Cada festividad o evocación del rico calendario judío tiene su sello distintivo. Jánuca son sus luces; Purim, su alegría; Pésaj, su amplio sentido libertario: Shavuot, la entrega de La Ley. Y la lista podría continuar. Pero, ¿Cuál es el sentido vital de Rosh Hashaná?. Por supuesto que el balance de las acciones personales y colectivas, la introspección, la plegaria, la Tzedaká (ayuda al necesitado), el arrepentimiento. Sin embargo, Rosh Hashaná, uno de los cuatro "años nuevos" del judaísmo, tiene una mitzvá, un precepto obligatorio pasivo y activo a la vez: escuchar el toque del Shofar. ¿Por qué? ¿Qué nos dicen esos sonidos agudos y penetrantes que salen de un cuerno de carnero en forma de Tekiá, Teruá, Shevarim, Tekiá Guedolá?
Durante la niñez era muy común jugar en el patio de la sinagoga en Rosh Hashaná hasta que nuestro padre nos llamaba a escuchar ese instrumento rústico pero solemne que el pueblo hebreo todo escuchó antes de recibir la Torá y que preanunciaba la pronta llegada de los tiempos mesiánicos. Y allí estábamos todos conmovidos escuchando el sonido del Shofar. Estremecidos como todos por ese son que llega a la esencia del alma judía.
Si queremos entender la profundidad de lo que es el Shofar, y es la esencia de este libro, tenemos que abordar el origen gramatical de esta palabra: Shofar proviene del verbo hebreo Leshaper que significa mejorar. En definitiva los toques del Shofar son la razón de Rosh Hashaná porque nos llaman a mejorar tanto como hombres o como judíos tanto en relación a Di-s como en relación a todos los seres humanos.
Rosh Hashaná se llama también Iom Hazikarón y cuando cae en Shabat no se toca el Shofar pero la festividad lo recuerda al denominarlo Iom Zijrón Truá (día del recuerdo del toque de Shofar).
En estos días reverenciales Di-s nos recuerda la creación del mundo y el nacimiento del género humano. Es el día del recuerdo de todo lo acaecido desde la Creación y nosotros revisamos nuestras acciones con la esperanza de "Leshaper"; con una mezcla de alegría y sufrimiento; de progreso y atraso; de vida o muerte.
Para los que miren esta festividad en forma estrecha el mundo les puede parecer un derrotero sin sentido, una serie de "casualidades" permanentes pero para el hombre que se sumerge en la plegaria y en los sonidos conmovedores y estremecedores del Shofar, nada está librado al azar. En Rosh Hashaná, desde la creación del mundo, Di-s mira su historia, que es la nuestra: "Y vio Di-s todo lo que hizo y era todo muy bueno (Génesis 1: 31). Claro que el Shofar nos ayuda a entender el sentido de la historia y su significado. El sonido de la Tekiá es simple, sencillo, directo; tal como se describe como Di-s hizo al mundo, "sin defectos ni fisuras" Todo estaba completo, "muy bien". El hombre iba hacia la armonía. Pero también esta el sonido de Shebarim (rupturas) que son los quiebres que el hombre tiene en el sube y baja de la vida. Inmediatamente viene el sonido de la Teruá (que son muchos sonidos entrecortados), que nos llama a despertar no pocas veces con sufrimiento y dolor. Felizmente tenemos el sonido de la Tekiá que hace volver al mundo a su andarivel. Y así, luego de venturas y desventuras, el hombre marcha hacia la “Tekiá Guedolá”, al bien y a la rectitud definitiva, cuando la Humanidad en un todo, al Final de los Días, (Ajarit Haiamim) se "una en un sólo grupo con corazón pleno para cumplir la voluntad de Di-s" (extracto de plegaria del Majzor de Rosh Hashaná).
A lo largo de todo el año el hombre esta ocupado y lleno de preocupaciones, deleites cotidianos, obligaciones, trabajo, hasta casi olvidar su rol en el mundo y su origen. Pero en Rosh Hashaná, día de su creación, el hombre mediante el toque del Shofar se ve impulsado a elevarse y romper sus estrecheces.
Ante la magnitud de la mitzvá de escuchar el sonido del Shofar uno podría preguntarse si transito cerca de una sinagoga y escucho su sonido si con eso alcanzaría. ¿Y si escucho el Shofar todo el año no alcanzaría? ¿Para qué en Rosh Hashana?
Tanto el genial exegeta Rashi como el genial codificador halájico y médico Maimónides, coinciden en que no alcanza con la estética o la casualidad si no hay una intencionalidad.
Escuchar el Shofar en Rosh Hashaná implica el cumplimiento de un precepto pero no es suficiente: Hay que ver el Shofar.
¿Qué es lo que hay que ver?. Su curvatura. Rashi dice en su comentario sobre el Talmud que "se requiere un Shofar torcido porque quien viene a rezar ante el Creador debe presentarse inclinado". Así es que si un Shofar no tiene curvatura no es apto para ser tocado. Lo mismo sucede con la plegaria: una oración que no venza la altivez humana, que no lleve a inclinarse y reverenciar al Creador del mundo, carecerá de sentido final. Por ello el Baal Tokea, el que toca el Shofar, nos lleva a cumplir dos obligaciones: escuchar sus sonidos y ver su curvatura.
Es que si en Rosh Hashaná queremos mejorar debemos antes que nada buscar doblegar nuestro orgullo personal. La mundanidad debe verse doblegada por la santidad del día. Este libro, no solo se refiere al sentido de porque tocar el Shofar sino que tiene una amplia guia acerca de cómo hacerlo, ejercicios respiratorios, etc.
El Shofar de Rosh Hashaná no se toca temprano por la mañana. Se toca cerca del mediodía no solo para que no pierda de escucharlo aquel que vino tarde sino porque al mediodía esta el sol aún elevándose. Eso es lo que quiere Di-s de nosotros.
De acuerdo al idioma hebreo la palabra Shaná (año) tiene dos significados. Por un lado de allí viene la palabra Sheiná, sueño, sopor y por otro lado se puede deducir que de ella viene Shinui, cambio.
El Shofar es el instrumento que al escucharlo y verlo nos debe despertar del sopor y llevarnos al cambio.
Shana Tova Umetuka! Que los sonidos del Shofar nos mejoren y nos reencuentren con nuestra esencia.
(x) Prólogo del nuevo Shofar, del rabino Moty Sigal, Editorial Moaj ,
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