Para expresarlo en claridad y con el entendimiento de provocar con este comentario más respuestas adversas que de conformidad: con el verdadero circo que hemos, la parte judía, rodeado el tema de la película de Mel Gibson acerca del tema de "La Pasión de Cristo" le hemos hecho al cineasta católico un enorme favor, que esta llenando a lo largo y ancho del mundo sus bolsillos con buenos dólares. Es difícil de imaginarse tal éxito comercial de una película tan mediocre como prescindible para el gran público sin esa polémica desatada cuando el film aún estaba en producción, de modo que nadie puede haberlo visto todavía.
Pero los judíos -o se diría mejor nuestros tan caros profesionales en la lucha contra el antisemitismo- somos así. Cuando se ofrece una oportunidad de hacer barullo, por absurdo y/o insignificante que sea, ¿cómo la vamos a dejar pasar? Algo siempre se logra con esas acciones inconsultas, aunque sea solo por lo del dicho "habla mal de mi, pero habla de mi".
Influenciado por la masiva propaganda contra esa película tenía la intención de no ir a verla. Con tal, ¿qué necesidad masoquista tiene uno para ver obras antisemitas? Finalmente la curiosidad del periodista y algunos tenues comentarios críticos respecto de ese film me indujeron a cambiar de actitud y me fui a un cine en Belgrano para ver "La Pasión de Cristo", esperando ver algo terriblemente antisemita. Pero lo que vi finalmente fue una de tantas películas absolutamente hechas al mas primitivo estilo de Hollywood y al fin y al cabo absolutamente prescindible. Con un exceso de violencia sanguinaria "La Pasión de Cristo" seguramente no revistará entre las grandes obras cinematográficas sino quedara en la memoria como una de las famosas "tormentas en un vaso de agua".
Narrando la historia del Hoshua Hanozri, mas conocido como Jesús de Nazaret, tal cual como lo describen los evangelios, como en esa película, despierta siempre algún aspecto polémico. Pero buscar una marcada tendencia antisemita en ese film es en todo caso un grueso desatino, ya que la narración evita claramente esa intención, pues los judíos casi no figuran en el desarrollo de la misma. El espectador católico, influenciado todavía por la prédica preconciliar de 1962, puede si sacar de esa película la confirmación del viejo concepto del "deicidio" cometido por los judíos -si es que se empecina en tal propósito-. En todo caso, la película de Mel Gibson menciona en las casi dos horas de duración de la misma a lo sumo media docena de vees a los judíos y muestra además que el público de entonces estaba dividido en pro y contra del "Rabi" Hoshua Hanozri, cargando los malos tratos dispensados a Jesús por los romanos.
Me temo mucho que con el Circo de Judíos -no los judíos, entre los que me encuentro en total disidencia con esas actitudes- armaron en torno a la película "La Pasión de Cristo", han repetido el error que ya costo mucho en prestigio y consecuencias del caso del famoso ex Secretario General de la ONU, el Dr. Kurt Waldheim, un personaje que no merece nuestras simpatías pero quien no ha sido un criminal de guerra como se sostuvo en base a algunos "documentos", que mas tarde resultaron falsificaciones. El escándalo desatado en torno a Waldheim provoco una reacción favorable a Waldheim por parte del electorado austríaco, ungiéndolo entonces como presidente del país. Hoy hay pocos dudas que sin el circo judío en torno al Dr. Waldheim este jamas habría llegado a la presidencia de su país. En el caso de Mel Gibson, la película sobre Jesús, es mas que probable, que deparo mas interes al público que sin esos avatares hubiera tenido.
Pero de "La Pasión de Cristo" podemos si sacar una enseñanza positiva: Hoshua Hanozri ha sido un reformador de la vida judía de entonces, lo que se plasmo en la película con bastante claridad. Y lo que hoy podemos aprender de esa verdad es hacia donde llegan tales avatares radicalizadas en sus consecuencias, que todavía hoy, a casi dos milenios, los judíos sufrimos todavía. Mas que de temer desmanes antisemitas por causa de esa mediocre y en todo caso absolutamente prescindible película habrá que mirar un poco hacia adentro y apreciar los peligros que conllevan ciertas tendencias no liberales sino netamente reformistas llevadas a extremos en la actualidad.
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