“La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido” sostiene Milan Kundera, autor de La Insoportable Levedad del Ser. Diez años han pasado del atentado a la AMIA y esta lucha dolorosamente cruel contra la impunidad y el olvido sigue sin permitir esclarecer la verdad.
En la presente nota, Comunidades quiso contar con la voz de los ciudadanos, personas comunes, de diversas generaciones, judíos y no judíos, para averiguar que piensan, qué sienten a diez años del atentado terrorista más grande perpetrado en el país. He aquí sus respuestas. La gente tiene la palabra.
Con sus 70 años a cuestas, Esther Sporn fue testigo de parte importante de la historia argentina, pero sin duda uno de los hechos que más la han marcado y conmovido fue la voladura de la sede de la AMIA. En principio alega no poder hablar del tema. La bronca y la indignación la dominan, pero finalmente su voz se eleva y exclama: " Yo no veo ni leo ningún noticia que tenga relación con el caso Amia porque sé que todo es falso. Es toda una mafia. Usan a Telleldín como pantalla. Nadie de los que sabe puede hablar."¿Me vas a decir que el mismo Israel no lo sabe?- sentencia Esther. "Beraja ayudo mucho a la comunidad pero qué fue de sus acuerdos con Menem. Todo el judío que es más o menos judío como yo piensa igual"- desafía decidida esta mujer ama de casa, viuda y abuela de dos nietas ya adolescentes. Sin embargo, sus ojos celestes se retraen y se nublan cuando piensa en la cantidad de personas muertas y todo el material valioso que se perdió en libros.
Al igual que Esther, a Sergio Lati la situación por la que atraviesa la causa también le genera impotencia, incertidumbre y "mucha" angustia. "Todo es un circo. Diez años pasaron y todavía vemos un manoseo jurídico. Desde mi ingenuidad yo pensaba años atrás que el atentado se iba a esclarecer. Pero ahora veo un panorama negativo"- confiesa este joven médico y residente de psiquiatría de 28 años, para luego arremeter contra los medios de comunicación y contra el olvido: " los medios se olvidaron de la causa. Sólo cubren el caso para cada aniversario y luego el tema pasa al recuerdo. Esto es un legado negativo para generaciones futuras"
Nurit Weitz pertenece a la generación que vivió el atentado a la AMIA desde el pupitre del Shule de su Rosario natal. Los recuerdos la retrotraen a los primeros 18 de julio cuando daba el presente en las marchas en conmemoración al atentado, recibía peulot sobre la AMIA, sobre el terrorismo, hablaba con sus amigos del tema, e incluso a la edad de doce escribía poesías sobre el tema para el diario del club.
Si bien hoy Nurit confiesa no ir ya a las marchas, lo cierto es que pese a su corta edad, hace una apreciación somera sobre el estado de la causa: "Para mi no se sabe nada por varios motivos. Uno es que Menem algo tuvo que ver, con lo cual el atentado tiene culpables en muy altas esferas y esos en ningún lugar del mundo van a parar a la prisión. Además en este país la justicia es un desastre, increíblemente lenta e ineficaz (además de corrupta)". Si bien no cree que las internas comunitarias tengan mucho que ver con el esclarecimiento del caso, "quizás algunos lideres comunitarios no presionaron lo suficiente". "En un atentado terrorista internacional como fue ese, es muy difícil encontrar a los verdaderos culpables, pero se debería tratar de encontrar a la llamada "conexión local", la red de políticos y policías corruptos que dejaron que esto sucediera.
El deseo de Nurit parece ir desvaneciéndose. El final del juicio sobre la conexión local se avecina y son más las dudas que las certezas que éste deja. Mientras los fiscales Eamon Mullen y José Barlaccia y el propio juez Juan José Galeano, que hasta ahora manejaba la causa, fueron apartados del caso - y este último con pedido de juicio político- la nueva investigación judicial a cargo del juez federal Rodolfo Canicoba Corral apunta hacia dos grupos de terroristas que habrían llegado del exterior, uno para armar el atentado y otro para llevarlo a cabo, casi sin apoyo de argentinos, con lo cual lo que durante tantos años se conoció como “la conexión local”, ahora quedaría reducida a una participación secundaria y , por ende, lo poco que se logró avanzar en pos del esclarecimiento del hecho, se iría diluyendo.
Estos tejes y manejes en la causa, indudablemente repercuten en la opinión pública, que va perdiendo esperanza en la resolución del caso. Así lo manifiesta Alejandra Simoes de Poborca, una joven psicóloga de 28 años, quien percibe que dentro de todo esto hay una cuestión relacionada con el orden de lo "siniestro", lo "indecible". "Todo se rumorea pero no hay nada demostrado cabalmente"- analiza.
