La Voz Judía


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Mishloaj Manot:
¿El Mega-canje?

Por Rabino Daniel Oppenheimer

Las Mitzvot de Purim son: Escuchar la Meguilá de noche y de día, participar de una Seudá (cena), repartir dinero a los carenciados (Matanot LaEvionim) y enviar comidas a un amigo (Mishloaj Manot Ish LeRe’ehu).

Mishloaj Manot. ¿Por qué? ¿A quién? ¿Qué y cuánto?
En lo que se refiere a la primera pregunta, uno se sorprende. Se puede entender fácilmente el porqué de la lectura, pues en la Meguilá aparece la razón por la cual estamos festejando Purim en primer lugar.
¿La Seudá? Bueno. También en las otras celebraciones se come (la comida alegra al corazón).
¿Los carenciados? No somos ajenos a la Mitzvá de Tzedaká, al diezmo de los ingresos, a los obsequios que debe dejar el agricultor en el campo, etc.
Sin embargo, la obligación de enviar Mishloaj Manot, no tiene analogía en otras festividades del calendario. Es un asunto exclusivo de Purim. ¿A qué se debe? Es más. ¡Uno está tan acostumbrado a ver cómo la Mitzvá de Mishloaj Manot se transforma en un procedimiento de “canje” (uno le devuelve a la persona que le trajo el Mishloaj Manot) que termina sin entender el significado de todo esto!

Una vez escuché decir que el motivo por el cual se envía Mishloaj Manot a otras personas está basado en las palabras de Hamán, que al inculpar al pueblo judío delante del rey Ajashverosh, le dijo: “Ieshnó am ejad mefuzar umeforad” (Hay un pueblo desmembrado y desunido... Meguilat Esther Cap. 3). Según el Talmud, Hamán dijo esto para calmar el temor de Ajashverosh del posible castigo de D”s por querer destruir al pueblo de Israel. Al estar el pueblo “desmembrado y desunido”, no habría de qué temer... D”s no lo ampararía en ese estado. El envío de comidas, demuestra entonces la unión entre los judíos, revirtiendo lo que alegó Hamán.
Ahora que llegamos a este concepto, deberíamos estudiar la Mitzvá en consonancia con la idea que la justifica. (No entra tado. El envío de comidas, demuestra entonces la unión entre los judíos, revirtiendo lo que alegó Hamán.
Ahora que llegamos a este concepto, deberíamos estudiar la Mitzvá en consonancia con la idea que la justifica. (No entramos aquí en las leyes establecidas del Shuljan Aruj, sino en el ánimo de la ley).
Según la disposición, es suficiente con enviar “Mishloaj Manot” a una sola persona. Pregunta: ¿A quién enviar?
Propongamos: 1. ¿Al mejor amigo? 2. ¿A la persona con quien se quiere “quedar bien”? 3. ¿Al que me manda Mishloaj Manot a mi...? ¿A quién enviar?

Efectivamente, enviando a cualquiera de ellos, se cumplió con la Mitzvá. Sin embargo, no sé si esa es la idea. Quizás tendría más sentido tratar de pensar en las personas con quien hubo algún roce o algún malentendido. Habitualmente sucede que experiencias negativas con otros seres humanos quedan “colgadas” por mucho tiempo. Pareciera ser que prescribieron con el correr de las circunstancias. Cada uno hizo su vida y la cosa quedó en el olvido... aparentemente. Hasta que vuelve a la superficie, o quizás no se muestren los síntomas del rencor jamás, pero quedó el dolor. ¿Cómo corregir el pasado?
El día óptimo del año para reconciliarse entre las personas (si bien no se debe esperar hasta esa fecha) es Iom Kippur. En hebreo se denomina Iom HaKipurim, que también se puede leer de manera que signifique “KePurim” (= equivalente a Purim). ¿Qué tienen en común estas dos celebraciones? ¿No es Iom Kippur un día de ayuno, mientras que Purim es un día de comer y beber? Sí, pero ambos poseen una característica similar en el sentido que en ambos, de distinto modo, se puede lograr la fraternidad entre los Iehudim. Podemos pasar entonces, a la siguiente pregunta:
¿Qué enviar, y cuánto? Bien. No siempre “más” es “mejor”. Más que la cantidad de lo que uno está enviando al otro, está el sentimiento del gesto, y el hecho que, a través del paquete, uno está demostrando la estima personal que tiene por el otro.
¡Qué áspera que es la estrategia de analizar quién es el que envía Mishloaj Manot primero, y quién el que devuelve! En el momento de cumplir una Mitzvá que debiera acercar los corazones de la gente, ¿puede uno estar investigando las pulseadas de poder entre las personas?

