Comunidades


Periódico Judío Independiente
Comunidades, los 25 que vienen
¿Israel o Argentina?
En el año de su 25 º aniversario, Comunidades, comienza a desarrollar y publicar notas que no sólo revean el pasado, sino que analicen el futuro, lo que viene y sus tendencias. Estas notas analizarán en sucesivas ediciones la evolución y las regresiones del judaísmo contemporáneo en sus diversas facetas.

El autor de esta nota, Yerahmiel Barylka, es un rabino argentino de vasta trayectoria educativa en Argentina, México e Israel. Radicado en el Estado Judío, analiza los cambios en la comunidad judeo-argentina desde una mirada retrospectiva. La nota fue publicada originariamente en la revista israelí Nekuda y se presenta en Comunidades en su versión castellana con pequeñas diferencias.

La judeidad argentina ha cambiado. Esta comunidad judía fue alguna vez una de las más sionistas del mundo. Ella contó con una red educativa judeo-sionista ejemplar y una parte importante de ella, concreto su aliá. Ahora los judíos argentinos viven en una era de cambios y tensiones internas en las que el rol del Estado de Israel y su relación con él ocupan un lugar secundario.

Los factores del sionismo secular y laicista que la caracterizaron en su pasado, tienden a la decadencia y dos grupos ideológicos ocupan su lugar: los que buscan activamente involucrarse en la argentinidad, aún en menoscabo de su identidad judía y los que lograron construir una vida judía religiosa basada en sus instituciones barriales.

Pero, la mayoría de los judíos argentinos no pertenece a ninguno de los dos grupos. La mayoría de los judíos argentinos no vivencian el judaísmo en forma activa, el sionismo no es relevante para ellos e Israel y su actualidad es visto como algo lejano.

Los veteranos ideólogos sionistas, vinculados a la kehilá y sus instituciones, envejecieron o ya pasaron a mejor vida y su lugar, en parte, fue ocupado por sectores que dudan de la legitimidad histórica, jurídica, moral y política del estado de Israel. Algunos tomaron esta actitud desde la ignorancia y parte encontró en el post-sionismo la excusa para racionalizar y sostener sus dogmas antiisraelíes originales. Entre estos últimos no hay tampoco procesos de renovación cultural o política vinculados al judaísmo y al sionismo. Ellos, de hecho, se desprendieron de toda visión judía y sionista. Factores ideológicos diversos desarrollaron actitudes de hostigamiento contra el establishment judeo-argentino. En sus argumentaciones, sostienen que los judíos argentinos son una parte integral de la población del país y sus preocupaciones deben sólo dirigirse hacia él. El mensaje es simple y penetrante: todo judío debe apoyar y aceptar a Israel pero si uno no quiere vivir fuera del estado hebreo está obligado hacia el país en el que vive. De acuerdo a esta visión los judíos obligatoriamente deben participar en la vida política del país de su residencia como centro de su militancia.

Entre los miembros de la segunda corriente hay quienes piensan que la vida judía observante puede ser más plena en Argentina que en Israel debido a que formalmente no se realizan conversiones al judaísmo reconocidas y validadas por Israel, mientras que el rabinato oficial israelí si convalida conversiones que se llevan a cabo en ese país. Así sucede que una comunidad judeo-argentina, que creció en el regazo de un amplio laicismo, se encuentra en una situación en la que la posición sionista de sus veteranos dirigentes, perdió la fuerza de atracción que tenía. Los líderes comunitarios abandonan el ideal sionista y en lugar de educar para la aliá, hay entre ellos los que promueven un involucramiento en la vida política y social local, mientras que otros sólo hacen hincapié en la observancia más estricta de los preceptos. A consecuencia de ello hay muy pocos sionistas religiosos en la Argentina, una línea que antaño lograba equilibrar las tendencias y que aportó su pensamiento a la identidad judía de los argentinos. Si a esta situación le sumamos el relegación de las instituciones nacionales de Israel en la Argentina y su falta de trascendencia y los escándalos que sucedieron por el comportamiento indeseado de algunos de los emisarios (shlijim), es fácil entender por que las relaciones entre la comunidad judeo-argentina e Israel, se empobrecieran. Lo paradójico es que en la época de grave crisis económica en la Argentina (2001) el Departamento de Educación Judía de la Agencia Judía, apoyó más a los grupos no sionistas que a los que bregaban por una educación sionista propia de los movimientos juveniles. Así, conciente o inconscientemente, la Agencia Judía terminó apoyando a los sectores que iban tomando distancia de Israel, aun sin proclamarlo abiertamente.

El dilema que Hertzl planteó en su libro El Estado Judío ( 1896), ¿la tierra de Israel o la Argentina?, despertó en su momento una discusión que conmocionó la opinión pública judía de Europa a pesar que él retiró sus conceptos. La decisión histórica de esos años fue clara: No Argentina, no Uganda, sino la tierra de Israel. Sin embargo parece que la rueda vuelve a rodar y hoy este dilema ocupa a amplios sectores de la comunidad judeo-argentina.

