La crisis del 2001 en la Argentina ya pasó, pero, al igual que un huracán,dejó secuelas en la sociedad. Y la comunidad judeo-argentina no fue la excepción. Mucho menos, los niños, castigados en hogares donde la pobreza continua haciendo estragos.
Una vez más, tal como lo hiciera con la demografía judía, el Joint realizó una investigación social sobre dos temas críticos : la pobreza y su impacto sobre la niñez. Un informe especial realizado por Gabriel Kessler y que resumido presentamos a continuación para derribar mitos y enfrentar situaciones molestas que preferimos disimular.
El objetivo general de la investigación fue conocer la situación social de los hogares beneficiarios de programas sociales comunitarios con hijos de 0 a 18 años. Así se puede ver el perfil de la población, las ocupaciones e ingresos, las problemáticas de vivienda, educación y participación comunitaria.
En una primera fase se encuestó a 890 personas que viven en 230 hogares y que fueron asistidos por el Joint, entes sefaradíes, comunidades de Rosario, Córdoba y Bahía Blanca y una muestra al azar de judíos asistidos por centros dependientes de AMIA, Jabad Lubavitch y Tzedaka.
Perfil de la población y hogares
La mitad de los miembros del conjunto de hogares revelados son niños y adolescentes. En 2/3 de los hogares el hijo menor tiene menos de 13 años. El 30 % de los hogares son mono parentales ( en su mayoría de madres ). Un tema importante que señala la vulnerabilidad del hogar es el promedio de miembros por vivienda. En el 67 % hay cinco o más miembros y en el 33% restante hay hasta cuatro miembros .
Educación en los hogares
Hay un bajo clima educativo en estos hogares. Un mínimo de 12 años de educación garantizaría un mínimo de ingresos básicos.
La encuesta muestra que en el 52 % de los hogares hay 11 años de educación por persona. Ello implica a futuro menores chances y mayor vulnerabilidad.
Problemas de vivienda
Solo un 36 % tiene vivienda propia. Un 30 % alquilan, con la dificultad que ello implica pero en general no se nota hacinamiento.
Las condiciones de vivienda en un 80 % son aceptables. Casi no se registra falta de heladera y cocina; en un 75 % hay teléfono, 84 % lavarropas, 58 % equipo de música y un 36 % computadoras.
Ingresos
2/3 se restringen en los gastos y 1/3 admite que se endeuda. Son hogares que se arreglan con lo que tienen pero una situación de desequilibrio como una enfermedad, alto pago de servicios, vulnera el frágil equilibrio.
Acceso a programas sociales públicos
Un 74 % no es beneficiario de programas del estado. La política de los entes comunitarios no fue suplir lo que el estado no da sino enseñar a pedir y gestionar lo que por ley corresponde.
La salud
La salud de niños y mujeres embarazadas esta en niveles aceptables. El 77 % del tiempo libre de los niños lo pasan con sus padres. Hay controles médicos pero fallan los controles odontológicos por consumo excesivo de dulce o por el alto costo.
Un 4 % de los chicos encuestados sufre de discapacidad; un 7 % algún problema crónico de salud. Son cifras que coinciden con la tendencia nacional. Un 25 % ha solicitado asistencia psicológica en los últimos cinco años.
La educación
La escolarización es bastante satisfactoria. Hay muchos jóvenes que estudian solo en Yeshivot y no se perciben problemas graves de decersión. La repitencia si es un problema : un 13 % repitió grado o año algo que esta si muy por encima de los valores nacionales.
Identidad y participación institucional
44% de los niños de estos hogares tiene ambos padres judíos y en un 50 %, uno solo de los padres lo es. El 88 % de los padres se asume como judío con orgullo.Los hijos que más se reconocen como judíos son los que provienen de madre judía. Sólo un 9 % de estos jóvenes van a una institución sociodeportiva y aumenta la frecuencia de asistencia a ámbitos religiosos judíos.
Pefil ocupacional
De los encuestados mayores de 13, más de la mitad estaba ocupado, hay un 35 % de inactivos y un 11% de desocupados.
La desocupación es alta : en los varones llega al 17 % y un 22 % en las mujeres. El 38 % de los que trabajan tienen una ocupación inestable lo que implica ingresos fluctuantes, deficit de de derechos sociales y precariedad laboral.
Perfiles de los hogares vulnerables
Se detectaron tres tipos de hogares vulnerables :
a) Hogares monoparentales en general a cargo de la madre.
b) Hogares con pobreza crónica.
c) Hijos adolescentes en hogares pobres y sin vinculación comunitaria.
En el primero de los casos se trata de un perfil muy vulnerable. Hay en promedio dos hijos por hogar, con una edad promedio de padre/ madre de 45; nivel educactivo de 12 años de estudio y la edad media del hijo menor es dde 9. El 42 % de estos padres que trabajan lo hacen en puestos inestables. Si pierden la ocupación, no hay otro ingreso.
La desocupación en estos hogares llega al 20 % lo que implica una situación compleja para una de cada cinco familias. Se trata de hogares con madres de baja calificación laboral lo que dificulta conseguir empleo y a ello hay que sumar las restricciones de tiempo por tener hijos a cargo. También el cuadro se agrava por falta de familiares, aislamiento social y rechazo o dificultad para formar nueva pareja. Sin embargo en las diferentes coordinaciones de los proyectos han encontrado contención emocional.
En el segundo las cosas son más graves. Se trata de familias que se endeudan para enfrentar problemas de habitat. Un 30 % se encuentra en ese grupo de los cuales 43 % son monoparentales. Hay muchos hogares con nuevos pobres, usuarios de la red comunitaria a partir de los años 90. Se trata de pequeños comerciantes o industriales que perdieron su fuente de ingresos en la crisis del 2001 y que por motivos diversos no lograron reinsertarse en el ámbito laboral. Un segundo subgrupo se corresponde a sectores populares del conurbano bonaerense y con matrimonios mixtos sin un pasado de clase media. Son grupos con graves problemas económicos y temen que siempre se corte la asistencia comunitaria.
En su vinculación con la comunidad se sienten agradecidos en el apoyo económico- social pero a su vez discriminados por la pobreza de los ámbitos comunitarios. " Son todos chetos. Te juzgan por como vas vestido ",expresan algunos reticentes a asistir a actividades comunitarias.
En el caso de los adolescentes sin vinculación comunitaria se detectaron dos perfiles. Uno, los que en general tienen poca relación social por su introversión, sin amigos y sin vida social. Un segundo grupo adolescentes sin problemas de relación pero con grupos sociales fuera de la comunidad. Muchos se sienten extraños en Tnuot, sinagogas, por carecer de base común que da la educación hebrea formal e informal. Su grupo social no se corresponde con lo que las instituciones judías brindan. En ambos grupos una preocupación central era el futuro y la situación familiar. Muchos no se interesean en estudios secundarios y solo aspiran a algún trabajo.
La comunidad judeo-argentina desarrolla desde la crisis del 2001 una labor unificada a fin de aliviar la situación de las familias judías que quedaron en la pobreza y la degradación. A marzo de 2008 un 21 % de la población asistida por la comunidad corresponde a menores de 18 años que totalizan a 2426 niños y adolescentes que se encuentran incluidos en 1273 familias. El 75 % se encuentra en Cap. Fed. y Gran Bs. As. y un 25 % en el Interior del país.
Así las cosas, a futuro habrá que preocuparse no sólo de la atención de padres sin trabajo que ya no podrían salir de la pobreza sino de como salvar de la miseria y la exclusión a los hijos de esos castigados matrimonios.
Una realidad que la comunidad no debiera eludir.
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