Lo “siniestro” e “indecible” de la causa, para Adolfo Joli guarda relación con que desde un primer momento "aparentemente" no se tomaron los recaudos necesarios para recoger pruebas que podían haber orientado la pesquisa sobre los responsables directos e intelectuales del atentado. Si esto efectivamente se hubiera hecho -sostiene este médico que sigue paso a paso la causa a través de la lectura matutina de los periódicos, su gran pasión - se podía haber dilucidado rápidamente el hecho e impedido "plantar" pruebas falsas, como cree que ocurrió. Mientras alude también a un "ocultamiento" de pruebas y a una "falta de decisión política " para enemistarse con el gobierno iraní, principal sospechoso de la autoría intelectual, no deja de referirse al por entonces presidente Menem de quien tiene "muchas dudas sobre su actuación", sobre todo por el rumor que albergaba una de las hipótesis del atentado y que apuntaba a que éste se habría cometido por promesas incumplidas del entonces Presidente de la Nación. Finalmente, el Dr. Joli concluye su reflexión expresando su enojo y tristeza: " todo el mundo sospecha de todos. Todo el mundo sospecha que no se va a saber la verdad. Estamos desilusionados, escépticos frente a este tema. Esa es la sensación generalizada dentro y fuera de la comunidad".
Fuera de la comunidad, el contador Sergio Monteverde también expresa impotencia y bronca por lo sucedido. Y es si bien "el blanco eran los judíos", el atentado no fue sólo contra ellos. Se atentó contra el país"- afirma. La ineficiencia en el manejo de la causa es lo que lo irrita. “ Es una vergüenza que en un país democrático no se busque investigar estos hechos y que un servicio de inteligencia sólo haya podido averiguar quién vendió la camioneta. Evidentemente tuvo que haber una conexión local"- sostiene convencido el contador Monteverde para luego finalizar con un tejo de dolor...pero también de resignación: “Luego de tanto tiempo, por más que se busquen los culpables, ya no se puede hablar de justicia".
Y es que para Gustavo Gordonas, periodista de Radio Rivadavia que desde la explosión a la AMIA viene cubriendo cada uno de los aniversarios,"cuando algo no se puede dilucidar en las primeras horas, se hace muy difícil luego" . Como contracara de ello, valga considerar la investigación sobre el atentado del 11 de marzo en Madrid, del cual ya se han hallado y encarcelado sospechosos, mostrando reflejando un notable contraste en eficiencia con el desempeño local. Ahora bien, según Gordonas, mientras las autoridades comunitarias judías "no supieron exigir lo que corresponde", desde el ámbito gubernamental "hubo evidentemente un encubrimiento del poder político que no quiso investigar". Así su acusación apunta nuevamente al por entonces presidente Carlos Menem quien - según el periodista- obstaculizó la resolución del caso al priorizar intereses económicos
El escritor y periodista Reynaldo Sietecase – Redactor Especial de la Revista Veintitrés- introduce una anécdota que precisamente es compartida también por Gorbaran, la cual pinta de cuerpo y alma la actitud que ha tenido el poder político en la investigación:"Una semana después del atentado contra la AMIA, el juez a cargo de la investigación (Galeano) fue a la quinta de Olivos y le dijo al presidente Carlos Menem que la solución estaba cerca: tenía un arrepentido iraní. "Se van a caer de espaldas"- comenta Sietecase que afirmó el Juez. “ Diez años después de esa afirmación ( y luego de no poder conseguir nadie que se cayera de espaldas, sic) apenas un rufián de poca monta como Telleldin - que suministro el vehículo bomba- y media docenas de policías bonaerenses están detenidos"- apunta Sietecase, para luego arremeter: " El atentado esta lejos de esclarecerse, muchos de los funcionarios políticos con responsabilidad en la seguridad nacional siguen sus carreras como si nada hubiese pasado y el proceso judicial es un lodazal. Mas allá de las declaraciones principistas, Argentina todavía esta marcada por la impunidad. Y con ese lastre no hay futuro posible".
Sin embargo, no todo se reduce a lo doloroso y frustrante del hecho. Hay quienes pueden rescatar hechos positivos. Como el Ave Fénix, la AMIA resucitó de sus escombros, erigiendo su nuevo edificio y templando su espíritu. Por lo menos así lo siente Israel Feldman, un ingeniero agrónomo de espíritu gauchesco que, con mate en mano, comenta: “La sociedad no debe asustarse. Debe ver como positivo la reconstrucción del edificio de la AMIA. Evidentemente hay que seguir, no hay que ceder al temor, porque ello paraliza y no hace más que gratificar a ellos, los terroristas autores del atentado”.
A diez años del atentado perpetrado a la AMIA, 85 muertos y toda la sociedad sigue aguardando justicia. Ni olvido ni perdón, simplemente Justicia.
|
|
|
|
|
|
|
|
