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Ante el terrorismo urbano palestino
Una estrategia de contencion
Por Natalio Steiner, co-director de Comunidades

El trauma que vivio hace unos meses el rabino Lev Ojian le será muy dificil de olvidar. Viajaba de Tekoa al barrio de Har Joma, en Jerusalem, un camino tranquilo. De repente vio la muerte frente a sus ojos. Un grupo de 50 encapuchados apedreó su automovil; uno de ellos abrió la puerta, lo sacó del auto y lo golpeó hasta casi asesinarlo.
La huella que deja el terror en una víctima es distinta a cualquier otro acto de agresión. No es un accidente natural o un choque sino el ataque de " seres humanos " que no te reconocen como tal pero que intentan asesinarte por lo que representas : sos judío.
Muchos israelíes consideran que tolerar este tipo de situaciones es un grave error de concepción defensiva. Desde el punto del que va a su trabajo y quiere volver en paz a su casa, tiene toda la razón. Es un punto de inflexión y se pregunta porque no había policía en ese lugar.
Como si se pudiera poner un policía al lado de cada palestino. El tema es que tal situación esta lejos de la consideración del gabinete de Seguridad. El primer ministro reunirá a sus subordinados y llegará a la conclusión que hay que poner más policía, más filmadoras, más barreras, caminos alternativos o demoler las casas de los terroristas. Cuando uno mira desde afuera todo el proceso se llega a una conclusión muy sencilla : por todo esto el terror parece triunfar.
En contraposición a lo que dicen ciertos analistas no es la desesperación lo que mueve el terror palestino sino justamente la esperanza de quebrar el frente interno de Israel. Es lo que estos hijos de la muerte desean : temor en las calles, soldados corriendo, sirenas de ambulancias, desesperación en los rostros civiles. La intención es lograr el caos. Todo joven manipulado de 19 años puede tener un puñal. El terror es solo un instrumento. El objetivo es desmoralizar y causar pánico hasta que el estado sionista sea quebrado por dentro.
Las dificultades que enfrenta Israel con este tipo de terrorismo es su urbanidad dado que el peso de su ejército no puede ser un factor decisivo en la contención del mismo. El endurecimiento de las penas ha tenido un valor relativo pero en muchos casos la increible benignidad de los jueces generó condenas casi absurdas en proporción a lo intentado o cometido. Hay que empezar por modificar leyes en Israel ya que en algunos fallos los jueces aliviaron las condenas de asesinos justificandose en las condiciones socio-económicas de los acusados. Parece que nadie consideró las condiciones socio-económicas que quedan las víctimas familiares del terror. Y este es el quid de la cuestión. Todas estas consideraciones son válidas para lo jurídico-penal algo divorciado de las nuevas amenazas de seguridad.
Transgresiones delictivas existen en todo grupo social y son fruto de educación o conductas instintivas del hombre. Cuando la sociedad las enfrenta sopesa claramente el premio, castigo o indulgencia pero también arrepentimiento y reparación del daño.
La lucha contra el terror no puede basarse en considerar a este fenómeno como un deltio más. El terrorismo es parte inseparable de una situación distinta : la guerra urbana como medio y estrategia. Los palestinos asesinan judíos no por la conquista, no por los retenes de seguridad, no por las dificultades socio-económicas , menores que en otros lugares del Medio Oriente. Ellos asesinan porque parte de su colectivo nacional recomenzó una guerra distinta contra Israel. Una guerra que es un choque entre dos grupos que pelean por una tiera dificil de dividir con dos distintas metas nacionales.
El israelí medio puede o no priorizar su identidad nacional judía pero para los palestinos es un hecho que luchan contra un colectivo nacional diferente.
No hay para ellos diferencia si un israelí es de derecha o izquierda; sefaradí o ashkenasi; religioso o laico; gordo o delgado. Si sos judío sos el blanco. Como en toda guerra convencional todo el que usa uniforme enemigo es el blanco legítimo. También los israelíes deben considerar ello para perseguir al terrorista que apuñaló, atropelló o solo busco inmolarse o al fanático que incita en una mezquita; a todos ellos hay que endurecer las penas no para que sufran más sino para salvar más israelíes.
Si uno quiere triunfar en la guerra contra el terror debe conocer el centro nervioso y la forma de pensar del oponente. A Israel se le dificulta hacerlo por el " que dirá el mundo ", el mismo mundo que calla ante el terror antiisraelí. Declarar la guerra al terror no es sobrepasar límites sino fijar los mismos en los victimarios. La prioridad debe ser que los palestinos emocionalemente sientan que tienen más para perder que para ganar. Cuando los terroristas perciban que son más golpeados que sus víctimas el terror amainará y será la hora de buscar, si la hay, una salida política que privilegie los intereses de seguridad de Israel.

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