Los palestinos e israelíes reanudaron en estos días contactos políticos con el claro objetivo- asi expuesto- de poner fin al casi centenario conflicto palestino- israelí. Es este, por ahora, el resultado más visible de la mal llamada cumbre de Annapolis promovida por EE.UU. con el claro objetivo de relanzar un alicaído proceso de paz, atenuar sus tropiezos en Irak, represtigiarse ante el mundo árabe y frenar la expansión de Irán en la región. Demasiados objetivos para tan poco efecto. Omert y Abbas se juegan en estos encuentros la supervivencia política de sus respectivos regímenes.
Es dificil pensar que como consecuencia de esta reunión palestinos e israelíes puedan ver el fin del conflicto que lo separa. La magnitud de los temas a resolver es abrumadora y dificilmente un estado palestino este en pie a fines del 2008 ya que espinosos temas que llevan 40 años sin resolver, como el futuro de Jerusalem, colonos judíos en tierras judías ancestrales que los palestinos reclaman como propias, el controvertido derecho al retorno de lo refugiados palestinos, delimitación de fronteras, caracter del estado palestino, control del terrorismo, agua, no son temas a resolver en un año. Por otro lado este encuentro ha servido para aglutinar un disperso frente árabe en la monocorde muletilla o eufemismo de que no habrá "paz justa " si Israel no vuelve a los límites de 1967 que en realidad son los límites de 1949, es decir de un armisticio de hace 59 años que nunca fueron reconocidos como prenda de paz definitiva.
El agobio por la falta de paz en la sociedad israelí es grande y por ende los lleva a ilusionar sobre la validez de cualquier papel escrito. La fecha que se eligió para la reunión de Annapolis es sintomática. Un 2-11-1917, hace más de 90 años, Gran Bretaña aprobaba la declaración Balfour que la comprometía a establecer un estado judío en la Palestina histórica ( lo que hoy es Israel y Jordania ). Un 29-11-1947 la ONU aprobaba la resolución 181 que dividía la tierra de Israel en dos estados : uno judío que nacería en medio de la hostilidad y otro palestino que no nacería por la terquedad árabe. En noviembre de 1967 la ONU aprobaría la famosa resolución 242 como base para la resolución del conflicto a pesar de cierta ambiguedad en su texto. Finalmente, hace 30 años, en noviembre de 1977, el presidente egipcio Anwar Sadat visitaba Jerusalem y abría el camino hacia la normalización de relaciones con Israel y a su asesinato a manos de la Jihad egipcia.
Lo que por estos días ciertos medios omiten es que el problema no nació en 1967 con la ocupación de territorios durante la guerra de los Seis Días. El problema primigenio no sería tanto la ausencia de un estado palestino sino la inaceptabilidad por parte de liderazgos extremistas de un estado judío. La gran mentira que repetidamente aparece en medios antisionistas de difusión general es que no hay paz por el apoyo incondicional de EE.UU. a Israel. Lo que esta implícito en esa mentira es el significado de lo que palestinos y otros árabes denominan "paz justa " ya que para lo extremistas en el mundo árabe-musulmán, en ascenso, paz justa es el desmantelamiento del estado de Israel y su conversión en un estado palestino. Hasta que en el mundo árabe y palestino no prime la sinceridad sobre la ambiguedad, cualquier conseción israelí se verá como un elemento perjudicial para Israel y que sólo alimentará más absurdas concesiones de un estado judío, el único en el mundo,cuya superficie entraría 550 veces en el mapa del mundo árabe.
En algo menos de un años, noviembre de 2008, veremos la realidad y reeleremos este editorial para medir si teníamos o no razón.
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