Sefaraires


SEFARAires
Aires de Sefarad en Buenos Aires
LITERATURA Y ARTE
Guiomar

Por Isaías Leo Kremer
De páginas amarillentas de un viejo libro portugués, quiero rescatar un recuerdo que ya no está en la memoria de los hombres. Me refiero a Guiomar, la bella lusitana. La corte lusita-na, plena de sedas y de galas, se veía adornada con la presencia de Doña Guiomar Castro de Menezes.
Era esta una bellísima mujer, en quien la sangre morisca, hebrea o cristiana dieron lo mejor de sí. Alta, de negros cabellos y grandes ojos de lucero resaltando en un rostro perfecto hecho de jade y porcelana. Siendo viuda de noble caballero, sumó a su fortuna paterna, la de su fallecido marido, quien pagara caro tributo por ser de una tierra de navegantes.
Guiomar era de una nobleza llamada de “segunda mao”, pues no provenían sus ances-tros de las más antiguas familias lusitanas. Eso no era óbice para que brillara con luz propia en cuanta reunión de la corte se presentara. Moviéndose en medio del deseo de los hombres por poseerla y la envidia de las mujeres por su hermosura, navegaba sonriente por las plácidas aguas cortesanas. La maledicencia popular la consideraba una cortesana con numerosos amantes. Según el saber popular, tomaba Guiomar el entorno real como coto de caza privado para sus ansias de lujuria y poder.
La realidad era bien distinta. La bella mujer se valía de su hermosura para conocer los designios reales en relación con la suerte de sus hermanos judíos, a quienes la unía la sangre materna y la fe en un único Dios. La inquisición echó el ojo a la preciosa mujer, no sólo por sos-pechas reales, sino porque su fortuna era apetecible para cualquier dignatario de la iglesia.
No fue difícil, cuando coincidieron los tiempos políticos con los tiempos de fanatismo re-ligioso, comprar testimonios sobre prácticas anticristianas. Un amante despechado aportó lo suyo, acusándola de prácticas amatorias que contradecían el espíritu cristiano y eran prácticas seguramente de origen brujeril, que atentaban contra la santa iglesia. La bella estampa de se-ñorial figura atravesó los portales de las lóbregas catacumbas, en que ardientes sombras bai-laban sobre las rocas al compás de las llamas de innumerables cirios.
La escoria carcelera pronto tomó posesión de la víctima a la cual nunca hubieran podido acercarse en condiciones normales. Los fiscales y comisarios inquisitoriales recibieron el despo-jo de la bella morena y fácil les sería arrancar su confesión para legitimar el robo de sus cuan-tiosos bienes y demostrar el celo que guardaban en aras de la “sagrada fe”. Ante la negativa de Guiomar a confesar actitud anticristiana alguna, hubo que apelar a las artimañas que tan buen resultado diera a los siniestros monjes, con otros “obcecados y remisos”.
Se trajo a los testigos, que apabullados contemplaban cómo pese al lugar, a la mugre y a las sombras, refulgía el rostro de alabastro de la princesa morena de nombre Guiomar. Se calentó un crucifijo al rojo y se le dio a la acusada para que lo bese en señal de amor. Al arro-jarlo esta al piso, se constató su odio judío a la figura del redentor. Se llenó disimuladamente de hormigas la camisa en que sus redondos pechos pugnaban por salir, en clara muestra de luju-ria. Se le mostró la cruz, pero los movimientos de los brazos de la convicta evidenciaron no sólo desprecio cristiano sino claros signos de posesión demoníaca.
Obligada a ingerir pócimas que le indujeron desvaríos, pronunció frases ininteligibles y voces perturbadas, cuando se le nombraba a Jesús. Por último, iniciando un método que luego fuera trasladado a los tribunales inquisitoriales de América (Lima, Perú), se la colocó frente a la figura del Gólgota sacrificado, que estaba apoyado contra un muro. (*)
El comisario preguntó a la figura sobre la culpabilidad de la rea. Esta miraba atónita el rostro hecho en madera que decidiría su destino.
Cuando la cabeza se inclinó, aceptando la condena merced al mecanismo oculto que detrás del muro accionara un monje, la bella Guiomar se desplomó en el sucio y maloliente piso de la prisión lusitana.
Con bombos y platillos se preparaba el auto de fe de la bella morena. Infructuosos fueron los intentos por conseguir su conversión ya que ello la salvaría de la pira.
Los tribunales inquisitoriales en clara muestra de máxima hipocresía, no “derramaban sangre”, entregaban los reos a un tribunal civil que como atributos tenía la elección: hoguera para los judíos confesos y el benéfico “garrote” (estrangulamiento) para aquellos que reconocí-an “al señor”, aunque fuera al final de sus vidas.
El tiempo en las catacumbas fue dando otro tono a la reclusa. Se marcaron sus huesos, se blanqueó su cabellera, las redondeces de otrora dieron lugar a una delgadez extrema, pero en sus ojos de lucero fue apareciendo una luz nueva, que ningún suplicio ni tormento lograra opa-car. La fe renovada en una vieja verdad, la comprensión que un dios de amor no podía estar representado por estos monjes torturadores, la convicción plena de estar resistiendo y sufriendo por defender un ideal de vida, fueron los elementos que dieron brillo a su mirar y dignidad a su figura.
La turba grita y se desmadra en convulsiones fanáticas al paso del carro de la inquisi-ción. Nadie ve a los monjes engalanados portando antorchas y cirios ardientes. Todas las mi-radas convergen sobre Guiomar “la judía”, de pie, con su ropaje raído, pues no aceptó el san-benito de los arrepentidos, la mirada al frente, hacia ese cielo claro donde debe de morar el que todo lo ve. Atada en el poste de tormento, sobre los leños que aguardan la llama, levanta su cabeza de blanca cabellera, mira en derredor a la turba, distingue entre ellos a algunos de los suyos que ocultan las lágrimas por el dolor que se avecina.
Al ver que su pueblo, o parte de él, todavía está, aún cree y se perpetúa, abre sus labios y en la vieja lengua de sus padres grita a las alturas, para ser oída por ángeles y demonios: “Shemáh Israel Adonai Eloeinu, Adonai Ejad” (Escucha D”os de Israel, D”os único), al tiempo que el comisario inquisitorial acerca su antorcha a los leños anhelantes. Las llamas lamieron su cuerpo, nada quedó de él, sólo cenizas y recuerdos latiendo en coplas, poemas y leyendas que hablan de la belleza de la morena Guiomar. Queda el eco de tantos lamentos, de tantos ayes de dolor, la luz rojiza de las hogueras, el olor a cuerpos chamuscados, también el eco de tanta sabiduría de aquellos lugares, de tanta belleza creada, de tanta fe, de la entrega total al D”os único. Quedó la herencia, la historia, la leyenda y el mensaje de ese sufrido y misterioso grupo de hombres que nos dieron origen.
Vienen a la memoria las frases de Jorge Luis. Borges: Israel no es sólo una entonación, un exilio, unos rasgos faciales, una ironía, una fatigada dulzura, una voluntad, un juego y un canto; es también una humillación y una exaltación, un haber hablado con D”os, un sentir de modo patético la tierra, el agua, el pan, el tiempo, la soledad, la misteriosa culpa, las tardes y el hecho de ser padre o hijo.
Que el creador de los cielos haya dado paz a tu espíritu. Hoy yo recuerdo tu existencia que pasea por cantos, coplas y leyendas, bella Guiomar.

