La trágica muerte del niño sirio-kurdo fotografiado como un bebote en reposo eterno sirvió para cumplir con el famoso axioma mediatico que establece que una foto vale más que mil palabras. Sin embargo, grave sería el error si nos quedaramos con la morbidez que nos presenta la misma.
El llamado mundo occidental parace haber tomado cuenta, foto mediante, del flagelo migratorio que se vive en estos días ( pero que comenzó mucho antes) pero no de algunas de sus implicancias.
A fines de 2014 la ACNUR de la ONU estableció que en el mundo hay 60.000.000 de desplazados forzosos. De ellos, casi 2.000.000 esperan aprobación de asilo, 20.000.000 son refugiados que escapan de conflictos civico-militares y los demás estan refugiados en sus propios países. Siria, Somalía, Afghanistan, Sudán, Eritrea, Nigeria, Libia son solo algunos de los países " exportadores " de refugiados que en general son víctimas de autocracias totalitarias, sectarismo religioso y extremismo islamista, un cóctel por demás explosivo.
Nada se les puede reprochar a las personas que buscan huir de su país azotado por las tragedias de la guerra, las hambrunas y la falta de futuro pero tampoco se le puede pedir a Europa- que tiene sus responsabilidades coloniales en la hecatombe,, se haga cargo casi en forma exclusiva del tema dado que la masiva y simultanea llegada de tal masa de migrantes generara la fragmentación social, cultural y religiosa de los países anfitriones y en 50 años Europa se transformara en Euroarabia, tal como lo pronosticara la fallecida periodista, Oriana Fallaci. Es este el plazo estimado en que Europa perderá su matriz demográfica algo que ya queda a la vista en países como Suecia, Holanda, España y Francia. No se trata de oponerse a la recepción de víctimas. Los judíos hemos sido víctimas de las persecuciones pero tampoco se puede caer en la ingenuidad de pensar que el tema debe ser resuelto solo por el mundo desarrollado. ¿ Por qué ricos países árabes como Arabia Saudita, Kuwait, Dubai, Bahreim y otros emiratos no toman una posición activa en la recepción y ayuda a sus hermanos algo que se vería facilitado por el conocimiento de la lengua, similitudes religiosas y de ideosincracia cultural. ¿ Por qué ciertos medios masivos de comunicación no se hacen cargo de denunciar esta falta total de apoyo a sus " hermanos " árabes, tal como lo hacen Jordania y El Líbano, países que al igual que Turquía soportan el peso de la crisis generada por el ISIS y el gobierno sirio ?
Las respuestas podrían buscarse en el desprecio de los gobernantes dictatoriales hacia el árabe pobre y que la migración forzada a Europa es en definitiva un arma de dominación e imposición cultural estratégica contra el decadente mundo occidental.
En 1948 nació un país como Israel que en 10 años triplicó su población absorviendo olas migratorias judías sumidas en la miseria y la desesperación. Lo hizo en medio de una guerra declarada a su existencia y que aún continua. Este estado ejemplar,demonizado por cierta intelectualidad progresista, con toda la precariedad de aquel momento le dio refugio a 600.000 judíos expulsados del mundo árabe al triunfar Israel durante las primeras guerras.
El estado hebreo recibe hoy judíos de todo el mundo y también, en forma regulada, abrió sus puertas a miles de trabajadores temporales asiáticos y africanos cuya incersión ha dado lugar a no pocos problemas sociales.
En contraposición los ricos países petroleros árabes no hacen nada por sus hermanos; nada comparable a lo que ha hecho un pequeño estado en su corta existencia en un mar de hostilidad. Pero si se preocupan por vándalos palestinos que se atrincheraron en una de las mezquitas de Jerusalem para expandir el incendio regional. Hipocresía a la vista.
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