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Periódico Judío Independiente
Sobre la supuesta eleccion sexual
HOMOSEXUALIDAD:¿ QUIEN DISCRIMINA A QUIEN? (Parte I)

Por Susana Grimberg
En la historia de la humanidad, el pasaje de la endogamia a la exoga­mia es el elemento inaugural de la civilización. Pero es por la prohibi­ción del incesto, enunciada por el pueblo judío en la Torá, que se funda la histo­ria de los hombres. En el Génesis 2, Vers. 24, se enuncia desde la creación misma de Adán: "Dejará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne".

El texto de la creación introduce también otro tema de crucial importancia. Adán (que quiere decir Hombre) y Eva (madre de todos los vivientes) fueron expulsados por del Paraíso por haber probado del fruto del árbol prohibido, del árbol del conocimiento del bien y del mal. Ellos, que habían cumplido con la orden divina “creced y multiplicaos” y gozaban de una sexualidad en libertad, del paraíso de la sensualidad, y, por lo tanto de lo eterno del paraíso, no fueron expulsados por haber sostenido, disfrutado de las relaciones sexuales. Adán y Eva fueron expulsados por haber transgredido la ley que prohibía probar, saber, del árbol del saber. La vergüenza ante la propia desnudez surgió luego de “saber” acerca de la desnudez, de haber probado, mordido, sabido, del fruto del árbol del conocimiento. Sin embargo, no debe de haber sido tan descorazonador pues, además de saber que eran diferentes, supieron que en y con esa diferencia, gozaban.



El fantasma de la libertad
En “El siglo del horror”, un artículo de mi autoría (Debate 14-01-05), me referí a la cuestión de la libertad, esencial al discurso de estos tiempos. J. Lacan, en relación a ese discurso, dice que el derecho del individuo a la autonomía es un campo indispensable para el hombre moderno pues afirma su independencia no sólo a todo amo sino también a todo dios.

Sin embargo, ¿es posible esa autonomía cuando el sujeto, desde los primeros años de vida, se estructura de una manera absolutamente dependiente de los padres creándose una ligazón que perdura a lo largo de la vida?

En cada pregunta que el niño dirige a los padres exige una respuesta clara. Por ejemplo, si un hijo interroga a los padres sobre qué será cuando sea grande, más precisamente sobre su futuro sexual partiendo de lo que los medios y la calle le muestran, la respuesta “hay tiempo para elegir” (tan de moda en estos tiempos), olvida que no hay “ese” tiempo para el niño porque al preguntar sobre el futuro, pregunta por un futuro que empieza hoy.



El cuerpo es la lengua en lo simbólico
El cuerpo que está en juego en el ser humano es un cuerpo parlante y lo que posibilita la sexuación de ese cuerpo, es el lenguaje. Para acceder al sexo anatómico es necesaria la identificación con el ideal sexual del propio sexo para que le sea viable el cumplimiento de determinadas funciones en un orden social simbólico.

El cachorro humano es el más indefenso en la escala animal. En tanto los animales, apenas nacen, instintivamente encuentran la manera de proveerse el alimento, la necesidad en el cachorro humano es interpretada, decodificada por el Otro, siendo la madre, la que va a ese lugar. Esto quiere decir que para el ser hablante algún otro tiene que haber y esta es una condición para la supervivencia.

En el ser humano no podemos hablar de instinto porque el instinto supone un saber innato del cual el cachorro humano carece. Nace prematuramente, sin disponer de lo necesario para una supervivencia autónoma. Prematuro, indefenso, depende del sentido que el Otro otorgue, por ejemplo, a su llanto. La dependencia es tan importante que termina deseando lo que el Otro desea. Es por ello que el psicoanálisis sostiene que un hijo, más que un hijo, es el deseo de los padres. Y, con respecto a su sexuación, también es por la vía de la palabra y por la de las identificaciones que el pequeño accede o no a su sexo anatómico. En las parejas del mismo sexo, el camino de las identificaciones es por demás incierto.

Cuando la médica genetista Primarose Chieri habla sobre la aparición de la vida hace más de tres mil millones de años, destaca cómo los organismos que se auto reproducían a través de la división celular después de un largo proceso evolutivo inventaron un nuevo mecanismo de reproducción: la reproducción sexual (1), siendo el sexo el que introduce la diversidad. Chieri agrega que cuando nace un niño, lo primero que hacen los padres, abuelos y la familia en general es buscar en el pequeño rasgos parecidos, rasgos que lo identifiquen con alguno de ellos.

Sobre la homo y la heterosexualidad
En “Tres ensayos sobre una teoría sexual” (1905), Freud dice que, en el caso del varón, su recuerdo infantil de la ternura de la madre y de otras personas del sexo femenino de quienes ha dependido, contribuye enérgicamente a dirigir su elección hacía la mujer. Este hecho, unido al temprano amedrentamiento sexual que experimentó de parte de su padre, y su actitud de competencia hacia él, lo desvían del propio sexo. Los dos factores se ponen en juego, también, para la muchacha, cuya práctica sexual estuvo bajo la tutela de la madre. El resultado es un vínculo hostil con el mismo sexo, decisivo para una elección heterosexual.

