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25-04-2018

Ella encadenada en Argentina, él retenido en Israel: el dramático divorcio de un matrimonio judío

Una mujer reclama el divorcio religioso y denunció a su ex ante un Tribunal Rabínico israelí. El hombre viajó a Tel Aviv en febrero y no lo dejan volver.

Para entender el caso que se describirá a continuación, la película “Gett: El divorcio de Vivianne Amsalem”, estrenada en 2015, puede resultar de cierta ayuda. El film israelí se encarga de mostrar la ardua y humillante lucha de una mujer que le suplica a su marido por un divorcio religioso que él se niega a conceder. La Vivianne del título lleva tres años solicitando el Gett (o guet, un documento que el marido o la esposa entrega durante una ceremonia ante testigos y jueces rabínicos) para sentirse definitivamente libre. Según los directores Ronit y Shlomi Elkabetz, “la cinta pretendió poner de manifiesto la falta de derechos y libertades de la mujer aguná (anclada o encadenada) en Israel y cómo la religión y el miedo dominan a los hombres”.

El preámbulo sirve para que el lector de a pie, quizás desconocedor de cuestiones pertinentes a la Ley Judía, pueda tener una idea de lo que está sucediendo con JA y MY, de 27 y 20 años respectivamente.

JA es un ciudadano argentino que no puede abandonar Israel -adonde llegó a mediados de febrero para asistir al casamiento de un amigo- debido a que autoridades migratorias de ese país le informaron que existía una prohibición de salida impuesta por un Tribunal Rabínico. ¿Motivos? Una demanda iniciada por MY.

JA y MY, luego de un año de noviazgo, se casaron por matrimonio civil y religioso en junio de 2017 y se separaron cinco meses después, en noviembre, cuando se dictó el divorcio civil ante el Juzgado 102. MY habría solicitado en varias oportunidades “el Gett”, el cual JA hasta ahora no le otorgó. Así fue que el 1° de febrero ella recurrió a un tribunal israelí, “porque un matrimonio judío argentino no se casa sólo bajo la ley argentina, sino también bajo la ley judía y cualquier persona que entra a territorio israelí tiene derecho a recibir los beneficios y las penalidades que rigen allí”, señalaron fuentes de la AMIA, que dejaron entrever que “a estas instancias se llega por desesperación”.

Imposibilitado de salir de Israel, JA está retenido en Tel Aviv, donde alquila un departamento que paga de su bolsillo, a la espera de que su situación se resuelva en una audiencia que el Tribunal Rabínico fijó para el próximo lunes 30 de abril.

Hasta ahora se desconoce si el Tribunal levantará la prohibición de salida del país de JA -o si se rechazará la petición- para que la compleja situación se termine de resolver en suelo argentino. Será la primera vez -desde febrero- que este hombre será escuchado por el máximo tribunal.

Para Jorge Kielmanovich, abogado civil de JA, “el criterio del que dispuso el Tribunal Rabínico es un abuso de la jurisdicción que no corresponde”. Sobre lo que puede acontecer el próximo lunes, la percepción del abogado es optimista y espera que “se entienda que hay un Tribunal Rabínico Argentino, que resulta el competente”. En ese caso, la causa “continuaría en la Argentina, donde se discutiría todo lo que sea necesario pero ante tribunales de acá”. No obstante, Kielmanovich -que califica la causa de “inédita” y que “excede la discusión judicial”- no garantiza ningún “éxito” ya que existe “la posibilidad” que le rechacen el pedido “porque los tribunales rabínicos tienen un poder omnímodo, justamente por eso son tan criticados en el mundo”.

Finalmente, no descarta que una negativa del Tribunal Rabínico israelí “podría generar conflictos internacionales entre Argentina e Israel en una causa como ésta -insiste-, de la que no es competente ni legal ni religiosamente, porque quien debería resolver esta situación es el Tribunal Rabínico de ciudad de Buenos Aires en la República Argentina”.

La Embajada y el Consulado argentinos en Israel dejaron saber a Clarín: “Estamos al tanto de la situación y acompañamos al argentino retenido en Israel en todo lo que esté a nuestro alcance”, mientras que Cancillería informó que ya envió “un exhorto diplomático pidiendo a Israel que inhiba al Tribunal Rabínico”.

Según la experiencia de el Gran Rabino argentino Gabriel Davidovich “en nuestro país hay muchos casos en los que no se da el divorcio religioso, más de los que se imagina, el tema es que no trascienden”. Sin entrar en cuestiones particulares, la negativa a entregarlo habitualmente es por despecho, venganza, orgullo, o por capricho.

En la Argentina -comentaron fuentes de AMIA-, “hay más casos de hombres que extorsionan a las mujeres, que al revés, y por lo general es por cuestiones de plata. El hombre, generalmente, lo hace porque no le interesa volver a casarse, o porque sabe que tendrá una ventaja económica”.

Mauricio de Núñez, abogado penalista de JA, señaló que está esperando la resolución del 30 de abril “para evaluar si se inician o no acciones legales por tentativa de instigación a la privacidad individual de la libertad”. De Núñez graficó: “Estamos en un terreno absolutamente incierto, en el que hay que ser sumamente cuidadoso a la hora de hacer cualquier tipo de reclamo, porque el Tribunal Rabínico es un órgano del Estado, que conforma el Poder Judicial”.

Clarín quiso acceder al abogado de MY, pero sólo llegaron palabras del padre de la joven: “Estamos tristes con lo que está sucediendo. Me apoyo en mi familia, que me acompaña en estos momentos tan difíciles. Ahora no quiero hablar. Lo haremos recién cuando termine todo esto”. El interrogante es saber qué medida tomará el Tribunal Rabínico el lunes.

La importancia de obtener el guet o divorcio religioso​

​A diferencia de algunas religiones que no permiten el divorcio, el judaísmo reconoce la necesidad de éste bajo determinadas circunstancias. El “guet” termina el matrimonio judío y certifica que la pareja es ahora libre para volver a casarse de acuerdo a la ley judía. Si no lo consigue, no puede volver a contraer enlace y, de tener un nuevo hijo, éste no podrá casarse por el rito judío. Para una “aguná” (mujer encadenada a su marido que le niega el divorcio) es muy difícil rehacer su vida con un hombre teniendo en cuenta el séptimo mandamiento: “No cometerás adulterio”. Hay alrededor de 130 mujeres en esta situación por cada 11.000 divorcios de judíos anuales, según la dirección de tribunales rabínicos. En Israel ya hubo casos de estadounidenses, franceses, mexicano y panameños retenidos, pero hasta ahora no de argentinos.

Fuente: Clarin

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