En una entrevista exclusiva con Comunidades, Roni Kaplan, quien desde hace casi una década integra el Ejército de Israel, contó la situación que se vive en el país, la ola de ataques terroristas y la responsabilidad de los dirigentes palestinos.
Hasta hace dos meses Roni Kaplan se desempeñaba como Jefe del Enlace con la ONU en el límite con Líbano de las Fuerzas de Defensa de Israel. Oriundo de Uruguay ,hoy vive en Israel con su esposa Maya y sus "cinco hermosas hijas", de 8, 6, 4 y 2 años, y una bebé de tan sólo 2 meses, justamente el tiempo desde que pasó a reserva.
Por Luciano Stilman, especial para Comunidades
"Quería vivir acá. Hacer el Ejército y luego estudiar", le cuenta en una charla profunda a Comunidades. A pesar que ya hace mucho tiempo vive en Israel, recuerda que al principio por "la presión familiar" no fue fácil. "Cómo mi hijo va a hacer el ejercito antes de tener un titulo universitario" recuerda que decían en su hogar.
"Estudié filosofía, economía y ciencias políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalem y luego me enrolé", detalla quien hoy es voz autorizada a la hora de hablar del conflicto israelo-palestino y la ola de atentados que se suscitaron en las últimas semanas.
- ¿Cómo analizas la situación que se vive hoy en Israel?
Israel está bien ahora.El hecho de que los hoteles en Jerusalem estén llenos estos días, habla por sí solo. La sociedad es resilente. La gente a veces anda por la calle con miedo y es entendible. No obstante, me da la sensación que la sociedad comprende que generar miedo es justamente lo que pretende el terror, y debemos ser fuertes para poder llegar a ser libres en nuestra tierra. El regreso del pueblo de Israel a su tierra es quizás el acontecimiento más importante que nos ha sucedido en los últimos siglos. Eso tiene un precio y estamos dispuestos a pagarlo. Lo que me preocupa es cómo el mundo ve el conflicto. Cuando se dan este tipo de olas de terror islamista palestino, rápidamente se genera un consenso entre algunos líderes e intelectuales de occidente que creen que el conflicto árabe-israelí es consecuencia de la presencia de judíos en Judea y Samaria (Cisjordania) desde 1967 hasta hoy. No obstante, la verdadera causa de la continuación de este conflicto por décadas es el hecho de que los palestinos no quieren reconocer los derechos nacionales y religiosos del pueblo de Israel. La llamada "ocupación" puede llegar a ser un factor , junto con asesinato de Rabin, las mentiras de Arafat, y muchos elementos más. El centro de gravedad del problema es obviado muchas veces por Occidente y eso preocupa.
- El Gobierno determinó poner más fuerzas en las calles, ¿es la solución para evitar más ataques?
Es parte de la solución. De hecho, vimos en las últimas semanas que la presencia de efectivos de seguridad israelíes en las calles ha llevado a una disminución drástica de los atentados en ciudades como Jerusalem, que sufrió más de 20 atentados las primeras 3 semanas de octubre. Israel está utilizando su fuerza con prudencia, en los casos que sus resultados son beneficiosos, y sólo como último recurso. ¿Acaso no es legítimo poner más fuerzas en la calles con el objetivo que islamistas no logren cortarle la yugular a ciudadanos en la vía pública?
- Muchos medios han dicho que este es el comienzo de una nueva Intifada, ¿crees que puede darse así?
No lo sé y es muy apresurado decirlo. De todas maneras, ese es un tema de definición nomás. Le tocará a los académicos definir si es así o no.
- ¿Hamas y la Autoridad Palestina han incentivado a estos ataques?
