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Periódico Judío Independiente
Pinie Wald - una víctima de la Semana Trágica.
Por Moshé Korin
La idea de escribir sobre Pinie Wald surgió por tres motivos principales:

1º) Tanto en la Argentina como fuera del país, quienes investigan la historia de nuestra comunidad no pueden dejar de mencionar su vida y su obra.

2º) En el mes de enero de 2004 se cumplieron 85 años de “La Semana Trágica”

3º) Debemos combatir el “olvido”, que es moneda corriente en nuestra comunidad.

Me propongo evocar la figura patriarcal del escritor Pinie Wald, tal como lo conocí personalmente en mi juventud. Pues cada vez que en el colegio secundario y, más tarde, en la Midrashá (Instituto de Formación Docente), nos encomendaban algún trabajo, ya fuera sobre los acontecimientos de la “Semana Trágica” (1919), sobre el movimiento obrero en la Argentina u otros temas afines, recurríamos a su ayuda.

Y él nos recibía siempre con paternal indulgencia, ante la gran mesa de roble de la redacción, en aquel viejo local del diario “Di Presse”, de la calle Castelli esquina Valentín Gómez. Pinie Wald fue pionero de la primera corriente inmigratoria de obreros judíos a la Argentina, y mis padres, por su parte, integraron la segunda tanda, la que llegó al país por los años 20.



SUS ORÍGENES.

Pinie Wald había nacido en Tomaschov, Polonia, el 15 de Julio de 1886.

Su destino de proletario judío lo trajo a la Argentina, a raíz del primer estallido revolucionario de 1905 en la Rusia zarista. Por su militancia en el movimiento socialista judío “Bund”, debió desarraigarse del viejo hogar cuando la revolución fracasó y así llegó a nuestro país. Los ideales del “Bund” lo siguieron acompañando hasta su muerte, a los 80 años de edad.

En la Argentina, en el año 1920, formó un hogar con Rosa Wainstein (falleció en 1978) y tuvieron dos hijas Eva y Flora Margarita y cuatro nietos.

SU LABOR EN LA ARGENTINA.

La generación de Pinie Wald tuvo el empuje requerido para desafiar al desierto. Cuando se escriba la historia de nuestro “íschuv” (la comunidad judeo-argentina), lo que ya comienza a hacerse, aunque en forma no sistemática, el socialista judío militante del “Bund”, Pinie Wald, ocupará un primer puesto entre los pioneros. Con el idioma ídisch como instrumento, ellos contribuyeron a diseñar el perfil espiritual de la comunidad, en este nuevo centro geográfico de la diáspora judía.

Nunca escribió sin fundamento, siempre por un ideal. Ese ideal le fue muy caro y no lo abandonó a todo lo largo de su vida. Aunque a su alrededor la sociedad sufría continuas mutaciones y muchos acompasaban su marcha a los nuevos tiempos, él siguió siempre fiel a sí mismo. Así se explica el cariño, el entrañable sentimiento de proximidad espiritual, que supo despertar en nosotros, jóvenes alumnos de los establecimientos secundarios y de los terciarios, luego maestros noveles. Y ello a pesar de las diferencias ideológicas. Lo que importaba era el común ideal de la vida judía, y, en este punto, Pinie Wald nunca nos decepcionó: a lo largo de los 60 años que vivió en la Argentina, fue un proletario judío, rudo trabajador manual primero, artesano de la palabra escrita después; y en los primeros tramos de su vida, ambas cosas paralelamente.



LA SEMANA TRÁGICA.

Una vez más quiso el destino que Pinie Wald, el refugiado político de 1906, luego del fracaso de la revolución Rusa de 1905, salvara su vida milagrosamente también aquí, víctima de los sucesos de la Semana Trágica, el pogrom antijudío del año 1919.

En diciembre de 1918 estalló una huelga en los talleres metalúrgicos de Pedro Vasena e hijos, situado en Nueva Pompeya (ciudad de Buenos Aires, Argentina). Los obreros reivindicaban mejoras salariales y de condiciones de trabajo. El 7-01- 1919, una emboscada policial terminó con varios obreros muertos. Su sepelio se convirtió en una gran manifestación, que también fue duramente reprimida. Las organizaciones sindicales convocaron a una huelga general, se sucedieron los choques callejeros y las barricadas se extendieron por toda la ciudad. Grupos nacionalisas parapoliciales atacaron barrios populares, comités socialistas, locales obreros e, incluso, a inmigrantes – especialmente judíos – quienes padecieron un “pogrom”. El número de muertos fue cuantioso y al día de hoy lamentablemente no establecido.

