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Periódico Judío Independiente
El terrible atentado contra la AMIA del 10 de menajem av de 5754, se incorpora a la larga serie de acontecimientos contra los judíos a lo largo de la historia acaecidos en el quinto mes del calendario hebreo
LOS ATENTADOS DE ENTONCES Y LOS DE AHORA

Por Rabino Yerahmiel Barylka (Israel)
"Y en el mes quinto, a los diez días del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán de la guardia, que solía estar delante del rey de Babilonia. Y quemó la casa de D-os, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y destruyó con fuego todo edificio grande. Y todo el ejército de los caldeos, que venía con el capitán de la guardia, destruyó todos los muros en derredor de Jerusalén" (Jeremías 52:12)."Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos los entregó en sus manos... Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas, para que se cumpliese la palabra de D-os por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos". (2Crónicas, 36: 18-21). "Acuérdate, D-os, de lo que nos ha sucedido; mira, y ve nuestro oprobio. Nuestra heredad ha pasado a extraños, Nuestras casas a forasteros. Huérfanos somos sin padre; nuestras madres son como viudas. Nuestra agua bebemos por dinero; compramos nuestra leña por precio. Padecemos persecución sobre nosotros; nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo. Al egipcio y al asirio extendimos la mano, para saciarnos de pan. Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo. Siervos se enseñorearon de nosotros; no hubo quien nos librase de su mano. Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan, ante la espada del desierto. Nuestra piel se ennegreció como un horno a causa del ardor del hambre. Violaron a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Iehudá. A los príncipes colgaron de las manos; no respetaron el rostro de los viejos. Llevaron a los jóvenes a moler, y los muchachos desfallecieron bajo el peso de la leña. Los ancianos no se ven más en la puerta, los jóvenes dejaron sus canciones. Cesó el gozo de nuestro corazón; nuestra danza se cambió en luto. Cayó la corona de nuestra cabeza; ¡ay ahora de nosotros! porque pecamos. Por esto fue entristecido nuestro corazón, por esto se entenebrecieron nuestros ojos. Por el monte de Sión que está asolado; zorras andan por él. Mas tú, D-os, permanecerás para siempre; tu trono de generación en generación. ¿Por qué te olvidas completamente de nosotros y nos abandonas tan largo tiempo? Porque nos has desechado; te has airado contra nosotros en gran manera". (Lamentaciones 5:1-22).



El 10 de menajem av de 5754 se produjo el mayor atentado terrorista de la historia de la Argentina: una bomba destruyó el edificio de la AMIA. En ese atentado murieron 85 personas. Y nunca más, ni la calle Pasteur, ni la comunidad, ni la propia Argentina volverán a ser las mismas. Y, me atrevo a decir que tampoco las comunidades judías de otras naciones ni la propia población israelí. Pero, dos años antes, ya el mundo sabía que en Argentina había impunidad para matar libremente cuando el objetivo fue la embajada de Israel. Entonces, ¿por qué no, en el edificio de AMIA?

¿Quisieron los asesinos llevar a cabo el atentado en Pasteur, en las fechas en la que nuestro pueblo conmemora tantos hechos históricos que tienen como común denominador la muerte de judíos, su exilio, su expulsión, persecuciones y un llanto inagotable? ¿Los terroristas habían calculado la fecha que para la mayoría de la comunidad judía argentina fue hasta ese día intrascendente y que por el silencioso proceso que socava las tradiciones, lo continúa siendo, al extremo que prácticamente nadie sabe que el 10 de av debe conmemorarse a las víctimas y que el calendario judío debe ser el único referente para el recuerdo, aún para quienes no son judíos?

El atentado contra el edificio de la AMIA, fue cometido por asesinos anti israelíes y antisemitas y sus cómplices vernáculos aún no identificados, en esa mezcla macabra de complicidades tan conocida. Sucedió calculadamente o no, en fecha que en Buenos Aires, no se cuenta según el calendario hebreo, como otra prueba, como si faltaran, de lo alejado que se encuentra la mayoría de la comunidad de la experiencia judía. Ya es hora de que los judíos argentinos retomen el 9 de av y a partir de él, puedan insertarse nuevamente como parte del pueblo judío todo. No se puede exigir que otros compartan el duelo propio si uno se excluye del Otro, que es uno mismo. Ya nuestros sabios, dijeron que quien no se lamenta en los días de dolor por la destrucción junto a todos, no podrá alegrarse cuando alcancen los días de gozo.

