El camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones. (Proverbio popular)
El abismal desconocimiento de Obama respecto a la sociedad árabe y a la mentalidad del Medio Oriente merecería un Premio Nobel de Ignorancia (si lo hubiera) más justificado y con motivos mucho mas fundados que el Premio de Paz que le concedieron.
Uno de los principales objetivos de Obama, desde el primer día de su presidencia, fue mejorar las relaciones de Estados Unidos con el mundo islámico en general y el mundo árabe en especial. En su discurso inaugural Obama se dirigió al mundo islámico diciendo que quería "una nueva relación basada en intereses y respeto mutuo". La primera entrevista que dio como presidente fue a la Cadena Árabe de Televisión Al Arabiya. El primer viaje al extranjero que hizo fue a Turquía, un país de mayoría musulmana.
El 4-06-09 en la Universidad del Cairo, en la capital egipcia, el Presidente Obama dio un importante discurso, que ha pasado a la historia bajo el nombre de "Un nuevo comienzo". Debido a su insistencia diez miembros de la organización musulmana fanática Hermanos Musulmanes fueron invitados lo cual ocasionó la ausencia del Presidente Mubarak. Allí mencionó su deseo de estrechar los vínculos con el mundo árabe.
Un año y medio después, durante los disturbios en Egipto contra el régimen de Mubarak, Obama le retiró su apoyo y Mubarak fue derrocado el 11 de febrero del año 2011. El régimen de Mubarak, (aunque dictatorial, había traído estabilidad a Egipto, mantenido la paz con Israel, y su alianza y amistad con los Estados Unidos) fue reemplazado por un gobierno de los Hermanos Musulmanes, islámicos fanáticos que habían apoyado a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Obama telefoneó a Morsi para felicitarlo efusivamente por su elección.
El resultado fue caos y anarquía en el Sinai, catástrofe económica, persecución de la minoría cristiana, e imposición gradual de un régimen teocrático basado en una constitución islámica.Los generales que lideran el ejército de Egipto son pragmáticos y, a diferencia del Presidente Morsi, no son fanáticos musulmanes. Cuando millones de egipcios hartos de la incapacidad de la Hermandad Musulmana para manejar la economía del país, y opuestos a ser gobernados por una organización fanática teocrática, protestaron contra el gobierno, el ejército, para evitar la total debacle de Egipto, derrocó al régimen de los Hermanos Musulmanes.
Hoy, EE.UU. es odiado por los egipcios, que están convencidos de que Obama apoyó a Morsi, y a sus intentos de convertir a Egipto en una república teocrática. En Libia, país al cual Obama ayudó a librarse del dictador Gaddafi, la gratitud a los Estados Unidos se expresó asesinando al embajador. En Siria, ambos lados, los leales al gobierno de Assad y los rebeldes, tienen en común un profundo odio a los Estados Unidos. En Irán, después de cuatro años y medio de la presidencia de Obama, los ayatolas están más cerca que nunca a lograr su propósito de armarse con bombas nucleares.
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