La revolución había triunfado en Rusia en 1917, pero los fascistas lugareños (Buenos Aires), presas del pánico, también se vengaban atacando a ancianos de largas barbas y destruyendo los locales y bibliotecas de obreros judíos.

En esos días, los antisemitas exaltados acusaron a Pinie Wald de ser “El Presidente del Soviet Maximalista (bolchevique), a ambas orillas del Plata”. En base a dicha calumnia fue arrestado.

Su libro “Koschmar” (Pesadilla), que apareció en 1929, a diez años de la Semana Trágica, es algo más que la mera descripción de sus vivencias personales. Podemos considerarlo el prólogo del gran libro de crónicas de nuestra colectividad, ya que el drama judío en la Argentina se prolonga hasta nuestros días, con los atentados a la Embajada de Israel y, en julio de 1994, a la Kehilá de Buenos Aires (AMIA).

El antisemitismo local ha adoptado ya todas las apariencias posibles e imposibles, desde los uniformes de la “guardia blanca” hasta las “camisas pardas” de los nazis, precediendo y siguiendo a la gran catástrofe del Holocausto...

Hoy tenemos en el mundo focos de nazismo y el movimiento islámico del “Jezbolá”, la monstruosa invención que amenaza la vida judía tras la máscara de una supuesta lucha contra el “imperealismo sionista”. Por diferente que se nos antoje la pesadilla de Pinie Wald, en su juventud, de 70 u 80 años atrás, de nuestros fantasmas actuales, en realidad se trata del viejo antisemitismo que no cesa. Cambiará su pretendida vestimenta, pero su contenido demoníaco persiste.

NUEVAS OBRAS.

Su libro “Blétlej” , publicado en el mismo año 1929, es una monografía colectiva de 16 personalidades, en aquella etapa genesíaca de nuestra comunidad. Escritores, intelectuales, idealistas y soñadores destacados, desfilan como en un caleidoscopio; hombres y mujeres, trágicas figuras de un ambiente igualmente dramático, que abandonan el mundo en plena juventud, ya sea bajo el peso de sus desgracias o por su propia voluntad.

Habrían bastado esas dos primicias, “Blétlej” (Hojas) y “Koschmar” (Pesadilla), para que Pinie Wald ocupara un lugar de privilegio en la historia literaria y cultural de nuestro “íschuv” (comunidad); y no habríamos podido referirnos a él, sino con el mismo sentimiento de cariño y de gratitud en el 38º aniversario de su partida . Wald falleció el 25-8- 1966).

Pero no fueron ésas sus únicas obras. Pinie Wald siguió creando hasta avanzada edad en que nos dejó.

En 1959, apareció su libro “In gang fun tzaitn” (“Al paso de los tiempos”), historia del socialismo en la Argentina que él editó. Y también en 1959, ya retirado, como periodista, del trabajo cotidiano en “Di Presse”, vio la luz “Oif histórische vegn” (“Por caminos de la historia”), de casi 400 páginas, con monografías a partir de Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Esteban Echeverría, hasta llegar a Nicolás Repetto, Miguel Pólak, Mordje Alpersohn y Enrique Dickmann.

Este modo de incluir a figuras de la historia argentina y a judíos cuya trayectoria había sido valiosas para las ideas socialistas que él mismo sustentaba, era característico del autor, un hombre tan convencido de sus ideales. Consideraba al socialismo una conquista del mejor ser humano, fuera éste judío o no judío.

El mismo libro contiene monografías sobre Sarmiento, Alberdi, Urquiza y Juan B. Justo.

La editorial “Idbuj” publicó, en 1964, la obra de Pinie Wald, “Gueshtaltn fun ídischn velt-folk” (“Figuras del pueblo judío universal”), con 21 monografías, también aquí se pone de manifiesto el razgo característico del autor, como escritor y como persona, ya que figuran en la obra personajes tales como Vladimir Médem, Hirsch Lékert, así como los fallecidos en Buenos Aires. Itzjok Blind, Ruye y Sigmund Gyivach. Porque Pinie Wald tenía sus propios parámetros para medir valores humanos y cualidades que debían quedar registrados para siempre: los parámetros de un proletario judío, de un trabajador de la cultura.

El libro de Pinie Wald “Arguentine” (“Argentina”), también publicado por “Idbuj”, en 1966, seria su adiós al mundo. Pinie Wald se encontraba por entonces más allá de la vida.


3 de Marzo de 2004 - 10 de Adar de 5764
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