La posición socio-económica de la comunidad argentina era más baja que la de otras comunidades judías en Sudamérica pero alta en comparación al promedio del pueblo argentino. La comunidad tuvo intelectuales con una clara orientación occidental aún entre judíos que vinieron de Asia y África. La comunidad creció en poco tiempo y se hizo más heterogénea. Casi desde principios del siglo pasado, se crearon decenas de organizaciones judías que permiten palpar la división, el crecimiento y también la pluralidad de matices que caracteriza la vida pública de los judíos en Argentina. Los judíos hablaron idish, árabe y en forma paulatina, hebreo. Hubo épocas en que se editaban diarios en idish y hebreo. Hoy sólo en español. Luego del nacimiento de Israel, aparecieron en el país organizaciones o partidos que reflejaban las posiciones políticas existentes en Israel. Por ello en las elecciones para la AMIA competían Mapai, Liberales, Mapam, Jerut, Mizrahi y otros, como si Israel y Argentina fueran un solo ente. No faltó tampoco una fuerte organización comunista, antisionista, judía. El peso de estos partidos en la vida comunitaria era muy importante. Ellas conformaron las instituciones centrales de los judíos ashquenazíes y disputaban en la calle judía por posiciones de influencia. La red escolar judía se conformó en forma similar. Había escuelas identificadas con las líneas políticas de Israel y escuelas del Bund que bregaban por integrarse más a la sociedad y preservar el uso del idioma idish y su cultura. También había ieshivot de Agudat Israel. La independencia de Israel fortaleció a los movimientos juveniles sionistas y con ellos la aliá jalutziana. Cuando comenzaron a llegar los emisarios de Israel fueron recibidos con simpatía y emoción pero no pasó mucho tiempo hasta que se registraran pugnas de poder entre los dirigentes locales y los shlijim y miembros de la embajada de Israel. También hubo reacciones antisionistas muy violentas con motivo del surgimiento del Estado. En una tumultuosa reunión del Bund se llegó a llorar por la creación del estado de Israel ya que pensaron sería el fin de la cultura en idish. Solo luego de la guerra de los Seis Días, la mayoría de los dirigentes del Bund se reconcilió con la idea de un estado hebreo. Hasta algunos de sus miembros hicieron aliá. La mayoría de los bundistas se asimiló o pasó a activar en agrupaciones políticas de la Argentina. Hasta fines de los años 70 del siglo pasado la mayoría de los olim argentinos eran miembros de los núcleos juveniles que enriquecieron al movimiento kibutziano y se integraron a Israel con una identificación profunda.

El golpe militar de 1976 golpeó a la comunidad judía y a los movimientos sionistas. Según Efraím Zadoff, especialista en historia de las comunidades judías de América Latina y representante en Israel de la Comisión de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina, fueron secuestrados y asesinados en el país, entre 2.000 y 3.000 jóvenes judíos que conformaban casi el 10 % de todos los " desaparecidos" tal como los denominaba el régimen militar. Un número alto teniendo en cuenta que los judíos en el país no llegan al 0,8 % del total de la población. Es en esta época en que comienza a debilitarse aún más la comunidad y sus estructuras, que ya había sido afectada por las crisis de las cooperativas de crédito de la década anterior.

No hay dudas que la dictadura influenció en la identidad sionista de los judíos. Muchos judíos buscaron marcos judíos o sionistas como una forma de alejarse del activismo político al que invitaban los grupos subversivos, pero otros tantos se desilusionaron de los marcos comunitarios porque no veían en ellos respuesta seria y clara a lo que sucedía en el país. En esos días las organizaciones judías y sionistas lograron llevar a Israel a más de 300 jóvenes judíos. También los ataques terroristas contra la embajada de Israel y la AMIA conmovieron a los judíos. Los atentados generaron sensación de impotencia, dolor y por supuesto dudas acerca de la seguridad personal. Padres que dudaron en continuar enviando a sus hijos a instituciones judías por temor a otros ataques y una disminución en el número de alumnos de la red escolar judía. Hubo incluso entre los judíos argentinos quienes acusaron a Israel por las desgracias sufridas pero también hubo judíos que prefirieron creer que el atentado fue contra la Argentina y vieron en ellos un golpe a la democracia y a la sociedad civil y no un ataque particular contra los judíos e Israel aún a pesar de las declaraciones de Hezbollah.

A la crisis comunitaria de los judíos en Argentina se les sumó la quiebra de dos bancos de capital judío (Patricios y Mayo) en 1998. La crisis económica agravó otras facetas de la crisis. A fines de los años 90 aumentó el déficit en el presupuesto nacional y en la balanza de pagos. El gobierno no pudo controlar la situación hasta que en noviembre del 2000 los inversores entraron en pánico y la confianza en los bonos de la deuda se agravó hacia fines del 2001. Todo el país sufrió la crisis y entre los judíos también aumentó el pesimismo. Muchos quedaron sin trabajo o debieron cambiar de profesión para subsistir. Casi 20.000 judíos llegaron al borde del hambre. Las escuelas y sinagogas colapsaron y la comunidad no pudo continuar funcionando sin el apoyo de organizaciones judías internacionales.

