La Voz Judía


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La parasha semana a semana
Parasha Shlaj

Por Rab. Iehuda Appel

La sección de la Torá que leemos esta semana se llama "Shlaj leja" (Envía para ti). En ésta se habla de la expedición que realizaron los hijos de Israel antes de iniciar la conquista de la tierra prometida. La misión estuvo a cargo de doce hombres selectos - uno en representación de cada tribu de Israel - los cuales permanecieron en ésta por un lapso de cuarenta días, y luego regresaron al campamento para informar acerca de lo que vieron.
Los expedicionarios se dirigieron a Moshé y Aharón, a los líderes, y luego a toda la congregación de los hijos de Israel quienes acampaban en el desierto de Parán. A los líderes les comentaron sobre la expedición , en cambio al resto del pueblo les mostraron las gigantezcas frutas que trajeron con ellos.
Luego los hombres declararon: "Fuimos a la tierra que nos enviasteis, y en ella emana leche y miel, y esta es la fruta que crece allí. El pueblo que vive en ese lugar es muy fuerte, las ciudades son enormes y muy fortificadas. Además vimos allí a los hijos de los gigantes. Amalek habita en la el sur de la tierra, en tanto los jiteos, haibuseos, y emorreos residen en la montaña, y los kananeos residen junto al mar, al lado del río Yardén (Jordán)".
Después de haber narrado lo ocurrido, intervino Kalev - quien era uno de los doce expedicionarios. Calló al pueblo, y todos le hicieron caso. Mientras todos esperaban que también blasfemara contra Moshé, en cambio, él lo defendió. Comenzó a enumerar todas las cosas buenas que el líder judío había hecho por el pueblo: "¿Acaso el hijo de Amram (Moshé) no partió para nosotros el mar, no hizo descender el maná, no logró para nosotros el "slav" (las aves que volaron al campamento cuando el pueblo clamó por carne)?" (...) "Por eso subiremos a la tierra y la conquistaremos, pues podrémos con ella", agregó.
Los otros que estuvieron con él en la expedición respondieron: "No podremos con los hombres que allí habitan porque son más fuertes que nosotros, y que el Todopoderoso". (Explicación de la Guemará Arajin 15).
Los expedicionarios (menos Kalev y Yeoshúa) hablaron a los hijos de Israel infamias de la tierra que inspeccionaron. Les dijeron: "la tierra en la que estuvimos devora a sus habitantes, y todo hombre que vimos en ella son enormes".
Prosiguieron diciendo: "Allí contemplamos a los Nefilim, que son los hijos de Anak". Según explica el Talmud (Yomá 60), los Nefilim son ángeles que cayeron del cielo en la generación de Enosh y se unieron a las mujeres terrícolas.
"Eramos ante nuestros propios ojos como langostas frente a ellos, y ese fue el aspecto que ellos dijeron ver en nosotros", agregaron al final de su discurso.
Tras escuchar estas palabras, los integrantes del magistrado hicieron escuchar su voz y el pueblo lloró durante esa noche. Todos los hijos de Israel se quejaron a Moshé y Aharón diciéndoles: "Ojalá hubiésemos perecido en Egipto o en el desierto . ¿Por qué Di-s nos trae a esta tierra para caer por espada? ¿Nuestras mujeres y niños serán por botín? Es mejor volver a Egipto" (...) "¡Nombremos un líder y regresemos a Egipto!"
En ese momento Moshé y Aharón cayeron sobre sus rostros frente a toda la congregación de los hijos de Israel. En tanto Yeoshúa bin Nun y Kalev ben Yefuné, los únicos fieles a Moshé de los doce expedicionarios, rasgaron sus ropas y dijeron a toda la congregación: "La tierra en la que estuvimos para inspeccionarla es muy, muy buena". Continuaron diciendo: "Di-s nos ama y nos trajo a esta tierra para dárnosla. En ella fluye leche y miel. No os rebeléis contra Di-s, y no temáis al pueblo que habita en esa tierra, pues son pan comido para nosotros. La protección de Di-s les ha sido quitada a ellos. Di-s está con nosotros, ¡no temáis!".
Cuando la congregación hablaba ya de matarlos a pedradas, la gloria de Di-s se reveló en el Tabernáculo de Reunión a todos los hijos de Israel.
El Todopoderoso dijo a Moshé: "¿Hasta cuándo me ofuscará este pueblo y hasta cuándo no creerán en Mi con todas las señales que proferí en el entorno de ellos?. Los golpearé con peste (morirán) y haré de tí una nación más grande y fuerte que ellos".
Moshé no aceptó la propuesta, y suplicó por los hijos de Israel: "Perdona por favor el pecado de éste pueblo. Apiádate de ellos, tal como cuando cargaste con ellos desde Egipto hasta aquí".
Di-s aceptó el pedido de Moshé y dijo: "Los perdoné, tal como dijiste. Pero así como Yo existo y Mi gloria llena toda la tierra, he aquí que todos los hombres que la vieron (la gloria), que vieron también las señales que hice en Egipto y en el desierto, que me probaron diez veces, y no escucharon Mi voz; no verán la tierra que Juré a sus padres. Pero mi siervo Kalev, que mostró en él un espíritu diferente y fué detrás de Mi, lo traeré a la tierra que estuvo (Israel), y su simiente la heredará".
Yeoshúa bin Nun también gozó de ese privilegio, ya que fue absolútamente fiel al Todopoderoso y por eso lo sucedió a Moshé en su cargo de líder del pueblo. Él comandó a los hijos de Israel a la conquista de la tierra prometida cuarenta años más tarde.
Las habladurías de los exploradores provocaron el levantamiento del pueblo. Y la generación selló su destino en el desierto.
Cuidemos nuestras palabras, ya que a través de ellas se puede construir el mundo entero, así como también destruirlo.

 

La Tribuna Judía 66

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