El comentario anterior comenzó con la frase: "Hasta aquí llegamos". Ahora hay que agregar, que ahora llegamos algo más lejos y/o concretos:
Las posibilidades de llegar a algún tipo de arreglo con los palestinos se materializaron con la concreción de algo así como apenas un armisticio, que tiene más inconguencias que perspectivas claras.
¿Porqué estos judíos NO están conformes nunca"?, se preguntan directa o implícitamente los medios de información y muchos hombres y mujeres gentiles en la Europa actual, donde en estos días me encuentro. Todo el mundo, o casi todo, celebró como un gran paso hacia la paz en Medio Oriente la tregua por tres meses concertada entre israelíes y palestinos. Pero pocos reparon en las circunstancias y las trampas que conlleva ese paso, más impuesto por Washington que concertado por las partes en conflicto. ¿ Qué pasa ?
Está ante todo el hecho de que la parte decisiva de lo pactado significó ni más ni un ápice menos que una resonante victoria del terrorismo, más que sobre Israel respecto de los mismos EE UU, que abandonaron con ese esquema de paz su política de "lucha sin cuartel" contra el terrorismo internacional. Es que si Washington hubiera aplicado ese mismo criterio en los casos de Al Quaeda o de Saddamm Hussein, pudieron haber llegado a evitarse las guerras de Afghanistan y de Iraq.
Haberse aceptado y/o impuesto siquiera un armisticio sino simplemente una "tregua de fuego" significa pues NO sólo una victoria del terrorismo palestino sino una posibilidad de reorganizarse y de rearmarse para emprender su lucha con mas ímpetu al finalizarse la tregua de tres meses. Pues es muy poco probable que la deble posición del "premier" palestino, Abu Abbas-Mazen, sea capaz de poner en vereda a Hammas, Ihad y otros en ese lapso, más aún teniéndose en cuenta el hecho de que esas organizaciones gozan ahora de cierto status legal y hasta de reconocimientos internacionales como partes combatientes.
Tan o más importante que esto es el hecho de lo que Israel concedió a cambio de tal endeble arreglo: Retirará asentamientos, liberará a presos asesinos en importante número y se retiró ya de Gaza y de Betlehem, dejando la seguridad en esas zonas en manos de la policía palestina - pese a las tantas muestras de al menos incapacidad de ésta para guardar el orden, amén de su hasta ahora poca disposición de enfrentarse a los terroristas.
La posición internacional de Israel quedó además sensiblemente debilitada, ya que le será difícil al gobierno de Ariel Sharon ó de cualquier otro gobierno de Israel resistir en una segunda etapa de este "proceo de paz" nuevas exigencias de la parte árabe, como por ejemplo en el caso de Jerusalén y - me temo - hasta respecto de la cuestión de los así llamados "refugiados".
Tampoco el "arreglo" pactado facilitará la consolidación del desde ya bastante débil panorama interno israelí. Esto demuestran los dicensos en el mismo seno del gobierno y hasta los primeros amagos de resistencia contra la materialización de los retiros de asentamientos. Esperemos al menos que estos hechos NO prosperen y que gane la cordura. Pero lo que parece irreversible es, que el Estado Judío, que en las guerras que con sus enormes logros constructivos supo ganarse un importante prestigio en el mundo, queda en menos en el respeto que se supo ganar. Basta para ello abrir las páginas de los principales diarios y escuchar los comentarios de los medios electrónicos para ver confirmada esa apreciación. Hasta se nota un cierto distanciamiento de comunidades judías europeas respecto de Israel, que temen, lamentablemente NO sin fundamento, ser víctimas de cierto rebrote antisemita en el viejo mundo como consecuencia de los vaivenes del vecino Cercano Oriente.
En resumen: Estamos mal y vamos mal. Reconocer de una vez esto significaría un principio de serios esfuerzos para remediar esta situación. Ignorar esa realidad palpitante significaría seguir hundiéndonos cada vez más, lo que esperemos NO ocurra. Lo que antecede NO es un análisis pesimista sino realista. Israel necesita un cambio de política y muy posiblemente de políticos, capaces de producir lineas coherentes y de cohesión con el judaismo mundial, con la energía requerida y sin los juegos de un sistema teórica e intencionalmente democrático que en la práctica bordea perligrosamente lo caótico. Es penoso NO poder transmitir ideas y/o mensajes más felices, pero de nada vale cerrar los ojos ante los hechos, tal cual son y NO verlos como uno quisiera que sean.--
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