El movimiento Jabad fue quizás la más importante y efectiva, entre las organizaciones que salieron a ayudar. Los líderes de Jabad formaron una red asistencial y de ayuda recíproca que ayudaba a todos los que necesitaban alimento o educación sin mirar su grado de observancia de los preceptos religiosos. El hecho implicó el fortalecimiento del movimiento entre los irreligiosos que empezaron a mirar a Jabad con mayor aceptación. Paralelamente el Joint administraba el aporte de organismos internacionales, en especial de EE.UU. En época de crisis, muchos judíos casi sin vinculación comunitaria, que se acercaron a pedir ayuda, redescubrieron los lazos con el judaísmo a pesar que en el pasado no estaban ligados a ninguna institución. Otra organización que brindó su ayuda fue la Agencia Judía. El dinero de la Agencia fue distribuido de acuerdo a criterios que no implicaron construir nuevamente las instituciones educativas cerradas, sino buscando imponer una reestructuración, al tiempo que buscó aumentar considerablemente la aliá. Nadie sabe aún con certeza el número de los que se fueron y luego retornaron a Argentina pero parece llegar a una cifra apreciable.

La comunidad judeo-argentina pareciera contar hoy con 190.000 miembros, aunque todas las cifras acerca de las cantidades son discutidas. El 80 % vive en Bs. As. En su mayoría la comunidad es secular y el número de casamientos exogámicos es muy alto: según muchos entendidos supera el 50 % en Bs. As. y el 80 % en el Interior.

Hoy no hay judíos antisionistas que queman banderas de Israel; no hay judíos comunistas que lloren por el idish. Hoy, con dificultad, el judío común conoce los nombres de los pequeños partidos sionistas. Las agrupaciones políticas judías tienen nuevos nombres y también su relación con Israel es diferente. Los judíos de origen sefaradí que estaban por fuera de la estructura tradicional ashquenazí son hoy en día una fuerza activa y constructora. Sus instituciones educativas y religiosas crecen sin cesar y son ortodoxas. Es importante resaltar que por primera vez en la historia la AMIA tiene un presidente que se declara abiertamente ortodoxo.

¿Y la aliá ? Luego del aumento registrado en los años de crisis económica, cuando no pocos interesados en vivir en Israel buscaron demostrar que la ley del Retorno los habilitaba, pese a que su relación con el judaísmo y la comunidad era prácticamente inexistente, hoy muy pocos judíos argentinos hacen aliá. Una cierta estabilidad en la economía popular argentina frenó esta tendencia. A pesar de todas las crisis, los judíos argentinos eligieron manifestar su sionismo a través de un proisraelismo que no ha llevado a la aliá y también hoy esas manifestaciones de antaño se ven debilitadas cada día más.

Desde el nacimiento de Israel en 1948, unos 100.000 judíos latinoamericanos hicieron aliá. 80 % son originarios de la Argentina. A pesar de su alto número, nunca quisieron organizarse como un partido sectorial. Muchos se adaptaron muy bien, se esforzaron por ser miembros de la nueva sociedad y se transformaron en parte del ambiente y la cultura israelí en todos los campos.

Los judíos que eligieron quedarse en la Argentina, probablemente hayan dejado de plantearse el dilema si Argentina o Israel, y están en su derecho. Desde lejos, pareciera que la pregunta si ¿desean que sus descendientes sigan siendo judíos o no?, ha perdido trascendencia para la mayoría, más preocupada por problemas de supervivencia que de identidad, y que prefieren no ser perturbados en sus negocios y en sus acciones.

Cuando la crisis de las instituciones nacionales judías se hace cada día más evidente y sus acciones más inoperantes, las respuestas deberán ser asumidas por los mismos integrantes de la que alguna vez fuera una de las comunidades judías mejor organizadas y más creativas del mundo y que en aquel entonces hasta podía vanagloriarse de una red escolar modelo, que hoy ya sólo forma parte de la historia.

Número 483
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

Comunidades
Periódico Judío Independiente

www.comunidades.delacole.com
E-mail: periodicocomunidades@gmail.com

Editores y Directores
Dr. Alberto J. Rotenberg - Prof. Natalio Steiner

Domicilio Postal
Casilla de correo Nro. 49 - (1872) Sarandí - Prov. de Bs. As

Teléfonos
4864-8738 (por la tarde)

Representantes en el Interior
Villa Angela (Chaco): Jacobo Garber - Moisés Ville (Santa Fe): Pedro Balhorn. Tel.: (03409) 42-0189.
Rosario: Saúl Bloj. Tel.: (0341) 433-1254. - Concordia: Batia Enguelberg. Tel.: (0345) 421-9822

Difundimos gratuitamente todas las actividades comunitarias.
Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de los artículos de este periódico sin mencionar su origen.
La notas firmadas no representan necesariamente el modo de pensar de los Directores.

Registro Propiedad Intelectual
Nro. 206.708