Comunidades


Periódico Judío Independiente
La comunidad judía frente a los problemas de conducta escolar
¿LA VIOLENCIA LLEGÓ A LAS AULAS?

Por Lic. Roxana Umansky
Especial para Comunidades

"En la hora de almuerzo, Ezequiel exhala un aire desafiante y cizañero. Le saca la manzana y comienza a perforarla para introducirle la tinta de una birome; Hernán atina a defender su manzana y "su honor" pero sólo recibe un empujón fuerte que lo voltea y lo deja yaciendo en el piso de la escuela.

"No tienen ningún escrúpulo en cargarse, golpearse fuertemente, insultarse agresivamente - relata Alejandra González, una mujer que lleva más de 20 años en la docencia en colegios estatales y para quien el nivel de violencia entre compañeros y hacia el docente es cada vez mayor. " Los chicos arrastran mucha violencia de sus casas y todo eso que sienten lo manifiestan con más violencia en la escuela. La transgresión de normas en el colegio es lo que ellos ven que sucede en la sociedad". Alejandra, reconoce las vicisitudes que hoy día debe acarrear en su profesión, debiendo ocuparse más de los conflictos personales de los chicos y sus problemas de conducta, que de su tradicional rol de educadora. Pese a todo, no baja los brazos: " el día que piense que no puedo ayudar a que esto mejore, me voy a limpiar los pisos"- exclama.

Sí, es verdad que la problemática de la violencia e indisciplina en aumento que castiga a los colegios públicos constituye la principal preocupación de padres y docentes, según lo revela un sondeo de opinión elaborado por la Dirección de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. Pero las peleas entre alumnos, reacciones agresivas contra las decisiones de los docentes y las autoridades parecen haber desembarcado también en las aulas judías y - si bien no se expresan con la brutalidad de los centros educativos estatales - amenazan con quedarse.

Efectivamente, para el Rabino Daniel Oppenheimer "nadie puede quedar ajeno o indiferente a la violencia que se vive de manera incrementada en nuestra sociedad en los últimos años. Si bien con toda certeza nuestro ámbito escolar está lejos de reflejar la intensidad de las agresiones que se viven en otros sitios, lamentablemente no podemos dejar de preocuparnos por la creciente proyección que se percibe de un mayor nivel de intolerancia entre los niños, aún en este entorno que creíamos protegido de esas ofensas".

Por lo menos así lo manifiesta Daniela, una joven estudiante de cuarto año que, sin dudarlo, admite que percibe un aumento sostenido del nivel de conflictividad en su colegio: " Creo que cada vez más nos faltamos el respeto entre con nuestros compañeros, insultándonos y agrediéndonos, incluso entre nosotras, las mujeres...y eso que vamos a un colegio religioso". Su hermano Ezequiel - dos años menor que ella- no sólo observa este fenómeno con sus pares: los problemas de mala conducta también se extienden hacia los profesores, según su opinión: "Siempre que algún profesor hace devolución de examenes y entrega de nota, hay alguno que, disconforme, le hace un escándalo y , muchas veces furioso, lo agrede verbalmente".

También así lo confirman Débora y Daniel, dos compañeros de aula de 14 años de edad. Si bien creen que el "shule es una burbuja" y que en él no pasa "ni una cuarta parte de lo que sucede en los colegios del estado", observan que hay más conflictos y peleas entre los compañeros y un mayor roce con los docentes en relación a otros tiempos, como así también un aumento de los robos en las aulas y del número de expulsiones. A ciencia cierta no comprenden bien las razones de este fenómeno, pero no se quedan atrás a la hora de remarcar una opinión: "Todos traemos nuestros problemas. Y si no te desahogás en el cole, donde estás metido entre 8 a 10 horas por día, dónde lo vas a hacer sino" - se pregunta Débora, la más pizpireta y amena al diálogo.

Para la Psicóloga y Psicoanalista, Alejandra Poborca, quien como una de las representantes de la ONG Asistir lleva adelante un programa de reflexión y debate sobre los derechos de los niños, niñas y adolescentes en los colegios, " los chicos en la mochila no llevan nada más que útiles. Es imposible que se puedan abstraer de toda la conflictiva que tienen en los hogares. La llevan al colegio y la manifiestan desde su comportamiento: muchos desde el lado de la agresividad; otros, por el contrario, desde el retraimiento, del aislamiento.

