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Periódico Judío Independiente
Abel Basti, periodista argentino e investigador especializado
“Más de 30 testigos que dan fe del paso de Hitler”
El periodista e investigador Abel Basti, quien acaba de lanzar su último libro “Tras los pasos de Hitler”, habló en exclusivo con Comunidades de la serie de investigaciones y publicaciones que realizó para demostrar que el Fürher vivió en la Argentina, para luego exiliarse al Paraguay donde murió.
Por Luciano Stilman , especial para Comunidades
En este material, el autor aporta testimonios, documentos secretos novedosos, y relata los pormenores de un exilio planificado junto con testigos, archivos desclasificados y fotografías que demuestran que Hitler vivió en nuestro país.
Basti, en una exhaustiva recopilación de información, demuestra que el líder nazi falleció el 5 de febrero de 1971 en Paraguay, donde rescató 7 testimonios directos que corroboran la estadía en tierra guaraní.
- ¿Cómo surge tu último libro "Tras los pasos de Hitler"?
Es la coronación de un trabajo de casi 20 años de búsqueda de datos y del aporte de nueva información obtenida en los últimos años. El libro refleja todas las piezas que fui encontrando y tiene que ver con la historia desde el ingreso de Hitler al país en 1945 hasta sus últimos días en Paraguay. Lo que hace es recoger todas las historias, documentos, testigos, relacionados con su vida.
- ¿Cómo fue su llegada a América Latina y su vida dentro de nuestro país?
Lo hizo vía submarino en una unidad que llega en el invierno de 1945 a playas de la Patagonia. El libro tiene más de 30 testigos que dan fe del paso de Hitler (por Argentina), y están mostradas las piezas que se pudieron encontrar. Él vivía inicialmente en Bariloche, hay una serie de testimonios y documentos del FBI que dan cuenta de la llegada y sus primeros años allí. También, tuvo un encuentro con el presidente de la Croacia nazi, Ante Pavelić, que se escapó con todo su estado mayor y se radica en el país. Hubo una serie de encuentros entre ambos en Mar del Plata (donde se exilió el líder croata), como lo hacían en Europa, y hay un testimonio de esas reuniones. Así sucesivamente, el libro va tomando testigos de los lugares donde vivió Hitler y las historias que tuvo él en Argentina.
- ¿Tuviste la oportunidad de visitar la Hacienda San Ramón donde Hitler vivió?
Yo vivo en Bariloche y esto está a unos 15 kilómetros. Inicialmente lo cité en una guía que se llama "Bariloche Nazi" que es una especie de guía turística donde hay fotos de los lugares, su ubicación geográfica y la historia de las personas que estuvieron allí. Para hacer esa guía estuve en esos lugares, saqué fotos y entrevisté personas.
- En tu libro contás con el testimonio de la "catadora" de la comida de Hitler ¿él tenía miedo de sufrir un atentado?
Ese tipo de testigos en particular no pueden responder esa pregunta porque ellos a su vez no se la hicieron a Hitler, pero lo que podemos decir en ese sentido es fue rotado muchas veces de lugar de residencia, que es una de las características de la seguridad respecto a su persona. Incluyo un testimonio de alguien que se ocupó tanto de la llegada de Hitler como de su seguridad durante los primeros años y él más que miedo dice que estaba ante un "jubilado", una persona que había pasado a su retiro efectivo simulando su muerte, y que ellos se limitaban a cuidarlo, pero no habla de miedo, sino de una situación de ocuparse solamente de estar vivo, tener algunas reuniones y no mucho más, un estado de muerte en vida.
- ¿En nuestro país pudo hacer la vida de cualquier persona normal?
Con las excepciones de vivir en el anonimato, del uso de nombres falsos, y con esto que mencionaba anteriormente, de restricciones por seguridad y todo lo que eso implicaba. Podía moverse, pero era más bien que lo movían o lo cuidaban, y estaba sujeto a ese sistema de seguridad personal que tenía impuesta.
- Uno de los nombres que utilizó, según lo explicas en tu libro, es el de Kurt Bruno Kirchner, ¿cómo se llega a saber que uso esa identidad, justamente el mismo apellido que el del ex presidente?
Todos los nazis usaban nombres falsos y los cambiaban por una cuestión de seguridad. Éste lo utilizó en el Paraguay, en la última etapa de su vida. Más que un hallazgo mío es propio de una investigación que hacen dos personas en Brasil cuando se encuentran con una mujer que, tal como lo dice ella y comprueban, es una de las hijas de Joseph Goebbels. Esta mujer, entre otras cosas, coincide con la investigación diciendo que Hitler estaba viviendo en Paraguay, algo que yo demuestro en el libro con una gran cantidad de testimonios, pero también dice que es hija de una relación que tuvo Hitler con Magda Goebbels, cosa que siempre se ha mencionado, un acercamiento en una determinada etapa de la vida consentida por Goebbels que era un "Don Juan", tenía muchos affaires y una relación deteriorada con su esposa, que pasa a tener, según varios autores, un vínculo muy íntimo con Hitler. Esta mujer hallada en Brasil sería la hija de la relación entre Magda Goebbels y Hitler, y coincide con que el Führer se exilió al Paraguay y es la base del testimonio sobre el uso del apellido.
- ¿Pudiste encontrar fotos y documentos fílmicos en los que se pueda ver a Hitler en Bariloche?
El libro menciona un documento de la CIA, que yo tengo en mi poder, con fotografías donde el documento dice que es una foto de Hitler de posguerra que fue obtenida de cierta manera, y no solo el positivo, sino también el negativo. Así que esa es una imagen que sería oficial.
- Por último, ¿los servicios de inteligencia del mundo sabían los pasos de Hitler pero no hicieron nada al respecto?
Todos los servicios secretos sabían que había escapado, ahí no hay duda y se puede corroborar leyendo esos mismos documentos. Por otro lado, como existía una trama de complicidades en la huída misma e intereses económicos y financieros, estos servicios de inteligencia nunca tuvieron directivas políticas de atrapar a Hitler, ya que él no tenía ninguna causa penal en su contra, ni orden de detención, ni pedido de ningún tipo por parte de los estados que habían participado en la guerra, sobre todo del lado Aliado, aún cuando estos países no lo habían declarado muerto. El estado alemán post nazi no declara muerto a Hitler hasta 1955, 10 años después, al no haber ningún elemento de prueba de su muerte, pero tampoco abre una causa penal en su contra. Por lo tanto, el status legal de Hitler para el estado alemán era de una persona viva pero sin proceso penal en su contra, por lo cual no había orden de detención, aún cuando los servicios de inteligencia identificaban su paradero.


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