“Aunque se hallasen tus hijos dispersos por los confines de la tierra, de allí los reunirá Adonai, tu D’s y de allí los tomará. Y te traerá Adonai Tu D”s , a la tierra que poseyeron tus antecesores y volverás a poseerla de nuevo”. (Deuteronomio. 30: 4-5).
A Daniel se le atraganta el guefilte fish cuando mira a sus padres . Es el último Shabath que pasa en Argentina. Junto con su esposa y sus cuatro chicos hacen alía, el próximo jueves. Raquel lo mira con ternura y Tito juega con los nietos. Hace apenas dos años que Frida, su otra hija , se fue a vivir a EEUU. Partió con su marido, recién casada. Su yerno consiguió una promisoria oferta laboral en el país del Norte y todos conocemos los vaivenes de la economía argentina...La decisión estaba tomada Los afectos están aquí -pensó Frida - y el bolsillo lleno está allá. Así que abrazó a su familia y se dijo a sí misma: “A veces hay que amputar una parte del cuerpo para salvar al resto del organismo.”
Raquel y Tito pensaron lo mismo cuando la sintieron partir. Una parte de su corazón de padres se fue con ella porque ningún significado, ningún equilibrio, nada existe cuando el adiós, el minuto recién muerto, irreparable se levanta inesperadamente y enceguece hasta morirnos en todo el cuerpo, infinitos. La soledad, como el hambre, susurran estas dos siluetas humanas con el centro roto, nos engaña y entra. De pronto el vacío emerge sorprendiéndonos un atardecer reclinado sobre nosotros... porque ahora, es Daniel el que se va.
Parte rumbo a la Tierra prometida . También ellos se irían . Pero tienen miedo. A los setenta años, aprender otro idioma, adaptarse a una forma de vida distinta , sufrir otro duelo, despedirse de lo cotidiano... no es fácil .
Hay tantas emociones dentro. Estallan como fuegos artificiales, en la oscuridad de la pena que condena. Mezcla de sensaciones que desbordan confundiéndolos: Admiran a sus hijos que eligen vivir según sus ideales, se felicitan de la libertad con que los han educado para hacer uso de su autonomía y no pueden evitar sufrir el dolor del desgarro que significa tenerlos lejos. Ahora, en la vejez, tendrán que volver a decidir qué hacen con su propia vida.
LA MORADA IMPOSIBLE
Raquel sabe que Israel “es la cuna del pueblo judío. Ahí se forjó nuestra personalidad espiritual, religiosa y nacional. Después de haber sido desterrados por la fuerza, guardamos fidelidad en todos los países en que fuimos dispersos y jamás dejamos de orar por el retorno, ni en confiar en que se restauraría su independencia nacional.”(1). Pasaron 56 años de la creación de “nuestro Estado” y como van a dejar de bendecir la decisión de Daniel , aunque sientan que el corazón se le desgarra. Incentivaron que sus hijos siempre elijan con libertad ,y entonces como no van alabar a Frida que intenta construir un futuro económico mas promisorio para su nueva familia. Pero no todos podemos cortar ramas para generar nuevos y vibrantes brotes. Raquel y Tito temen la poda. Sin embargo, a los setenta, la vida los obliga a ejercerla: tendrán que decidir donde y cómo, reconstruirán su nido, ahora que sus
hijos - golondrinas han partido.
ESCONDIDO EN MI PAÍS - MI PAÍS ESCONDIDO
Los padres que sienten esta mezcla de emociones frente a las despedidas , no son los únicos profundamente angustiados, los hijos también lo están. La culpa por dejar a quienes mas aman en el momento que comenzaran a vivir con mayor endeblez, el dolor de las distancias, el saber que ya mamá no irá a buscar a los chicos al shule, que no será tan fácil mirar a papá a los ojos cuando uno cuente sus problemas diarios, que no será lo mismo escucharlos sin cables telefónicos de por medio, que si alguno de los padres se enferma no es tan sencillo ir a cuidarlos, les muerde la espalda. Papá y mamá siguen estando, pero no estarán. ¿Cómo apresar lo intangible?
¿Cómo llevar en las valijas el aleteo fugitivo de las emociones?
Despedirse de paraísos privados que se pierden, decir adiós a paraísos perdidos que se añoran. Ni EEUU, ni Israel, ni Argentina. Ningún destino remite el mejor de los mundos posibles, porque el paraíso terrenal, donde se satisfacen todos los deseos, donde la completud es tangible, es una ilusión. Al elegir por una opción perdemos las demás. La selecciones humanos son inefables, cambiantes, imprevisibles. Y todas tiene consecuencias...
SOY COMO LA TIERRA
Daniel quiere decir algo especial en este Kidush (santificación del vino) de Shabat . Es su despedida. El se desprende de complejos mandatos familiares y se lanza al vacío sin red. Sabe que la trayectoria de todo ser humano es un proceso de progresiva liberación. En lo individual como en lo universal. La historia de las personas pueden ser hazañas de libertad. Elevarse, como posibilidad de redención ,que anida en toda existencia humana anhelando realizarla es un camino sinuoso. Cortando lazos que atan y enlazando cabos que unen. Daniel levanta su copa y dice: Nuestra primera liberación fue en Pesaj, cuando salimos de la esclavitud egipcia Ahí comienza la historia de nuestro “Pueblo”. Fue la primera manifestación conjunta que asumimos. Teníamos un fin común alcanzar la libertad para llegar al Sinaí y recibir la ley de D”s. La Torá para arribar a la Tierra de Israel, establecernos en ella e instaurarla. Y eso es lo que Ana, los chicos y yo haremos el jueves. Brindo por nuestro Estado judío, que tiene el tamaño de un David pero la reputación de un Goliath.
PRESAGIO DE LUZ
Tito se levanta emocionado y recita en el Lejaim un poema de Federico Garcia Lorca: “Las alamedas se van pero dejan su reflejo. Las alamedas se van pero reflejan el viento, van dejando flotando sobre los ríos, su ecos. El mundo de las luciérnagas han invadido mi recuerdo y un corazón diminuto ha brotado entre mis dedos”. Mamá y yo, aún con los ojos enrojecidos bendecimos tu partida .No recriminamos este distanciamiento. Nos confirma que hicimos un buen trabajo como padres. A los setenta tendremos que volver a elegir donde y como viviremos y no podemos negar que nos angustia, pero no queremos repetir los errores de nuestros padres que por amarnos tan intensamente nos asfixiaron.
Los hijos son semillas que plantamos en el universo no en nuestro jardín privado.
A través de la extensión de tus alas nos alegramos de no haber limpiado tu camino porque te lo hubiéramos borrado. Por eso, nunca agarramos con tensión tu mano para recorrer juntos el sendero del crecimiento, sino que, la tomamos con suavidad para que sepas que siempre está abierta para soltarte y facilitar el despliegue y tu propio vuelo.
Agradecemos infinitamente a D”s que nos regala el privilegio de tu presencia y la capacidad para aprehender que sólo Él es el dueño de tu vida.
Daniel sonríe con lágrimas en los ojos, cuando escucha a su papá y comienza a digerir el gefislte fish...
(1)Acta de Proclamación del Estado de Israel.
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