Sí, por años. En el largo plazo tanto Hamas como la AP han desarrollado una política de incitación contra Israel y judíos-israelíes basada en una cultura del odio con elementos antisionistas y antisemitas -que no es lo mismo-. Esto está operado en leyes de la AP que le confiere premios económicos (plata por realizar atentados) a las familias de quienes ejecutan ataques y en leyes el Islam que le confieren premios de status (convertirse en Shahid) y premios sexuales (72 vírgenes en el paraíso). Si tenemos en cuenta que la calle palestina se ha tornado mucho más islamista en los últimos años, podemos llegar a entender que cuando un terrorista adecúa fines a medios, quizás para él, el beneficio de realizar un atentado es mayor que el costo de la muerte. En el corto plazo hemos visto en este último mes al jeque Mohamad Sallaj alzando el cuchillo en la mezquita Al-Abrar en Gaza rezar: “¡Apuñálenlos! Oh, jóvenes de Cisjordania… córtenlos en pedazos”. El parlamentario de Hamas, Mushir Al-Masri, también mostrando un puñal dijo ante una multitud en Khan Yunis: “El puñal es nuestra elección. El puñal es símbolo de la batalla de Cisjordania y Jerusalén”. La agrupación Fatah, del presidente Mahmoud Abbas, publicó folletos que consideran “mártires” a palestinos que asesinaron israelíes; los folletos llevan las fotos de Abbas y Arafat. Integrantes de la cúpula de Fatah fueron a dar el pésame a la familia de Mohamed Halabi, quien había matado a dos israelíes. Memri citó que la Asociación de Abogados Palestinos concedió un título honoris causa a este joven asesino Halabi, luego de morir. Los parlamentarios árabe-israelíes asistieron a manifestaciones palestinas en las que se cantaba: “Sacrificaremos nuestras vidas por la mezquita Al-Aqsa”. No obstante, a diferencia de varios analistas, creo que ni la AP ni el Hamas son los que están inmediatamente por detrás de esta última ola de terror. AP y Hamas hablan en nombre de la calle palestina pero parecen no tener control sobre ella. Al principio se "subieron al carro" de esta ola de terrorismo para obtener beneficios políticos. Luego apaciguaron el discurso, principalmente la AP. Lo mismo digo, respecto a los políticos árabes en la Knesset. Hace falta un camino más claro en el mundo palestino, el nacionalismo secular está en decadencia, parece que por unas semanas el extremismo ha tomado su lugar, y sin líderes que los escuchen, es difícil frenarlo. Ahí es que aparecen nuestras fuerzas pero pueden sólo disuadir, no ofrecerle una alternativa socio-económica a los palestinos.
Kaplan llegó a Israel desde Uruguay, su tierra natal. Formó parte de las fuerzas armadas durante 9 años y hace 2 meses pasó a reserva. Se desarrolló como economista, fue Jefe de Relaciones Internacionales del Ejercito para América Latina y África, vocero de las FDI para el mundo hispanoparlante y Asia, y en su último puesto trabajó como Jefe del Enlace con la ONU en el límite con Líbano.
- ¿Que sentís hoy después de dejar Uruguay y hacer aliá?
Uno siempre extraña a la familia en Uruguay. Dicen que los uruguayos somos más uruguayos que el mate amargo. Pero por suerte fue todo bien, estoy feliz de vivir en Israel, ser parte de lo que se vive aquí, y me gusta también visitar a la familia y los amigos en Uruguay cada 1 o 2 años.
- ¿Pensaste alguna vez en volver?
No. Quizás cuando mis padres sean más grandes, a estar con ellos un tiempo. Mi idea es echar raíces en Israel, pero en este mundo global uno nunca sabe. De todos modos, mi base espiritual y física quiero que sea Israel.
- Retomando a la última ola de ataques y la influencia de Hamas y AP ¿se tienen que tomar medidas desde lo político?
Desde de lo militar hay que disuadir la violencia. Desde lo político me cuesta más opinar ya que los últimos 9 años serví en FDI y no hablé de política. Parece haber un consenso en la política israelí y en la opinión pública mundial de que Abbas es el mejor presidente de la AP que Israel podría soñar. Interesante consenso teniendo en cuenta que Abbas es un negador del Holocausto, que conduce un esfuerzo constante para deslegitimizar la existencia del Estado de Israel, se rehúsa a negociar un acuerdo y al parecer no ha hecho esfuerzos de conciliación. Así y todo hay una realidad, los palestinos viven con nosotros en esta misma tierra, y muchos jóvenes en Jerusalem Oriental se sienten frustrados, desmotivados y desesperanzados, además de incitados religiosamente. Eso lleva a una radicalización religiosa y nacionalista. No podemos estar desconectados de los vecinos, aún si es a través de los líderes árabes en la municipalidades israelíes -que ellos sí han demostrado un alto nivel de liderazgo-. Hay que comunicarse y forjar un futuro mejor, no se puede bajar los brazos, hay que seguir construyendo. Eso sí, el mundo debe entender que este no es un tema de la "ocupación" israelí, es un tema mucho más complejo, y no es explicable en un minuto y medio en CNN.
- Por último, ¿hay una especial atención por lo que sucede en Siria y la llegada del ISIS cerca de la frontera con Israel?
ISIS está alrededor de Israel, y no representa sólo "materia", sino también espíritu. El propio cuchillo de los palestinos es un símbolo del radicalismo islámico sunita liderado por ISIS. Aquí hay una conexión simbólica a tener en cuenta. No obstante, ISIS aún no ha llegado a las fronteras con Israel, tiene sus problemas en diversos países de la región, y si algún día llegan a Israel, lo último que debe cundir es el pánico. Debo decirles que tenemos aquí un Ejército determinado a dejar al alma en la cancha ante cualquier eventualidad -que Dios quiera que no se dé- ya que no hay cosa que anhelemos más para nuestros hijos que la propia paz.
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