 

Creación y Dirección:
Arq. Luis León

Asesores de dirección y colaboradores permanentes
Sr. José Mantel
Dr.Santó Efendi (EEUU)

Declarado de "Interés Cultural" por Departamento de Cultura de AMIA ( Asociación Mutual Israelita Argentina) y
CIDICSEF ( Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefaradí)

Todos los artículos, son colaboraciones ad-honorem de los respectivos autores, y reflejan sus opiniones personales. La dirección y redacción de SEFARaires, puede no coincidir con el contenido de algún artículo, siendo el mismo de total responsabilidad del autor. Se autoriza la reproducción total o parcial del contenido de los Sefaraires, mencionando la publicación y el autor.

SEFARaires es un magazín menzual independente, i el scopo es la difuzión de la kultura sefaradí i su lingua el djudesmo. Keremos ansí tanbién ke los lektores de todo el mundo, se ambezen la ystoria de los djidiós yegados de Turkya a la Argentina. Se invía por e-mail, sen koste para akeos ke mos lo demanden a muestro adereso.

SEFARaires es una  publicación mensual independiente, y su objetivo es la difusión de la cultura sefaradí y su lengua el judeo-español.  Se propone además, hacer conocer a sus lectores de diversas partes del mundo, la historia de los judíos de Turquía llegados a la Argentina. Se envía por e-mail, gratuitamente a quienes lo solicitan a nuestra dirección.

SEFARaires e una pubblicazione  mensile, indipendente, il  cui   obbiettivo   é la  diffusione  della  cultura sefardita  e della sua  lingua,il giudeo spagnolo. Si propone  inoltre di  fare conoscere ai suoi lettori, delle diverse parti del  mondo, la storia  dei giudei di  Turchia, arrivati a la Argentina. Si invia per email, gratuitamente  a coloro che  lo richiedano.

SEFARaires is an independent monthly  publication whose objective is the difusion of Sephardic culture and the Judeo-Spanish language.  Its objective is to make known to its readers all over the world the history of Jews of Turkey who immigrated to Argentina. SEFARaires is sent, without charge, by e-mail to all who request it.

SEFARaires est une publication mensuelle et indépendante qui a l'objectif de diffuser la culture séfarade et la langue judéo-espagnol . SEFARaires veut faire connaître aux lecteurs de plusieurs pays, l'histoire des juifs turcs, émigrés en Argentine. Vous pouvez demander l'envoi  gratuit  par E-mail à l'adresse