Se ha hecho dificil vivir en el mundo que nos rodea. Quizas siempre haya sido así sólo que ahora parece más perceptible.La era actual podría bien estar identificada como la era del fin de la certidumbre y de la seguridad.
Ya no hay certezas de que EE.UU. sea inmune por ser el país más poderoso del mundo, ni siquiera ejerciendo su poder imperial. El derrumbe de las Torres Gemelas fue también la caída de más de un sueño americano. Tampoco hay certezas y tranquilidad en Israel donde el demencial terrorismo palestino demolió las pocas esperanzas de una paz duradera.¿Y que decir entonces de la Argentina?.Inseguridad,desocupación, corrupción sin límites, desenfreno de poder, "que se vayan todos", confiscación de ahorros, miseria, hambre, clientelismo político.¿Qué decir de la comunidad judeo-argentina golpeada primero por los atentados,quebrado su tejido institucional por banqueros desaprensibles, azotada por la crisis económica, alimentada por judíos de EE.UU y financiada su educación por Israel y los judíos del mundo?¿Cómo salir de este marasmo?¿Cómo seguir adelante luego de cada jornada agobiadora?( !gracias Shabat por existir!)¿Cómo recuperar la confianza perdida?.Preguntas que nos hacemos todos los días sin cesar.
Es dificil convivir con este complejo cuadro pero como judíos conocedores de nuestra historia y tradición, tendremos que sacar fuerzas de la adversidad; tendremos que escarbar en lo negativo en busqueda de lo positivo. Una crisis siempre implica una oportunidad para cambiar.
Nuestras vidas inevitablemente se cruzarán con situaciones no deseadas; imprevisibles. Siempre es dificil enfrentarse con el sufrimiento impensado.Podremos acusar a otros; podremos encontrar justificaciones para no hacer o imaginar y soñar con momentos mejores pero todo ello es poco relevante. Lo importante es seguir adelante; tomarnos tiempo para revisar el sentido de nuestras vidas; superar los miedos lógicos y naturales, comenzar un proceso individual de reconstrucción; salvar al hombre para salvar el mundo.
De los problemas e inconvenientes cotidianos deberemos sacar la lección de que siempre, pero siempre, hay alguién que esta peor que nosotros.Pensar en algo que parece tan obvio nos puede posibilitar evaluar cambios drásticos en nuestra vida cotidiana.Cuando nos enfrentemos a una gran pérdida material, espiritual o psicológica, no tendrá sentido lamentarnos por lo perdido. Habrá que ver la pérdida como punto de partida, revisar nuestra escala de valores.Si sólo pudiesemos hacer esto, ver los nuevos horizontes que se abren, entonces los sufrimientos no habrán sido en vano.
Durante uno de los tantos e incesantes bombardeos alemanes a Londres durante la Segunda Guerra Mundial, un hombre vio a tres trabajadores paleando las ruinas.
"¿Qué hace?", le preguntó al primero de ellos.
"¿Y no lo ve?". "Corró los escombros para poder pasar",le dijo.
Decepcionado por la respuesta se dirigió al segundo con la misma pregunta.
"¿No lo ve?". "Estoy aquí ganando mi sustento", respondió el segundo.
Le hizo al tercero la misma pregunta.
"¿Ud. no lo ve?" "Estoy construyendo nuevamente lo destruido",dijo para plena satisfacción del hombre.
A pesar que los tres obreros se dedicaban a lo mismo, sólo uno entendió el sentido de su trabajo.
Podremos lamentarnos por las Torres Gemelas caídas en EE.UU., los colectivos volados en Israel, por la denigración incesante de la Argentina o por las ruinas de nuestra comunidad pero en verdad lo importante es saber que el 5765 ya es tiempo de reconstrucción más que de desaliento.Hay que comenzar por nuestras propias torres internas.
En este complejo mundo que nos tocó vivir como judíos podamos elevarnos por encima de los escombros y construir lo que siempre más soñamos y que no tuvimos fuerzas para empezar.Shana Tova Umetuka.
Por Natalio Steiner
Co-director de Comunidades
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