Según la Prof. Batia Nemirovsky, Directora Gral. del Consejo de Educación Judía de la República Argentina, "la violencia en las escuelas es un fenómeno que ha adquirido, de la mano de la crisis social, moral, cultural y familiar de la sociedad en que vivimos, manifestaciones preocupantes". Ahora bien, adentrándose ya en el ámbito educativo judío, la Prof. aclara que si bien los centros educativos comunitarios no son "una isla", que están insertos dentro de la realidad del país, los episodios de violencia son aislados y no se manifiestan de modo tan extremo. Lo que sí remarca Nemirovsky como llamativo, es que los chicos están arrastrando a las aulas toda una carga emocional vinculada con problemas personales, con la crisis económica imperante, carga conflictiva que puede devenir en violencia si no es abordada en forma inmediata por la escuela. Sin embargo- subraya la especialista- la misión y los valores del judaísmo ligados a la educación, forman parte de la currícula escolar desde siempre, reforzando los mecanismos propios del sistema educativo comunitario.


Haciendo la vista gorda

Cinco son los años que lleva estudiando en el mismo colegio y nunca antes Mayra había observado tan nivel de indisciplina como sí lo ve ahora. No sólo murmura que hay venta de drogas en las esquinas y robos por doquier, sino que hoy día los chicos están más vagos y sobre todo muy contestatarios. "Hacen lo que quieren, mientras el shule hace la vista gorda"- afirma esta adolescente de 16 años.

"Hacer la vista gorda". Para la Lic. Poborca, " la primer manifestación escolar es por lo general separar, o directamente ´ esto no se ve ´. Se sigue adelante sin escuchar lo que pasa dentro y generalmente sucede porque no saben qué hacer".

Aclara al igual que el resto de las voces traídas a la nota, que el shule donde presta sus servicios como morá es una isla respecto a lo que sucede en el resto de los colegios del país. Sin embargo, el aumento de hechos de violencia sobre todo verbal, un lenguaje agresivo no sólo entre pares sino también hacia el docente, no deja de preocupar a Beatriz. Sobre todo, teniendo en cuenta la dificultad con que se enfrenta a la hora de trabajar esta problemática con los alumnos y sus familiar: "Y es que los chicos están apañados por sus padres. El padre cree y apoya más al hijo que al docente"- afirma. El desprestigio que está teniendo el rol docente - cree- es la razón para que su constante lucha por lograr un acercamiento con los padres y alumnos se torne una tarea cada vez más difícil.

Lo mismo siente Ariel, quien afirma que desde sus comienzos como moré nunca había vivido tal nivel de conflictividad con sus alumnos. " Se agreden entre ellos, se insultan todo el tiempo y también se genera muchas veces un choque con nosotros. Los docentes ya no sabemos qué más hacer. Y la verdad, si esto sigue así, no sé hacia dónde va a parar todo esto".

Y es que para la Psicóloga Poborca, "con toda la problemática social actual, la figura del docente perdió su autoridad. Quizás el desborde que estos sienten también tenga que ver con esto. El lugar donde se puede encauzar los límites aparece desdibujado. Y en la adolescencia, los jóvenes piden a gritos los límites, que no es otra cosa que buscar el sostén, la contención que tanto necesitan".

Qué hacer entonces frente a esta problemática. La escuela no es inmune a la crisis que viene registrando la sociedad y que se refleja en el crecimiento de la conflictividad. La violencia, entonces, emerge en las aulas generando situaciones de indisciplina que suelen ser muy complejas de enfrentar...también en el sistema escolar judío.

Para la Prof. Nemirovsky, abordar el tema de la violencia en las instituciones educativas, requiere del desarrollo de un Programa Preventivo Integral de Educación en Valores, para la Paz y la Convivencia. - que debería contar con el compromiso de toda la sociedad- según recalca. Asimismo, requiere del establecimiento de "un mecanismo operativo de coordinación interinstitucional, para que las escuelas y todos los miembros de la comunidad educativa, persigan altos índices de resolución pacífica de conflictos y eduquen en la no violencia, a la vez que habría que aumentar los niveles de diálogo constructivo dentro de los colegios y propiciarlos en los entornos próximos a los alumnos, como la familia, los centros comunitarios deportivos y religiosos"

Siguiendo con esta línea de pensamiento, para el Sociólogo Ernesto Radice Arecha, de la Dirección de Salud y Orientación Educativa de la Secretaría de Educación- GCBA, la clave para la construcción de respuestas por parte de la comunidad educativa, radica ante todo en tomar conciencia, en hacer visible esta problemática. Desde ahí sugiere que " una respuesta viable desde la institución educativa, sería incluir la temática de la No Violencia, como materia transversal en la currícula educativa actual", a la vez que construir valores comunes que jueguen dialécticamente implicando la concertación, la cooperación, aunque "por supuesto -reconoce- que todo esto lleva tiempo, a veces mucho tiempo".

Pero el tiempo acecha...y no da tregua. El desafío es grande... hay mucho en juego: el porvenir de nuestras futuras generaciones.

Octubre de 2004
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