La Voz Judía


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Haciendo Historia

El presente artículo, publicado por LA VOZ JUDIA en su edición 37, de Setiembre de 1985, continúa su reproducción iniciada en la edición anterior. A continuación, reproducimos las contundentes opiniones vertidas por el Gran Rabino Shelomó Ben Hamú en dicha oportunidad, y que refleja la vigencia de una problemática cada vez más creciente y que requiere urgentes medidas.
Opiniones del gran rabino Salomón Benhamu
El judaísmo no busca prosélitos. Porque profesa el mas elevado respeto por la personalidad del hombre. De cualquier religión que fuere


Arrasaron con la vida judía los casamientos mixtos “legalizados”

Señores Directivos de Agudat Israel en la Argentina

De mi mayor consideración:
Tengo el agrado de contestar a vuestra carta del día 2 del corriente, cuyos párrafos pertinentes transcribo a continuación:
“Cumplimos con un imperativo judío – Léase en la carta de referencia – de dirigirnos a Ud. En relación con un hecho que aflige nuestro espíritu judío. Aludimos concretamente a las manifestaciones hechas por un llamado “rabino” de Israel al que el Consejo Directivo de AMIA recibió en su sesión del 27 de agosto ppdo, en una reunión conjunta con la Asamblea de Representantes de la Kehilá.
«De manera especial – continua la carta – el llamado “rabino” califico de leyenda el Jerem rabínico vigente para nuestra comunidad sobre conversión y luego en otra afirmación temeraria sostuvo que si algún rabino impugnaba las conversiones al judaísmo practicadas por los llamados “rabinos” conservadores, él – el “rabino” visitante en AMIA ordenaría que tal rabino impugnante “fuera a estudiar el Talmud” porque parece desconocer sus contenidos. Por lo tanto, en su condición de autorizado guía talmúdico, nos dirigimos a Ud., respetable Maestro para preguntarle si, efectivamente, los “rabinos” conservadores pueden celebrar, sin objeciones, tales conversiones y en caso contrario, de no estar autorizados a hacerlo, le pedimos enunciar los motivos válidos de tal incapacidad.”
Me he permitido subrayar las líneas que anteceden al efecto de señalar con precisión, la pregunta que Uds me formulan. Y bien, en respuesta a la misma contesto categóricamente que no.
¿Por qué existe la posibilidad de realizar conversiones en el judaísmo? Porque la Halaja consagra dicha posibilidad de la conversión. Pero paralelamente al admitirla, la Halajá instituye una serie de requisitos: no es lícito desgajar la posibilidad de una conversión legalmente válida del cumplimiento de los requisitos aludidos.
Dicho de otro modo: sin el cumplimiento de dichos requisitos, no hay conversión reconocible para la ley judía.
Los requisitos aludidos, exigidos por la Halajá son de un triple orden:
1. Integración de un Tribunal Rabínico que decide la petición de conversión, este Tribunal como todos los que se constituyen para dilucidar cualquier asunto rabínico, debe estar compuesto por Rabinos competentes, es decir, fieles observantes de los preceptos sagrados de nuestra Torá y conocedores de las leyes rabínicas en toda su integridad.
2. La asunción por la persona convertida del compromiso de conducir su vida de conformidad con los preceptos de la Torá
3. El Brit Milá y la Mikve para el hombre, y la Mikve para la mujer.