No por casualidad decidí encabezar estas líneas transcribiendo algunos de los versículos que ilustran el drama de nuestro pueblo que fue repitiéndose aumentado en el transcurso del tiempo. Creo que hablan por sí mismas y que difícilmente poetas ni escritores de nuestra época, tan pobre en pensamiento, puedan describir mejor.

El 9 de av señala, además de la destrucción del Primer Templo hace poco menos que 2600 años y del Segundo hace 1937 años, la expulsión de los judíos de España hace 515 años y también una serie de acontecimientos aciagos que nos sucedieron. Maimónides en Mishné Torá, en el capítulo 5 de las normas de ayuno, nos trae otros sucesos como que en un 9 de av se decretó, por la acción de los enviados a ver la Tierra, que la generación del desierto no ingresara a la Tierra de Israel; la caída de la ciudad de Betar en la época de Bar Kojva con sus decenas de miles de habitantes, y Tornostropus aró el Monte del Templo y sus alrededores cumpliéndose así la profecía de Jeremías 26:18 y de Mija 3:12: "Sión será arada como campo y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas y el Monte del Templo como cumbres de bosque."

En Tishá Beav, no comemos ni bebemos, no nos bañamos ni nos hacemos masajes en el cuerpo, no calzamos zapatos de cuero o piel, no mantenemos relaciones maritales, solemos no sentarnos en sillas altas y abstenernos de usar perfumes. Siguiendo el dicho de Salmos 19:9, "Los mandamientos de D-os son rectos, alegran el corazón; el precepto de D-os es puro, alumbra los ojos", evitamos estudiar Torá porque ello alegra los corazones.

Llegó el tiempo de integrar el dolor de los judíos argentinos a los de todo el mundo, llevando el recuerdo del atentado al 9 de av y unirse a todos los judíos ayunando y leyendo los textos de tanto dolor acumulado por los años y el padecimiento.

Entonces, podremos repetir la frase con la que finalizamos la lectura de las Lamentaciones: "Vuélvenos, D-os, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio".

Pero, aún así queda pendiente la manera de encontrar consuelo por la horrible pérdida. Después de las tres semanas de angustia, duelo y sitio que van desde el 17 de tamuz hasta el 9 de av, se necesitan siete semanas de consolación.

Los edificios nuevos no llenan los que fueron borrados, ni son suficientes para crear olvido.

Consuelo y olvido no son equivalentes. La elaboración del duelo por las pérdidas de los seres queridos es un proceso lento y difícil. Cuando las vidas son arrancadas por adversarios que no saben elevarse para poder luchar por lo que creen son sus intereses legítimos, sin usar la violencia asesina, el resultado es muy difícil de superar. La reacción a la pérdida de un ser amado o de la tierra propia, de la libertad, y del Templo, necesitan de un proceso, largo y difícil. El ayuno, el sentarse en el piso, el apagar las luces, el compartir el texto de las Lamentaciones y las endechas, facilitan la expresión de sentimientos inhibidos que cuando se muestran dentro del grupo reciben el apoyo de los otros dolientes. Recuerdan las circunstancias en las que se produjo la pérdida y el recuerdo de su esencia.

Cuando niño sentado en el piso del templo, lloraba al oír Eijá sin entender el texto, no había allí ningún político que diera mensajes vacíos de contenido ni llenos de frases vacías. Nadie prometía justicia que no pensaba hacer. Supongo que estar junto a otros y oír los textos y más tarde leerlos por mí, ayudaron a mi personalidad y a mi identificación con el judaísmo y con el sionismo. 'Por el monte de Sión que está asolado; zorras andan por él', lloraba y ante mí estaban todos los familiares de mis familiares que murieron durante el Holocausto. 'Huérfanos somos sin padre; nuestras madres son como viudas', veía a los niños llevados al cautiverio durante la destrucción del primer y segundo Templo. 'Cesó el gozo de nuestro corazón; nuestra danza se cambió en luto', sentía como los expulsados de España y Portugal. Con mis padres y mis maestros, hablaba de las circunstancias que condujeron a la pérdida y de las personas que no conocía y de su historia personal. No hacíamos nada para reducir el recuerdo doloroso, ni para echar culpas a otro.

Unir el dolor de la comunidad judía toda, y de aquellos que sin pertenecer al Pacto de Abraham nuestro patriarca y que pagaron con sus vidas haber circulado por el edificio de la kehilá ashkenazit, al dolor histórico del Pueblo Judío, es el primer paso de la consolación. Aceptar el dolor es el primer eslabón para la reconstrucción. Encontrar y castigar a los culpables es un mandamiento irrenunciable. Sin él no puede haber consuelo ni perdón. "Vuélvenos, D-os, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como antaño".

Número 420
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