algun tiempo publicabamos un reportaje al periodista Carlos De Napoli que daba pruebas contundentes de la penetración nazi en la Argentina en los años previos y posteriores a la Segunda Guerra.Esa nota es complementada ahora por el aporte de una joven prof.de Historia Judia que devela otros aspectos casi desconocidos de una historia tan misteriosa como real y que llega hasta nuestros dias.
Por Beatriz Reitburd(X)
Especial para Comunidades
En los años 70, en una chacra cercana al pueblo de Charata, ubicado en el Departamento de Chacabuco, Chaco, se descubrió un enorme sótano techado que habría servido como lugar de reunión de los nazis locales, entre ellos de dirigentes de la colectividad alemana durante la década del 30 y principios del 40. El hallazgo vino a corrobar los comentarios que circulaban sobre este tipo de actividades secretas que se realizaban fuera de las miradas indiscretas. En las paredes del sótano, revocadas y pintadas de color azul, aún quedaban huellas incuestionables de objetos de la Alemania Nazi que decoraban su interior. Tiempo después, manos desconocidas saquearon y destrozaron el lugar, pero no lograron borrar el pasado nazi de Charata.
La colonia alemana de Charata fué creada en el año 1920 por inmigrantes descendientes, en su mayoría, de aquellos alemanes del Volga: agricultores que se establecieron en Rusia durante el reinado de Catalina II, la Grande en 1762.
Desde sus comienzos, los inmigrantes recibieron dinero y asesoramiento de la Embajada Alemana y bajo sus auspicios crearon una Cooperativa, una Asociación Mutual y una escuela alemana, la “Deutsche Schule” destinada a brindar a las jóvenes generaciones, nacidas en la Argentina, una estricta educación basada en las tradiciones y cultura germánica.
Una década más tarde, coincidiendo con el ascenso del nazismo en Alemania, también se abrió un internado para niños y jóvenes, que llegó a albergar, en el año 40, a 450 alumnos.
Tanto la escuela como el internado, jugaron un rol primordial en la difusión de la ideología nazi. Según testimonios de ex alumnos, en la escuela se dictaban clases especiales sobre nazismo a puertas cerradas y con las ventanas bajas y en los actos patrios se cantaba el Himno aléman y el argentino con el brazo derecho en alto. El cumpleaños del Fuhrer también se festejaba en la sede de la escuela con la presencia de los afiliados al partido nacional-socialista quienes portaban brazaletes con la cruz svástica.
El material didáctico provenía del Tercer Reich y los maestros alemanes de la Unión de Escuelas Alemanas en la Argentina debían prestar juramento de fidelidad y obediencia al Fuhrer del Reich y del pueblo alemán. En las aulas se colgaban cuadros de Hitler y banderas con la cruz svástica y al estallar la guerra, tanto los adultos como los niños estaban pendientes del ejército alemán.
Los Boys Scouts germano-argentinos y la Juventud Hitleriana, ambas organizaciones creadas en la década del 30, impartían instrucción militar a sus miembros y varios de ellos partieron a Alemania para enrolarse en el ejército.
Charata, como otras tantas colectividades alemanas en el país, albergó a marineros del acorazado Graf Spee. Uno de ellos se casó con una jóven, hija de una familia alemana y se radicó en forma permanente en el pueblo.
El 27 de marzo de 1945, tres meses antes de finalizar la guerra, el gobierno argentino declaró la guerra a Alemania y retiró la personería jurídica de todas las asociaciones alemanas en el país. Las escuelas privadas quedaron bajo la juridicción del Ministerio de Educación de la Nación y la escuela alemana de Charata no fué la excepción.
Aún en nuestros días, algunos veteranos recuerdan el cierre de la escuela y del internado con indignación: ...”EE.UU. declaró la guerra a Alemania y no cerró las escuelas privadas que funcionaban en el país, Brasil tampoco, pero la Argentina sí lo hizo”
Recién en 1973 y después de un prolongado juicio contra la Nación, Charata reabrió las puertas de la escuela alemana, pero esta vez como academia idiomática.
Más de un nostálgico, añora la época de “gloria” de los años 30 y principios del 40. No hay vuelta que darle....Hay muchos huevos de serpiente diseminados y ocultos por todas partes que esperan el momento preciso para salir del cascarón.
(X)La autora de esta nota es prof. De Historia Judia, sociologa e investigadora
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