Un concepto más. Es verdad que puede ser incómodo ir hasta la casa del otro. (¡No, si lo apreciara de verdad!). reflexione en cuánto significado tiene para la gente el hecho de que se entregue una participación de una boda personalmente en su domicilio…
¡Por lo tanto, no entregue su Mishloaj Manot en el Bet haKneset! Pues sería la mejor manera de darle la razón a Hamán (“existe un pueblo desmembrado y desunido...”) al entregar un Mishloaj Manot en la sinagoga delante de otra persona discriminando públicamente, a quien uno no le da...
Las palabras del Kitzur Shulján Aruj al respecto son ampliamente claras para interpretar el espíritu de estas leyes: Uno debe dedicar más fondos a la Mitzvá de Matanot LaEvionim, alegrando de ese modo a necesitados, viudas y huérfanos, que lo que gasta en la Seudá de comida y los obsequios (Mishloaj Manot) que remite a los amigos...

Era Purim. Su marido se había ido ya hacía dos horas, después de haberle leído la Meguilá. Postrada en la cama del hospital, la señora se imaginaba a sus niños corriendo para entregar Mishloaj Manot. Mientras le venían a la mente recuerdos de su niñez, de las obras teatrales que preparaban en la escuela para Purim y el ambiente alegre que se engendraba en la época de Purim, los ojos se le llenaban de lágrimas. Sumida en la miseria del efecto de quimioterapia y con un horrible sentimiento de soledad, decidió que, si D”s le permitía vivir y restablecerse hasta el Purim siguiente, haría todo lo posible para que otros no necesitaran padecer la melancolía que sufría ella en ese momento.
Efectivamente, a las dos semanas le dieron el alta y a los dos meses estuvo de vuelta en el trabajo. Cuando se acercó Purim del año siguiente, recordó su promesa e inició las averiguaciones para ver en qué podría ser útil. Se contactó con las organizaciones de Bikur Jolim, pero ya había demasiados voluntarios para visitar enfermos. Averiguó si hacía falta acercar a parientes con su auto a algún hospital, pero no: ya estaban todos acomodados. Buscó otras maneras de poner en práctica sus servicios y su buena voluntad, pero no hubo caso. Se sintió desilusionada y fracasada por no poder llevar a cabo algo importante. Sentada en la cocina en Purim, sonó el teléfono. Era su mamá. Luego de intercambiar los saludos y deseos habituales, la mamá compartió con ella su sensación de desamparo: “Purim es un día tan difícil... en Purim todos corren, mientras que personas como yo que no manejamos, estamos sentados solos esperando alguna alegría...”
Mientras la madre le hablaba, se le ocurrió. “Mi madre también es una ‘persona’. Ella también sufre por la incomunicación. Mientras yo busco lejos de mi casa para encontrar gente a quienes poder servir, las personas que me necesitan están tan cerca mío...”
Al rato, estaban sentados ella, su marido y sus tres pequeños en el auto encaminados hacia la casa de su madre, donde permanecieron durante dos horas.
(adaptado de “Echoes of the Maggid de R. Paysach Krohn - Artscroll)
(Algunos de los conceptos fueron extraídos de un artículo de Sara Shapiro de la publicación “The Jewish Observer”)


Las Mitzvot de Mishloaj Manot (dos comidas a una persona), Matanot LaEvionim (dinero para dos comidas a dos pobres) y la Seudá (cena) de Purim, se cumplen en el día de Purim para hombres y mujeres.

La Meguilá debe ser escuchada por hombres y mujeres en la noche de Purim y nuevamente en el transcurso del día.

Dado que este año Purim es en viernes, se debe comer la Seudá preferentemente antes del mediodía, pero si no se llegó, se puede celebrar después.
Tal como lo he hecho en otros años, vuelvo a solicitar que no se entreguen los Mishloaj Manot en el predio la Comunidad.

 

La tribuna Judía 43

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