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El fallecimiento de don Gregorio Fainguersch z´l, el pasado 12 de febrero, enluta a toda la comunidad judía organizada de la Argentina, pues fue uno de los dirigentes que transformó a la AMIA en una verdadera kehila.
Como la gran mayoría de los dirigentes comunitarios de las décadas del treinta y del cuarenta del siglo XX, don Gregorio se inició en la azkanut como dirigente escolar, llegando a ser uno de los máximos referentes de las escuela Jaim N. Bialik de Villa Crespo.
A partir del activismo escolar comienza a intervenir activamente en la vida política de la Chevra Kedusha Ashkenazí, participando del factor ideológico que hoy conocemos como Tnua Avoda, resultado de la unificación de las diversas vertientes del Poalei Sión.
En los años cuarenta tiene una destacada participación en la tarea que culminó convirtiendo la Jevra Kedusha Ashkenazi en la Asociación Mutual Israelita Argentina, siendo elegido a fines de esa década Secretario General de la AMIA por primera, cargo que para el que volvió a ser elegido años después.
Una de las labores a la que se dedicó con ahínco fue el de dotar a la AMIA del Estatuto que hoy la rige, el que la convirtió en una institución moderna y democrática cuyos asociados eligen a las autoridades que los representarán en la Asamblea mediante la utilización de un sistema proporcional que permite que todos los factores que intervienen en su vida política interna estén representados.
Al concluir su segundo mandato como Secretario General de la AMIA se había convertido en uno de los dirigentes más destacados de la Kehila y por lo tanto cuando las normas estatutarias lo permitieron fue electo presidente de la institución en dos oportunidades: 1963-1966 y 1969-1972.
Como era previsible debido a sus antecedentes, se dedicó de lleno a la expansión de la red educativa comunitaria, otorgándole amplio apoyo a las diversas escuelas que funcionaban en nuestro medio, pero también se preocupo de las comunidades judías del interior del país, brindándole su ayuda a través de Vaad Hakehilot, la Federación de Comunidades Judías.
Pero Don Gregorio también tuvo que enfrentar momentos difíciles en la conducción de la Kehila, pues fueron sumamente álgidos meses que siguieron a la captura de Adolf Eichmann como asimismo todo el período de la actuación de Tacuara en los años siguientes, en los cuales se ocurrieron actos antisemitas muy importantes, como el caso Sirota por ejemplo.
Otras características de sus presidencias en la Kehila fueron la permanente identificación con el Estado de Israel y la destinar grandes esfuerzos para que la AMIA brindara los servicios que la comunidad requería, entro otros en lo referente a ofrecer asistencia social a los judíos que no podían hacer frente a sus necesidades, estudios demográficos, edición de materiales.
Al concluir su segunda presidencia continuó actuando en la comunidad, ocupó cargos relevantes en diversas instituciones, presidió en varias cadencias Avoda y dirigió aproximadamente durante dos décadas el semanario Mundo Israelita, hasta 1985.
La dedicación puestas en estas tareas junto a irrenunciable vocación de azkan lo convirtieron en uno de los dirigentes a quien era indispensable consultar cuando quienes continuaron al frente de la AMIA debían tomar las decisiones importantes, y nos consta que en varias oportunidades actuó como mediador para evitar que terminaran en divisiones los enfrentamientos internos que periodicamente se producen en la comunidad, especialmente en los meses previos a los actos electorales de la AMIA y de la DAIA.
El achicamiento de la comunidad y las permanentes crisis económicas de las instituciones de base, que comienza a notarse a fines de los años ochenta y se intensifican luego del atentado a la AMIA, el 18 de julio de 1994, le duelen pero no lo sorprenden y pese a su formal alejamiento de la conducción institucional continua siendo un competente conocedor de la realidad comunitaria.
Como consecuencia de su edad, más de noventa años, y las dolencias que padecía, en estos últimos años su tarea se vio restringida, pero cuando su salud se lo permitía concurría a los actos centrales comunitarios y a los organizados por su factor ideológico.
Don Gregorio Fainguersch z´l fue un hombre que dedicó su vida a estar al servicio de la comunidad judía y que merece ser recordado no sólo por lo que hizo – que fue mucho – sino también por la manera en que lo hizo.
Sea este el homenaje que LA VOZ JUDIA le rinde a Don Gregorio Fainguersch z´l, un judío digno, un dirigente comprometido con la continuidad del Am Israel y por sobre todo un azkan.
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