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Periódico Judío Independiente
La increíble historia de un boxeador judío
Nock Out a los Prejuicios

Por Luciano Stilman, colaborador de Comunidades
En una entrevista exclusiva con Comunidades, el boxeador de origen ucraniano, Dmitriy Salita, quien obtuvo el prime puesto mundial en la categoría Welter Junior, contó cómo es su vida entre el pugilato y la religión, los golpes de la vida a los que tuvo que sobreponerse, y sus desafíos de ser el judío al subirse al ring.

Dmitriy Salita nació en Ucrania y su familia debió emigrar a EE.UU cuando él tan sólo tenía 13 años. Su vida en Nueva York comenzó dentro del gimnasio donde buscaba convertirse en boxeador profesional. Un día, visitando a su madre muy enferma, conoció a un jasid y descubrió el Beit Jabad de Flatbush. A partir de ese entonces, su vida creció tanto en el boxeo como en su observancia en el judaísmo.

Hoy, es conocido en el mundo pugilístico como Dmitriy “la Estrella de David” Salita y se pone firme frente a sus convicciones y los difíciles desafíos como negarse a pelear en Shabat. Dmitriy obtuvo el título “Guantes de oro” de Nueva York, el NABA, el título internacional de WBA & IBF y el primer puesto de peso Welter Junior (2009). Tiene 33 peleas ganadas, un empate y una derrota.

En su visita a la Argentina, el boxeador ucraniano invitado por las Escuelas Oholey Jinuj Argentina, nos habló de su vida, las difíciles circunstancias que atravesó, su carrera boxística y sus creencias religiosas.

¿Cómo fueron esos primeros años en EE.UU?
Difíciles para mi familia. La inmigración es un proceso difícil en cualquier parte del mundo. Lo que fue impresionante para mí fue que pude ver a judíos caminar abiertamente por las calles vestidos con ropa tradicional. Nunca había visto eso antes.

- ¿Cuándo empezaste a boxear?
Comencé a entrenar a los 13 años de edad en el club de boxeo “Starret City” en Brooklyn. “Starret City” fue uno de los mejores gimnasios de todo Nueva York, produjo muchos campeones nacionales y mundiales. Desde el principio, estuve entrenado entre los mejores. Fue muy intenso, especialmente en el principio, pero me dio una gran experiencia y conocimiento del deporte.

- ¿Quiénes fueron y son tus inspiraciones?
Barney Ross, Joe Luis, Muhammad Ali, Sugar Ray Leonard, son algunos de los boxeadores que yo admiro.

- ¿Cómo empezaste a conocer más el judaísmo ?
Siempre creí en D’s y trataba de ir a la sinagoga con mi abuela en los días festivos apenas llegamos a los EE.UU. Mi abuela iba a los sedarim cuando era una niña, antes que el comunismo llegue al poder. Sin embargo, esas experiencias no fueron consistentes. Varios años más tarde mi madre se enfermó y yo la visitaba en el hospital. En una de esas visitas, ella compartía una habitación con una mujer religiosa ortodoxa. El marido de esta señora la fue a visitar y estuvimos juntos durante varias horas en la misma habitación. Empezamos a hablar y a mí me surgían un montón de preguntas, y él fue muy cálido y respondió a muchas. Yo nunca había compartido ese espacio íntimo y durante tanto tiempo con una persona observante.El me pidió mis datos y se los dio al Rabino Zalman Liberow del Jabad local. El Rabino me llamó y me invitó a ir a la sinagoga. Empecé a ir, y muy lenta pero consistentemente, paso a paso, empecé a ser más observante.

- Tu vida tuvo muchas complicaciones, la inmigración a otro país, la enfermedad de tu madre, ¿el judaísmo te ayudo a sobreponerte?
Sí, sin lugar a dudas. La vida es un reto y traté de tomar una lección de una experiencia difícil. A veces no te das cuenta hasta algún tiempo después.

- ¿Cuáles fueron los mayores desafíos de ser boxeador y judío?
Uno de los mayores desafíos es que muchos de los espectáculos de boxeo son los viernes y sábados por la noche así que no podía participar en algunas peleas debido a los horarios. Otro punto fue el antisemitismo que tomaba distintas formas.
Mi decisión más difícil fue cuando llegué a la final del campeonato de los EE.UU. siendo un boxeador amateur con 18 años, era muy ambicioso como boxeador e iba creciendo mi observancia del judaísmo. Decidí no competir en Shabat. Mi último encuentro fue programado para el sábado por la tarde y le dije a la organización de boxeo que no iba a participar porque soy judío religioso y me dijeron que iba a ser descalificado. El periódico “Sun Herald” estaba realizando la cobertura del torneo y se enteraron de mis victorias previas a la final y la posible descalificación. Un periodista , Dylan Hernández, habló con la organización del torneo y mi pelea fue programada después de Shabat. Después de eso, como campeón defensor de los EE.UU. tenía que ir a la Copa Mundial de Budapest, en Hungría. Sin embargo, la Asociación Mundial de Boxeo Amateur que no quiso cambiar el cronograma de encuentros, por lo que yo fui el único miembro del equipo de EE.UU. que se quedó en casa.

- ¿El boxeo y la religion pueden ser complementarios?
La religión es complementaria con todas las profesiones. Si se refiere a la naturaleza del deporte y el judaísmo, tiene que entender el contexto de mi vida: yo no crecí en una casa religiosa y llegué a la religión después de haberme insertado en el mundo del boxeo. Si el rabino me hubiese desalentado, no habría vuelto al templo y probablemente nunca me habrían invitado a hablar en la Argentina en una cena para la educación judía. La grandeza de mi rabino y de los emisarios se puede ver a través de sus obras que son la calidez y la comprensión de los feligreses que se acercan. El aliento y la comprensión hacen que uno se acerque. Fue un gran honor poder hablar en nombre de la escuela que producen judíos que influyen en la vida de los judíos en todo el mundo y fortalecer nuestra gente. Yo soy un ejemplo de la gran labor que hacen.

- ¿Cuáles son hasta ahora los mayores logros de tu carrera como boxeador?
Tuve la posibilidad de ganar el título “Guantes de Oro” en Nueva York, haber ganando mi primer título profesional NABA, y estar como el número uno del mundo en el ranking. Pero lo más importante es que hice todo esto sin comprometer mis creencias y ponerme de pie para lo que yo creía.

- ¿Porqué tu insignia en el ring es una estrella de David?
Esto es para rendir homenaje a los grandes combatientes judíos del pasado, y para representar con orgullo a mi pueblo. Estoy orgulloso de mi pueblo, de mi linaje y mi tradición. También siento que me representa a mí mismo como judío en la opinión pública de manera responsable; es algo bueno para el pueblo judío porque rompe con los estereotipos.


- ¿Pensás que tu ejemplo puede ayudar a otras personas a que continúen con actividades como el boxeo o similares, y a su vez sigan con sus estudios religiosos sin abandonar ninguna de las dos?
La gente hoy día no debe tener vergüenza o timidez de expresar su judaísmo como sucedía años atrás. La religión es la verdad; todos tenemos diferentes talentos y capacidades y debemos de servirle al mundo a través de eso y convertirlo en un lugar mejor, cada uno con sus habilidades y personalidades.


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