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23-04-2015

El ex guardia de la SS creía que ningún judío saldría vivo de Auschwitz

Juicio en Berlin.
No me lo podía imaginar, admitió Oskar Gröning, el llamado tesorero del campo de exterminio nazi.

Oskar Gröning sabía que probablemente ningún judío iba a sobrevivir a Auschwitz. "No me podía imaginar que alguien saliera vivo", admitió el llamado "tesorero de Auschwitz", que durante más de dos años revisó y seleccionó el dinero y todo tipo de pertenencias de cientos de miles de víctimas, incluidos sus dientes de oro.

Acusado de complicidad por la muerte de 300 mil personas, Gröning admitió que había estado presente al menos en tres ocasiones "para vigilar el equipaje" en la tristemente célebre "rampa" de Auschwitz-Birkenau, donde eran "seleccionados" los judíos transportados como ganado en trenes desde toda Europa. Fue cuando llegó allí en 1942, como miembro de las SS, cuando se enteró de lo que pasaba con los judíos, dijo Gröning, que hoy tiene 93 años de edad.

Ante la mirada de sobrevivientes y descendientes de prisioneros del campo de exterminio nazi, que viajaron desde distintos países del mundo para asistir al juicio, el ex SS describió su tarea en la "Administración de la Propiedad de los Prisioneros" de Auschwitz, donde contabilizaba el dinero y los efectos robados a los judíos esclavizados y asesinados para enviarlo luego a las SS a Berlín. Gröning aseguró que "solo colaboró" en el macabro proceso de "selección" durante la llamada "Acción Hungría" a la que se limita el juicio, probablemente uno de los últimos contra responsables o cómplices del Holocausto.

La "acción Hungría" ocurrió entre mayo y junio de 1944, momento de las mayores deportaciones de judíos húngaros, cuando en Auschwitz se extendió una vía de tren especial desde la estación de fuera del campo hasta la "rampa" en su interior. Médicos y guardias de las SS esperaban allí a los prisioneros, los despojaban de todo efecto y los "seleccionaban". Los "aptos" para trabajar eran despiojados y distribuidos en las barracas, para ser explotados. Los "no aptos" (por el motivo que fuera) iban directamente a las "duchas", que eran las cámaras de gas donde perecían. Luego serían cremados y sus cenizas arrojadas a un pantano cercano.

En pocos meses llegaron a Auschwitz-Birkenau unos 425 mil judíos; en apenas dos iban a ser asesinados 300 mil. "En Birkenau no había pausa. Llegaban trenes permanentemente", subrayó Gröning, destacando que los nazis se jactaban de"ocuparse" de "cinco mil personas por día".

"Había un gran orden, sin excesos, todo se llevaba adelante tranquilamente", declaró, destacando que él cumplía su cometido "con rutina". "Se hablaba de la Acción Hungría en 1944", preguntó el juez Franz Kompisch. "Sí", respondió Gröning, "más exacto no puede ser".

El martes, al abrirse el juicio, Gröning había reconocido su "culpabilidad moral", aunque dejó la legal en manos de los jueces.

A pedido de sus abogados, la declaración de Gröning se realizó en tramos de varios días para que el anciano pueda concentrarse mejor en este juicio, que continuará la semana que viene y tiene audiencias previstas hasta fines de julio.

El jueves también prestó declaración el testigo Max Eisen, quien con 86 años viajó desde Canadá para relatar cómo fue llevado desde Checoslovaquia a Auschwitz. Eisen, único sobreviviente de su familia, tenía entonces 15 años. "Puede que Gröning haya estado en la rampa y puede que no", declaró.

En la sala aún resonaban las palabras de Eva Kor, sobreviviente de Auschwitz llegada de Indiana, Estados Unidos. Kor aseguró haber perdonado a los nazis y hasta se atrevió a preguntarle a Gröning qué pensaba de eso. Hubo un silencio total en la sala, un viejo cine alquilado por el tribunal de Lüneburgo, a 50 kilómetros de Hamburgo.

Eva Kor y su hermana gemela Miriam fueron los únicos de la familia que pudieron sobrevivir a Auschwitz porque servían para los experimentos humanos de Josef Mengele. Fueron más de 1500 los pares de mellizos que Mengele utilizó para sus nefastas pruebas, en las que aplicaba todo tipo de sustancias a uno para contrastar la reacción con el otro.

Eva y su hermana Miriam tenían diez años cuando fueron llevadas a Auschwitz en 1944, donde murieron sus otras dos hermanas mayores y sus padres. Setenta y un años después, la mujer dijo ante los tribunales que en aquel momento quería sobrevivir para comprobar que Mengele se equivocaba con su experimento, supuestamente letal. Y para que su hermana gemela viviera, porque si ella moría, Miriam también habría sido asesinada con una inyección venenosa en el corazón.



Fuente: http://www.clarin.com/mundo/Oskar-Groning-no-creia-judios-saldrian-vivos-Auschwitz_0_1344465837.html

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