El 12 de Jeshvan de 5765, se cumpló el 9º de la muerte de quien fuera Primer Ministro del Estado Israel, ITZJAK RABIN.
En un hecho que conmueve nuestros sentimientos, hemos sido testigos de un acontecimiento trágico para todo el Pueblo Judío. Mas allá de todas las consideraciones, un judío ha asesinado a uno de sus hermanos. Las desinteligencias políticas y el estado de conmoción que vivía y viven nuestros hermanos en Israel, jamás pueden perdonar ni menos aún justificar el hecho.
Debemos reflexionar sobre qué causas han podido desnaturalizar nuestra condición humana y desoídos los mandatos éticos y morales que nos perpetúan como pueblo. En ese día y todos los próximos por venir debemos velar para que nunca más empañemos nuestra historia con hechos de esta naturaleza. Debemos unirnos cada día mas para afianzar nuestra religión, nuestra cultura, nuestras tradiciones y todos los valores que nos señalan como un pueblo especial.
También debemos estar atentos al uso perverso que algunos sectores de nuestro medio hacen de lo ocurrido. Detrás de un hecho aislado, hay quienes quieren crear con fines políticos u otras vocaciones deleznables, el criterio de que existe un fundamentalismo judío… un fundamentalismo judío asesino.
Extrapolar y dar carácter genérico al proceder de un solo individuo es traspasar todos los límites de la honestidad intelectual. El mal llamado fundamentalismo judío, como
tal, lucha por mantener sus fuentes sin violencia. No actúa
en contr de infieles ni mata invocando causa de Díos.
Solo preserva sus valores.
Hay una deleznable intencionalidad en aquellos que quieren confundir nuestra manera ética de ser con otros parangones donde el odio es su fuente y su causa. Matan sin discriminar en niños, mujeres o cualquier ser humano. Sabemos que hay quienes quieren mezclar conductas para hacer despreciable la defensa de nuestra continuidad.
El más grande homenaje que podemos hacer a ITZJAK RABIN es continuar la lucha por la existencia del pueblo de Israel. El siempre supo tener en claro su misión. Pudo cometer errores, y los cometió. Ha sido un glorioso militar de las Fuerzas de Defensa de Israel y por lo mucho que ha hecho en ese sentido merece nuestro mejor recuerdo.
De estar hoy entre nosotros imaginamos cuanto dolor le acarrearía ver como fue premiado su vocación de paz por quien fuera elegido ser su socio para la paz. Sin duda lloraría de ver cuanta sangre, cuantos hijos truncaron sus vidas por aquellos que no supieron comprender el sagrado llamado que se les hiciera para alcanzar una paz justa y duradera.
Jamás podría entender, desde su concepción, que a los judíos se les retribuyera de la manera que lo están haciendo. No entendería nunca que todos los esfuerzos que le fueron requeridos, que todas las concesiones que fueron ofrecidas, que todos los gestos realizados tuvieran por respuesta sangre, fuego y muerte.
El camino de la paz es sagrado para los judíos.
El camino de la paz es sagrado para los israelíes.
El camino de la paz es una búsqueda permanente de todos los hombres de bien.
Hoy seguimos en la senda, y tenemos esperanza de que en algún momento podamos alcanzarla. Sabemos que Rabin estaba consustanciado con ella y el mejor homenaje que podemos hacerle es seguir adelante hasta lograrla.
Saul Patrich(x)
Cap Fed.
(x) El lector aclara que este texto fue leído en la Hazcara realizada en el Beit Kneset Zijron David Talpiot.
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