Trato de recordar como eran las pascuas de mi infancia, y la primera vez que debía yo hacer las preguntas “Ma Nischtana” ¿Que sucedió aquella noche? Y por que es diferente a las demás noches, en casa se hablaba con bastante anticipación sobre cada una de las fiestas judías, y en algunas caminatas con mi abuela Sara, cuando la acompañaba a hacer sus compras o en sus idas y venidas de la sinagoga, manteníamos largos diálogos sobre cada fiesta y su significado.
Su preferencia hacia mi la descubrí muchos años después, cuando mis tías, que también ya estaban en Argentina, lejos de ella, me contaron que yo tenía un enorme parecido al abuelo Abraham, que murió de tifus un mes después que mis padres se casaron, ella me protegía y era un manantial de sabiduría en muchas cosas de nuestra religión .
Mi hermano mayor que llevaba el nombre de ese abuelo, concurría al colegio “Tarbut” financiado en parte por Ört yo en cambio debía ir al Talmud Tora, que era mas barato, justamente al lado de esa escuela fabricaban “matzot”(pan ácimo) y uno de mis tíos que trabajaba allí, me pasaba algunas de esas planchas que se quemaron en parte, y con mis amigos nos hacíamos un festín con la parte comestible.
Semanas antes de esa fiesta, se notaba un enorme movimiento de limpieza de la casa, se blanqueaba con cal, y se hervían los utensilios de los lácteos separado de los carneos a fin de que sean aptos para la fiesta ”Kascher le pesaj” la limpieza se veía casi por todas las callejuelas del pueblito, y daba la impresión como si quisieran renovarse en todos los sentidos, (como si quisieran sentirse purificados), esa noche después de las oraciones en el Schil, y ya en la hora del seder (cena de pesaj) luego de las preguntas ¿Que sucedió aquella noche?, mi padre leyó toda la narrativa que nosotros ya conocíamos, de nuestro aprendizaje en la escuela, pero según nos explicaron hay que repetirla, porque nunca debemos olvidar que fuimos esclavos en Egipto, comimos y probamos unas gotas del vino preparado por la abuela, y nos dormimos espiando la copa que dejaron llena para el profeta Elías, que según los escritos vendrá a anunciar la venida del Mesías, salvador de toda la humanidad.
En 1936 viajamos a Argentina en el trasatlántico “Arlanza” que demoró 21 días la travesía desde Londres a Buenos Aires, en el mismo realizamos también esa cena de pesaj y comimos durante los ocho días el pan ázimo, y tres días después aun en alta mar, cumplí mis trece años en la misma nave, colocándome las filacterias.(tefilim).
Mi padre ya estaba desde 1931 en el Chaco, hasta 1941 luego de la ocupación Soviética de toda Wolinia, y de nuestro pueblo Berezno, a través del vergonzoso pacto Riventrop - Molotov, recibíamos alguna correspondencia, y ese año con la entrada de los alemanes termino la vinculación con la familia, y no supimos mas de ellos, y solo quedaron con vida los pocos partisanos que lograron huir a los bosques, y luchar contra esa barbarie.
Según relatos de alguna gente no judía de ese pueblo, dicen que obligaron a todos ir con palas cavar trincheras y cuando eso estaba a medio hacer, los ametrallaron, y durante varios días se escuchaban los gemidos de algunos que quedaron mal heridos, y no tapados bien con los tractores.
No encuentro explicación como puede haber quien niegue el holocausto.
Queda en el recuerdo la diferencia del trato de los ejércitos alemanes de la primera querrá mundial, que tuvieron un trato humanitario con la población civil, y con los prisioneros de guerra, que siendo mi padre uno de ellos volvió a su casa cuando terminó esa guerra tan absurda como todas las demás.
Desde donde tiene alcance la memoria seguimos festejando la liberación de la esclavitud de Egipto, que data de 1312 años antes de la era actual, y tan solo ese detalle debemos tenerlo por un milagro, ya que a través del tiempo y los cambios de significado en la religión cristiana y otras, esta tradición de la pascua judía sigue en pie, y es precisamente lo que conmemoró él judío Jesús en la ultima cena, junto a sus discípulos también judíos, según las descripciones de los evangelios sinópticos.
Jacobo Garber
Villa Angela- Chaco
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