la Historia?
Yo creo, con emuná shelemá en la llegada del Mashíaj, y aunque se retrase esperaré cada día su venida ¿Hay consuelo mayor? Nosotros, que hemos enfermado de desesperanza, bebamos con avidez del cántaro con que el Rambam nos convida y sanaremos. Se expende bajo receta de D”s en toda leshivá y casa de oración. Aunque no siempre sabe dulce, es mágica poción. De doble consuelo y redención. Redención que no es venganza imaginada por resentidos de dos milenios de galut. Como sabios y profetas no nos aporta nada dominar un mundo que de todas maneras no será nuestro. Ni nos consuela tampoco imaginar torturas que atormentarán a los Torquemadas que con tanta saña nos persiguieron. Ni es temor a D”s la soberbia de sentir que todos vean que el D”s de Israel es el verdadero D”s. Pues no es nuestro honor lo que buscamos, sino el del Creador.
Quien hoy puede bucear en las profundidades del Talmud ya ha comenzado a escuchar el shofar de la Redención... Y rezamos para que la voz de ese shofar sea audible para todos. Entonces, será un mundo sin guerras y no levantará espada nación contra nación. No hace falta cambiar nada. ¿Para qué? La creación tal como está es perfecto palacio de D”s. Quien necesita milagros nunca vio la salida del sol, la risa despreocupada de un niño o el gesto noble de la desinteresada amistad. Quien necesita milagro o señal perdió la capacidad de asombro ante el milagro de nuestra existencia después de tantos nueve de Ab. No calculéis cósmicas fechas, ni rebajéis de su grandeza la augusta redención de Israel. No os dejéis arrastrar por fantasías que el sano juicio rechaza. No sea que mi castigado pueblo, que se consume en nostalgia por la Shejiná que hace milenios se oculta, se deje seducir por otra vana ilusión. D”s es verdad y Su Mashíaj verdad. Cuando advenga no será una verdad ni discutida ni rechazada por nadie. Pues qué sentido tendría un Mesías crucificado que nuevamente deba venir. De polémicas estamos hartos y tan sólo pedimos un poco de Emet. De una vez por todas se rasgarán los velos, se disiparán las brumas y las telarañas de milenios de incomprensión. Y el hijo de David, profeta del verdadero D”s enseñará a todos la Torah, “pues de Sión saldrá la Torah y la Palabra de D”s de Ierushalaim”.
Consuélate, consuélate, pueblo mío.

 

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