Se acabaron las vacaciones. El padre y la madre con su pequeño hijo fueron a pasear a una playa. El hijo mayor, adolescente ya, fue con un grupo de amigos a otra. La hermana del medio fue invitada a la casa de una tía para pasar sus días de descanso en otra ciudad balnearia. Cada miembro de la familia consideró necesario disfrutar separadamente del otro, pues, claro está, sus intereses son otros.
Al regreso del merecido descanso, cada cual retoma su ritmo normal. La madre lleva adelante la casa. El padre vuelve tarde de su trabajo, cuando su pequeño hijo ya está semi dormido, y apenas alcanza a darle su beso de las buenas noches. La hermana se va a estudiar a casa de sus compañeras, y a veces ni viene a dormir. Y el fin de semana, aprovecha los viernes y sábados por la noche para salir con amigos, y durante el día para visitar negocios y comprarse ropa. El mayor, que ya estudia en la facultad, regresa durante la semana cerca de la medianoche, y el fin de semana se va al club o se queda a dormir en la casa de la novia.
Es decir, durante el año los miembros del hogar casi no se ven, ocasionalmente comparten alguna comida juntos, y menos aún en las vacaciones. Este es el ritmo que impone la vida moderna, y es aceptado por todos. O casi todos.
Hay muchos padres que advierten que los jóvenes beben en demasía, y están preocupados por sus hijos. Más de uno quiere que estos últimos no sean vícitmas de gente inescrupulosa que los pueda llevar por el camino de la droga. Hay progenitores judíos a los que les gustaría que sus hijos se casen con judíos para seguir la tradición familiar. Por una y otra razón, todos expresan su preocupación por las compañías que frecuentan, para evitar que les suceda algo no deseable. Es más, la escuela judía aparece como un refugio para resguardarse de los peligros que acechan. Sin embargo, lamentablemente, ninguna atención se presta a lo más importante: lo que sucede en casa.
El hogar judío es como un pequeño templo donde debe reinar un clima de paz, armonía y comunicación, que brinde contención a cada uno de sus integrantes. En el hogar judío hay tiempo para el trabajo y para el estudio, y también para el encuentro familiar, para el diálogo y la transmisión de enseñanzas del padre a sus hijos. En el hogar judío existe Shabat.
"Y los Hijos de Israel guardarán el Shabat para hacer de él un pacto eterno por todas sus generaciones. Entre Yo y los Hijos de Israel, será señal para siempre, pues en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, más en el día séptimo no trabajó y descansó" (Exodo 31:16 17).
Shabat es una isla en la semana donde la familia deja de lado totalmente sus ocupaciones y preocupaciones mundanas para servir a D's. ÀQué espera D's de nosotros? Que vayamos a la sinagoga a rezar, que toda la familia se junte alrededor de la mesa a comer, beber y cantar con alegría, generándose un espacio de encuentro y diálogo imprescindible en la vida de cada judío. Que el padre y los hijos puedan contar, cada uno en su nivel, "dibrei Torá", es decir, palabras de Torá. Que los niños participen y sean protagonistas activos en este día tan especial. Que observemos fielmente cada una de las prohibiciones, para garantizar la santidad de este día.
Dicen nuestros sabios que más que lo que el Pueblo de Israel cuidó el Shabat, el Shabat cuidó al Pueblo de Israel.
Basta hojear las revistas de actualidad para saber qué imagen presentan de la juventud actual. Desinhibición, exposición pública, atrevimiento, el sexo como un fin en sí mismo, inestabilidad sentimental y falta de compromiso son los ingredientes que condimentan las relaciones afectivas. ÀQué pensamos de ello? ÀQue es una lástima no participar de tanta libertad, de tanto placer? ÀO que no nos gustaría que sea una hija nuestra la que aparezca fotografiada en aquellas páginas?
Así como hay que tener hijos para saber y disfrutar qué se siente ser padre, así también hay que vivenciar Shabat para comprender que podemos ser capaces de dotar a nuestras vidas de un sentido espiritual, dotando a nuestros hijos de la mejor vacuna para contrarrestar las enfermedades de la sociedad actual.
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