El incuplimiento de cualquiera de estos tres requisitos tiene por efecto que la conversión en cuestión no sea válida.
Seamos conscientes y sinceros: en la mayoría de las conversiones que se han realizado y se realizan no se ha requerido el cumplimiento del Mikvé.
También en la mayoría, por no decir en casi la totalidad de las conversiones, el prosélito no ha sido sincero al asumir el compromiso de cumplir con los preceptos de nuestra religión, como lo demuestran los hechos, aún a partir del momento mismo en que se lo declara supuestamente converso.
En todos los Tribunales rabínicos de Israel, no son reconocidos como válidos, esto es, carecen de efecto jurídico alguno, las conversiones realizadas por rabinos no ortodoxos.
Como puede leerse en el libro intitulado Barcai, página 26, el Gran Rabino de Inglaterra, Sir Dr. Emmanuel Yakobowitz, en un congreso de Rabinos de toda Europa en el año 5742, declaró:
Que muchos son los problemas que debían confrontar en ese país con las conversiones aún las realizadas por Rabinos conocidos, en razón de que los conversos no cumplían con los preceptos de la Torá, circunstancia ésta que era causal del no reconocimiento de la conversión.
Por otra parte y con referencia específica a la Argentina, existe por añadidura un HEREM refrendado por eminentes Rabinos de Israel entre los que cabe destacar al Gran Rabino de Israel Itzjak Halevy Herzog, padre del actual presidente de Israel, el Gran Rabino de Israel Abraham Hacohen Kuk, el Gran Rabino de Israel y Rishon Letzion Iaacov Meir, y el Gran Rabino de Jerusalem, Zevi Pesaj Frank. Por virtud de dicho Herem, carece de total validez toda conversión que se realice en la República Argentina, cualquiera sea su motivación en cualquier circunstancia y lugar.
Al respecto corresponde destacar muy especialmente que el nombrado y célebre Gran Rabino de Jerusalem Zevi Pesaj Frank, en su magna obra intitulada HAR ZVI sobre el Yoré Dehá, en el capitulo 116, ante un caso que se le planteara directamente respecto a una conversión celebrada en la Argentina, manifestó que en razón del Herem antedicho, era nula, y esto sin importar cualquiera fuera el Tribunal Rabínico que la hubiera realizado.
Remito adjunto fotocopia del Herem antedicho.
Por todo lo expuesto queda en evidencia el despropósito que supone el calificarlo de “leyenda”.
Con todo lo que antecede pretendo haber dado clara y directa respuesta a la consulta que ha movido a Uds. a remitirme la carta que respondo.
Pero este arduo tema de las conversiones me ha impedido a extenderme en algunas consideraciones sobre el mismo, y digo solamente “algunas consideraciones,” porque un desarrollo cabal de esta materia excedería, por su extensión, los razonables limites epistolares.
¿Con qué finalidad he consignado las consideraciones que anteceden? Para que se tenga clara conciencia del acto trascendente que comporta la conversión. Para muchos, lamentablemente no tiene mayor significación que la de una mera formalidad, cuya finalidad es la de tranquilizar un tanto la conciencia o la de cubrir con un falso manto de legitimidad judía a una flagrante violación de las normas de la Halajá
Cuán poco conocen de judaísmo quienes pretenden atribuir a esta posición claramente restrictiva para admitir conversiones, un sentido discriminatorio. Que no se confunda la búsqueda de la autenticidad, el rechazo de la hipocresía, o la simulación con designios segregacionistas, con falta de solidaridad o calidez humana.
Por otro lado, el judaísmo no busca prosélitos y no lo hace porque los no judíos no necesitan al judaísmo para su salvación. Son acreedores al merecimiento Divino, con sólo cumplir con siete Miztvot, de donde se infiere a que el judaísmo postula el más excelso respeto por la personalidad del hombre, cualquiera sea su razón o su confesión religiosa.
Finalmente, ¿Cuál suele ser, en la inmensa mayoría de los casos, el móvil de una conversión? Hacer posible la consumación religiosa, aunque sólo sea en apariencia de un matrimonio mixto.
Y bien recuerdo, al respecto, las sabias palabras del venerado y honorable Rabino Iosef Oppenheimer Z’L « Es sumamente importante despertar a la judeidad de su letargo y de su resignación y hacer surgir la conciencia acerca del hecho de que cada matrimonio mixto… por todos los medios se debe evitar que avance el torrente de estos matrimonios.»
Que se trata de un torrente y que es devastador, es un hecho de pública notoriedad. Y de ese torrente no se contiene con conversiones simuladas, es también un hecho notorio.
Este tema de los matrimonios mixtos suscita múltiples consideraciones, especialmente en torno a la preservación de la identidad judía, y que, por los limites que debo imponer a esta misiva, me impiden consignarlas.
Saludo a ustedes con mi mayor deferencia y un fraternal SHALOM.
Rabino Salomón Benhamu
-Gran Rabino-
Los judíos de Toronto demandan protección
Bill Gladstone, Toronto

 

Nro 345 - Iyar del 5764 / Mayo de 2004

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