La Voz Judía


La Voz Judía
Tiempo de eliminar un prefijo peyorativo
Por Rabino Avi Shafran

La palabra “ultra”, según me informa un diccionario, en latín significa “el lado extremo.”
Bueno, sin duda hay días en que siento que estoy metido dentro de una caricatura de Gary Larson. Pero la mayor parte del tiempo, mi vida, como la vida de la mayoría “ultra-ortodoxa” Judios, es bastante apacible.

Por lo tanto, ¿no es hora de que los medios de comunicación, que parecen tan a menudo centrarse en los Judios tradicionalmente observantes, utilicen la palabra “jaredi”-un término que no implica ningún juicio de valor y que sólo denota devoción- en lugar de la que emplean preferentemente en la actualidad y que se refiere a ellos como “exagerados, no moderados o extremistas“?

Muy bien, es cierto que nos vestimos de manera extraña de acuerdo a los parámetros contemporáneos. Nuestros hombres y niños usan sombrero o kipá, nuestras mujeres casadas mantienen su pelo cubierto (¡sin velos, sin embargo!). Nuestra ropa es modesta si bien tiende a destacarse, sobre todo en verano. Nuestros hombres tienden a preferir vestirse de negro. Pero, bueno, también lo hacen muchos hombres elegantes.

Y también somos fundamentalistas, supongo, al menos en el sentido de que mantenemos fuertemente algunas creencias fundamentales: Que existe un Creador con un plan para la humanidad, que Él se reveló en el Sinaí, comunicando el texto de la Torá y las claves para interpretar su significado; y que existen una recompensa y un castigo finales para todos los seres humanos. Sin embargo, tendemos a focalizarnos menos en los detalles del cielo y el infierno que en los del bien y del mal. (Eso no significa que todos nosotros siempre seamos buenos. Podemos ser jaredim, pero seguimos siendo humanos.)

Y sí, desde el momento en que nos levantamos hasta que nos acostamos, nuestras vidas se rigen (o deberían regirse) por las directivas de la ley religiosa judía, o Halajá. Oramos, comemos sólo alimentos kosher, observamos las leyes del sábado y días festivos. Y estoy bastante seguro de que si los medios supieran lo que pagamos por determinadas frutas y ramas antes de Sucot o por un pan plano y duro antes de Pesaj, por cierto nos considerarían “extremistas”.

Y lo más reaccionario de todo, tendemos a rechazar lo que en la actualidad pasa por ser música, entretenimiento y cultura popular. Incluso tenemos el descaro de ir contra la suposición actual de que ser testigos a través de la pantalla de miles de asesinatos y de inmoralidades es algo bueno..

Pero la mayoría de los jaredim son amigables, algunos incluso conversadores, con la sociedad más amplia que los rodea; eso para no mencionar a quienes son adeptos a la tecnología. Los Jaredim Se dedican con éxito al campo de la alta tecnología y al mundo de los negocios. Tampoco faltan los que son médicos o abogados, plomeros o electricistas.

Sin duda, muchos de nuestros jóvenes optan por estudiar la Torá a tiempo completo después de casarse y la mayoría de los hombres ortodoxos en el mundo empresarial y profesional dedican al menos parte de sus días al estudio de la Torá. Y todos nosotros hacemos muchos sacrificios en términos de seguridad financiera para que nuestros hijos e hijas tengan una educación de Torá.

Pero, ¿acaso se puede afirmar que la herencia religiosa judía, que persiste a lo largo de milenios, nos convierte en “extremistas”, habida cuenta de que hay tantos candidatos a recibir esa denominación hoy en día?

Ya es hora de que empecemos a manifestar nuestro disgusto ante editores y defensores del pueblo toda vez que insistan en llamarnos “Ultra-algo” para que de una buena vez eliminen el “ultra..”. Ese prefijo peyorativo no sólo nos margina injustamente sino que nos envia un mensaje subliminal: “ese manera de abrazar durante generaciones al Judaísmo, es algo loco”.

Cualquier persona de mente abierta de buena voluntad que haya interactuado alguna vez en su vida con jaredim sabe que es lo contrario. Nuestra comunidad es cálida y cuidadosa, no sólo hacia sus miembros en forma individual, sino por la gran cantidad de servicios que ofrece a toda la comunidad a través de organizaciones que atienden a las necesidades de los enfermos, los desprotegidos, y los pobres.

El ideal jaredi- absorbido permanentemente a través del estudio de nuestra Torá, y que es alentado regularmente por nuestros líderes religiosos-es luchar por la perfección en lo que respecta a nuestras relaciones tanto con el Creador como con Sus otras creaciones.

Está también, por supuesto, el pequeño asunto de nuestra guerra santa. Pero nuestro objetivo es luchar sólamente contra las inclinaciones que nos llevan a ser egoístas, sarcásticos y pecadores. Y nuestras armas son la Torá, la oración y la introspección.

Tal vez esto resulte algo radical en nuestros días.
Sin embargo, llamarlo el “polo opuesto” a la normalidad no nos dice mucho sobre la nueva normalidad.
Diccionario

 

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