Mujer ejemplar no es fácil de hallarla; ¡Vale más que las piedras preciosas!...Habla siempre con sabiduría, y da con amor sus enseñanzas. Está atenta a la marcha de la casa, y jamás come lo que no ha ganado..." (Proverbios, 31)
Así nos habla El "Tanaj" (la Biblia), de la mujer virtuosa ("Eshet Jail"), aquella a la que canta el Rey Salomón en el Libro de Proverbios. La rememoración de estas palabras no es causal, ellas son las que a mi mente acudieron más de una vez, al pensar en Tamara Scher, a quien a con todo mi respeto y afecto dedico estas líneas que siguen.
Mujer ejemplar
Fueron y son memorables los encuentros con esta “Mujer ejemplar, que no es fácil de hallarla; ¡Vale más que las piedras preciosas!”...
Hace añares que es compañera de labor en la AMIA. Recientemente ha decidido retirarse, muy a pesar de todos, compañeros y directivos, quienes deseábamos que continuara, pues su capacidad, su conocimiento, su eficacia, sumados a su incomparable esencia humana, nos hace saberla irremplazable. Sin embargo, huelga decirlo, es también por otra parte, una hermosa sensación cuando alguien decide retirarse en el momento cúspide de esplendor en su labor.
No hay duda de que Tamara es una mujer por demás singular e impar. Atesoro los momentos en los que nos encontramos en su oficina o en la mía. Se trata de momentos hechos de una especial magia, en los cuales la evocación de los sueños comunes y la añoranza de los tiempos de militancia en los cuales deseábamos con fervor juvenil, la construcción de un mundo mejor, son protagonistas infaltables. Tamara: compañera de sueños, de militancia, de labor comunitaria, de pensamiento y risas sobre el vasto anecdotario de personajes varios y variados, que ambos hemos conocido.
Ella es la memoria viviente de la AMIA -donde trabaja desde la primera mitad de la década del sesenta- y de todo aquello que la circunda; tal es así, que nos complementamos en las memorables charlas, preguntándonos mutuamente sobre acontecimientos y figuras de la comunidad.
Nos potenciamos recíprocamente, pues Tamara perteneció por 50 años a la AMIA, en cambio mi militancia transcurrió fundamentalmente por fuera de esta institución. Las reminiscencias del pasado, condimentadas con anécdotas del presente, acompañadas del infaltable humor, nos embargan más de una vez, al punto tal, que creo que deberíamos un día, juntos, publicar las "biografías no autorizadas" de muchas de las figuras de la comunidad, las cuales serían de seguro, "best seller" editorial.
La mujer virtuosa
Comencé estas líneas con la descripción que hace el Rey Salomón de la mujer virtuosa. Si tan sólo fuera yo quien sintiera que estas palabras la reflejan, podría ser una personal apreciación, pero en ocasión del festejo de sus 70 primaveras, su familia y amigos han compuesto para ella, bajo el título “Tamara. El libro”, una bellísima colección de escritos que le están dedicados y versan sobre ella desde la perspectiva de cada lazo, de cada profundo vínculo que ha construido a lo largo de su vivir. Es así, que luego de leerlo, si bien sencillamente nadie ha evocado el apartado del Antiguo Testamento, las cualidades de la mujer virtuosa, resuenan en cada página, afirmando su encarnadura en la incomparable Tamara. El regalo que le han hecho, se convierte entonces, en un delicado espejo que la refleja en sus diversos aspectos y afectos, pero con un potente centro del cual además, emana luminosidad: aquella que proporciona el amor, la sabiduría y la valentía.
Las palabras de sus hijos Edith y Ariel, de su esposo León Scher, de sus nietos que la llaman “superabuela”, muestran que Tamara es una de aquellas mujeres, que con devoción ha sabido nutrir una hermosa familia. Y uso el verbo nutrir en el sentido más pleno que éste puede conllevar, pues Tamara, no sólo ha dado a luz un digno hogar, con sus manos laboriosas entrelazadas a las de su esposo León, con quien creó los bellos seres que los llenan de gratificaciones, sino que además se brindó como ejemplo de las lecciones de vida: logró la transmisión de invaluables valores.
Nacida en Charata en el Chaco, sorteó de la mano de sus padres Berisch y Victoria -para los cuales era “Túmerl”- y su hermana Raquel, los difíciles tiempos una y otra vez, sin desfallecer. Con la juventud como primera fuerza y la infaltable cultura bajo el brazo -el preciado legado paterno- y luego, con ese hermoso bagaje, juventud y cultura, que supo forjar en su inmutable espíritu, se abrió paso en la vida.
Ambos hijos relatan, ya adultos y padres, haber podido, a partir de su incondicional sostén afectivo, elegir su propio sendero en la vida y haber sentido el incondicional acompañamiento en cada uno de sus pasos. La Tamara madre supo y sabe, que en el brindar las condiciones de posibilidad del devenir de los hijos, sabiéndose amparados y guiados por el ejemplo que los cobija, hace que de ellos emerjan los más dulces frutos, producto tanto de la continuación familiar, como de la singularidad de las nuevas generaciones: Sabiduría de madre judía. La enfermedad no pudo con esta gran mujer, quien batalló contra el mal, con sumo valor y entereza: la dignidad, la fuerza y la confianza que la constituyeron siempre.
Lass páginas que la homenajean pasan delante de mis ojos; si no la conociera me sorprenderían, pero la conozco hace tanto, que aquello que me produce, es más bien satisfacción de que tantos amigos, compañeros y colegas de trabajo, hagan hablar a las huellas que Tamara dejó en ellos, ese particular cruce que pocas veces se da entre sapienza y cariño, que ofreció con toda generosidad a aquel que se le acercara.
No creo excesivo afirmar que el Rey Salomón se inspiró en una personalidad como la de Tamara, cuando escribió su Libro de Proverbios, con el que comienzo estas humildes líneas hechas de admiración, pero siento -y aún más ahora que ha decidido retirarse- que es casi ínfimo todo lo que pueda decirse de esta maravillosa mujer, pues para mí, en nuestros encuentros, no se trataba de ir a visitarla en su oficina, sino de "peregrinar al Templo".
Nota: Estas líneas fueron escritas en Israel, el día en que los compañeros de la Amia la homenajearon (11/6/08), y que por razones obvias, no pude físicamente estar presente.
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