En “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci” (1910) Freud explicita que la persona devenida homosexual, permanece en lo inconsciente fijada a la imagen mnémica de su madre. Reprime el amor por su madre pero lo conserva en el inconsciente lo que le posibilita permanecer fiel a ella (2). Al correr como amante tras los muchachos, lo que en realidad hace es refugiarse de las otras mujeres que podrían hacerlo infiel. Estos hombres parecen ser receptivos sólo para el encanto masculino pero, en verdad, están tan sometidos como los otros hombres a la atracción que parte de la mujer. Lo que hacen es trasladar a un objeto masculino la excitación recibida de la mujer, y de esa manera repiten de continuo el mecanismo por el cual han adquirido su homosexualidad.

Freud destaca el hecho de que en su tiempo los varones homosexuales han emprendido una enérgica acción contra la limitación legal de sus prácticas y gustan de presentarse, por boca de sus portavoces teóricos, como una variedad sexual distinta desde el comienzo, como un «tercer sexo». Serían hombres a quienes condiciones orgánicas especiales llevan al varón a buscar la satisfacción que se les rehusaría en la mujer. En el mismo texto, Freud agrega que si los miramientos humanos llevan a suscribir de buen grado esos reclamos, se acogerán no sin reservas estas teorías, formuladas sin tener en cuenta la génesis psíquica de la homosexualidad. El psicoanálisis ofrece el medio para llenar estas lagunas y someter a examen las aseveraciones de los homosexuales. Las indagaciones emprendidas hasta ese momento ahora han aportado el mismo resultado: los varones homosexuales habían mantenido en su primera infancia, olvidada después, una ligazón erótica muy intensa con la madre (3) sumada al relegamiento del padre en la vida infantil. Es conocido que la madre del homosexual es, a menudo, un marimacho, capaz de expulsar al padre de la posición que le corresponde; cuando el padre falta desde el comienzo o desaparece tempranamente, el varoncito suele quedar librado al influjo femenino. Parece que la presencia de un padre fuerte (que no es lo mismo que autoritario), asegura al hijo varón, la decisión correcta por alguien del sexo opuesto.

Otra cuestión a considerar es que muchas veces se ha caído en el error de suponer que el homosexual tiene una sensibilidad especial por ser homosexual y no por ser un sujeto que deviene en artista más allá de la elección sexual que haya hecho y que concierne a su vida privada. (4)


Notas

(1) Es la reproducción sexual a través de las células germinativas, la que introduce la muerte del individuo (cada sujeto que nace, va a morir) pero, al mismo tiempo, tienden a la inmortalidad de la especie. Saben conseguir aquello que aparece como inmortalidad potencial. La heterosexualidad aspira de continuo a la renovación de la vida y la impone siempre de nuevo. Las pulsiones sexuales (Eros) tienden a que la vida haya sido siempre susceptible de ser continuada.

(2) Es conveniente destacar la honestidad de Roberto Piazza en una entrevista publicada en la revista Noticias (30-04-2005). Piazza da cuenta de cómo en el homosexual lo importante es la persona amada, siendo la madre, la persona amada. Dice: “Me hice gay porque mi madre iba a ser la única mujer en mi vida, la única a la que iba a serle fiel”. El incesto se realiza por la vía de la elección homosexual, un camino posible para seguir íntimamente unido a la madre.

(3) Algunos homosexuales han hablado con sinceridad y sin necesidad de sobrevalorizar su condición sexual, subrayando cómo ésta estuvo determinada por ciertos lazos afectivos desde la infancia. La homosexualidad ha existido desde siempre, porque siempre ha habido situaciones en que la supremacía de la madre y la debilidad y falta de autoridad del padre han sido notorias.

(4) Muchas veces ha irrumpido la idea de que el homosexual tiene una sensibilidad exquisita, rasgo que lo transformaría, automáticamente, en artista. Pensamiento por demás arriesgado pues si la homosexualidad fuera una condición, las cárceles estarían llenas de artistas. Y no sólo las cárceles. En los años del Proceso, algunos detenidos, fueron violados por hombres de las fuerzas de seguridad y sometidos a toda clase de vejámenes sexuales. Ninguno de estos violadores, con claras tendencias homosexuales, eran artistas. Digo tendencias homosexuales porque si no las hubieran tenido, jamás esos hombres hubieran sido capaces de violar a otro hombre. Insisto, un artista no lo es ni por su condición sexual, ni por su ideología, ni por el color de la piel.


Susana Grimberg. Psicoanalista y escritora.

Número 407
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