Somos una familia tipo, matrimonio y dos hijos . Hace años que asistimos a una institución socio-deportiva de la comunidad, mi marido es comerciante, yo soy profesional, los chicos siempre estudiaron en una escuela judía de tinte tradicionalista. Con mi esposo decidimos cumplir con lo que nosotros pensamos que era ser judío: el Brit Milá al nene, el Bar y Bat Mitzvá, reuniones familiares para las festividades, ir al templo para Rosh - Hashaná y Kipur.
Un día suena el celular y era mi hijo de 22 años que nos pedía encontrarnos para charlar; diferentes temas pasaron por nuestra cabeza: será sobre la facultad, una novia, se querrá ir a vivir solo. Hasta ahí llegaba nuestra imaginación.Nos comentó que desde hacía un tiempo había comenzado a ir a charlas con un Rabino junto a un grupo de amigos y la paz interior que estaba buscando tanto la encontró en la Torá y decidió empezar a cumplir con los preceptos: hacer teshuvá. Imagínense nuestro desconcierto: quiere decir que: ¿Lo que hacíamos en casa estaba mal? ¿Nos equivocamos durante todo este tiempo? ¿Lo nuestro ya no sirve, no es válido? ¿Quién es esta nueva persona? ¿Qué le pasó? ¿Lo vamos a perder? Nos pide que cambiemos nosotros también.
Crisis en la familia: enojo, tristeza, tensión, angustia, vacío, desesperación; costumbres nuevas, amigos nuevos, rituales, vestimenta, comidas. Todo nuevo. Con todo esto ¿ qué hacemos?
Esta es una situación que nos planteó una familia a raíz del conflicto que se había generado. Nos impactó la similitud de eventos y emociones que veíamos en el relato. Y se preguntarán ¿por qué? Porque cada una de nosotras dos atravesamos por esa viviencia y sabemos fehacientemente que en plena crisis se hace muy difícil y a veces hasta imposible pensar con claridad. Genera impotencia, desorganización, confusión, las emociones inundan la capacidad de reflexionar con tranquilidad y tomar distancia de los hechos. Luego de nuestro recorrido realizado valoramos el hecho de haber buscado ayuda externa, la cual nos permitió llegar a este momento con las herramientas necesarias para que nuestro grupo familiar transite de manera más armónica respetándonos en las diferencias.
Es sabido por todos que en estos últimos años hubo un incremento en la cantidad de jóvenes que se acercaron a la religión. A partir de esta experiencia y del estudio profundo de la temática nos surgió el deseo de poder orientar a este numeroso grupo de familias que se sienten sin apoyo y sin contención, como en su momento nos sentimos nosotras.
Nuestra propuesta es ofrecerles a los padres un espacio, a través de grupos de reflexión y contención , para buscar puntos intermedios y de negociación con sus hijos. (Es bueno aclarar que no son grupos terapéuticos). Crisis y cambio no necesariamente implican ruptura ni estar peor.
Todo cambio descoloca y es importante tomar conciencia que la respuesta que se tenga frente al mismo generará la posibilidad de abrir o cerrar el diálogo y el acercamiento. Una de las maneras de abordar estas situaciones es la de trabajar las diferentes etapas de las crisis y los cambios. De allí que, fundamentada en experiencias personales y en un estudio profundo de la temática, organizamos la tarea en grupos. Asimismo, les ofrecemos la posibilidad de un acompañamiento individual en caso que no requieran de trabajo grupal.
Parafraseando a un colega amigo nos preguntamos: ¿existe una única manera de vivir? Nosotros, los padres, ¿creemos que la nuestra es la mejor y que a todos los miembros de la familia les sirve por igual? o simplemente, ¿ se trata de que cada uno encuentre su propia fórmula?
|
|
|
|
|
|
|
|
