Será esto para vosotros una ley perpetua; en el séptimo mes, en el día diez del mes, habréis de afligir vuestro ser y no habréis de hacer trabajo alguno, ni el nativo, ni el extranjero que habita entre nosotros” “Ya que en este día hará expiación para purificaros”
De este modo la Torá señala la observancia del día de Kipur, el día más sagrado de nuestro calendario.
Nuestros sabios establecieron las lecturas para este día tomando tres puntos importantes: las leyes de pureza y la expiación de los pecados en la lectura de la Torá; el valor del ayuno en la lectura profética de Isaías, y la importancia de una teshuva sincera en el mensaje de esperanza de Ioná.
En la sección de la Torá de la mañana de Kipur, Ajarei Mot, se detalla de manera minuciosa, todo el ritual que debía realizar el Sumo Sacerdote el Día del Perdón.
Se describe el trabajo ritual del Cohen Hagadol, que comienza con el cumplimiento de las reglas de purificación: la vestimenta de ropajes sacros, la ablución de su cuerpo en el agua para poder ingresar al Santuario. A partir de allí, todo el trabajo ritual de los sacrificios prescriptos para ese día, de manera meticulosamente detallada, en las que se indican el modo de realizarlos y las finalidades de cada uno de ellos.
Aharón, el Sumo Sacerdote, tenía la pesada carga de expiar por los hijos de Israel. Sin embargo, antes debía hacerlo por él y por los integrantes de su Casa. Debía antes reconocer él sus errores, para quedar libre de pecado. Arribar a la pureza, más allá de las ropas que debía vestir.
El arcaico ritual de los sacrificios, hoy reemplazado por la plegaria, era el modo, tal vez de exteriorizar de manera clara, prácticas que identificaban y distinguían a un pueblo. El modo de unirse en comunidad con un fin en común.
El estado de pureza del Sumo Sacerdote es aquel que el día de Kipur intentamos incorporar a nuestras vidas. El afligir nuestras almas, como dice la Torá, no es de modo alguno flagelarnos y castigarnos para expiar nuestras culpas. El abstenernos de cumplir con las obligaciones y placeres cotidianos, el no pensar en nuestro trabajo, en palabras del rabino Harold Kushner es “controlar nuestros instintos, es practicar el dominio sobre nosotros mismos” ...“Ayunar -continúa Kushner- significa demostrar que somos capaces de ese acto supremo y exclusivamente humano de reprimir un instinto básico”.
La lectura de la mañana de Iom Kipur nos inspira a ingresar a un estado de pureza. Nos hallamos todos revestidos en los mismos ropajes de sencillo lino que llevaba el Sumo Sacerdote en el Santuario. Estamos Unidos en la plegaria para encontrarnos con nosotros mismos, alejados de lo mundano; para elevarnos espiritualmente, para liberarnos de todo aquello que nos impurifica; para poder hacer un examen de conciencia e intentar ser mejores cada día.
En el día de Kipur no hay diferencias. Estamos todos frente a D´s siendo juzgados por nuestras acciones. Estamos preparados para la teshuvá, para el arrepentimiento sincero al que debemos arribar para que este día tenga sentido.
Como lo dirá con enojo Isaías en la lectura profética, el fin del ayuno no es un medio para obtener favores o conmover a D´s, de nada sirve un ayuno por sí solo, de nada servirá flagelarnos o demostrarnos a modo de récord, que somos capaces de ayunar. De nada servirá si lo que hacemos, lo hacemos de manera mecánica y carente de contenido. El ayuno debe acompañar un estado de pureza, de meditación, de elevación espiritual, de transformación. Pero de nada servirá, si éste nos resulta indiferente, o si con él, conviven todas aquellos sentimientos negativos que debemos desterrar.
Hoy más que nunca nuestro trabajo espiritual debe ser implacable. Debemos rescatar valores perdidos e incorporarlos a nuestras vidas. Recuperar las enseñanzas de la Torá y llevarlas a la práctica en acciones concretas, pensando en el prójimo y en todo lo que él necesita de nosotros. Hoy más que nunca, en un mundo cada vez más indiferente, los valores solidaridad, dedicación, compañía, amistad, adquieren un valor trascendental.
Que en este estado de pureza, de hermosa sencillez que nos propone este día, podamos ingresar a una teshuvá, a un volver sobre nuestras acciones de manera sincera.
Que este día de kipur no termine el día después de kipur.
Jatima Tova!
Cita Litvak de Machabanski
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